Por Miguel Bonasso
Si el lunes la gente
no puede retirar más que mil pesos por mes, se acabó el
sistema de depósitos a plazo fijo en la Argentina. Así de
simple y así de grave, dijo el gobernador de Santa Cruz,
Néstor Kirchner, en entrevista exclusiva con Página/12.
Kirchner, otro mandatario justicialista con aspiraciones presidenciales
para el 2003, fustigó duramente al ministro del Interior, Ramón
Mestre, por haber declarado que la designación de Ramón
Puerta como presidente provisional del Senado había provocado la
tensión financiera del fin de semana. En cambio, tuvo palabras
amables para dirigentes del Polo Social, el ARI y el Frepaso, como Aníbal
Ibarra y el propio Chacho Alvarez. También apoyó la iniciativa
de Víctor De Gennaro y la CTA de establecer un subsidio para los
jefes de familia desempleados.
¿Cómo ve la limitación para retirar depósitos?
Como una gran defraudación a la gente, que perjudica a los
ahorristas de todos los tamaños sin excepción, dinamita
el sistema de depósitos a plazo fijo y hace trizas esa seguridad
jurídica que este gobierno se jacta de ofrecer a los inversionistas.
O si no, dígame ¿quién va a depositar el lunes? ¿Quién
va a repatriar los dólares que tiene fuera del país? Este
es un secuestro de dinero por parte del Gobierno similar al que nos hicieron
a las provincias con la coparticipación. Y demuestra lo poco que
vale la ley en la Argentina actual. Así como se violó la
ley de Coparticipación ahora se viola la ley de intangibilidad
de los depósitos.
Según el ministro del Interior, Ramón Mestre, la designación
de Puerta generó la tensión financiera del fin de semana...
Es un acto de reduccionismo y simplismo político sin precedentes.
Muy poco serio y muy poco responsable. Me hace gracia porque cuando los
peronistas estamos en el gobierno las culpas son nuestras, pero cuando
están los radicales son de la clase política. Pero la gente
sabe quiénes han demostrado, una y otra vez, una total ineptitud
para gobernar.
¿Es un golpe del PJ, como dice el Gobierno?
Quienes hablan de golpe entienden poco lo que está pasando
en la Argentina. En cualquier democracia moderna, parlamentaria, el triunfo
de la oposición llevaría a la renuncia del primer ministro,
a la convocatoria de elecciones anticipadas para adecuar la conducción
del estado a lo que la gente expresó. Si no, ¿la gente para
qué vota?
Los radicales contestarían que éste es un régimen
presidencialista...
No les reconozco autoridad moral en este tema, porque en la provincia
de Buenos Aires, en 1997, cuando Duhalde perdió las elecciones
con Graciela Fernández Meijide, la presidencia del Senado provincial
fue ocupada por el ganador de las elecciones, que fue la Alianza. Lo que
pasa que Puerta viene también a expresar una necesidad. Nosotros
lo impulsamos para presidente del Senado, porque la gobernabilidad no
se debe garantizar solamente para De la Rúa. Se debe garantizar
para las 24 gobernaciones y dentro de éstas para las 14 que ejerce
el justicialismo. Entonces, entre tener con todo respeto al
senador Mario Losada que se limita a decir Buenos días, Fernando;
buenas noches, Fernando, es mucho mejor tener un presidente del
Senado que le exprese lo que está pensando la primera minoría
en la Argentina, lo que va a evitar un montón de desencuentros.
¿Todos los justicialistas estuvieron de acuerdo en la designación
de Puerta o hubo algunos más sensibles a las protestas del Gobierno?
Primero nos pusimos de acuerdo en el Frente Federal de gobernadores
y luego nos fueron acompañando distintos sectores. Algunos con
más entusiasmo, otros con menos y no faltaron los que tuvieron
muy poco.
¿Quiénes integran el tercer grupo?
(Kirchner se ríe. No contesta.)
No cuesta imaginar quiénes. Para la sociedad hay como una
suerte de pacto entre el delaruismo y un sector del peronismo. ¿Es
así?
Es evidente que hasta ahora el pacto se dio entre el Gobierno y
lo que usted y algunos colegas suyos llamaron la Banda del Senado,
cuyo principal exponente fue el ex presidente del bloque justicialista
Augusto Alasino. Basta recordar la ley laboral como emblema de todo esto.
Y otras canonjías que se otorgaron después, como ciertas
embajadas. Ese concordato le dio viabilidad a una Argentina cada vez más
ilegal e injusta.
¿Y cómo se rompe ese pacto?
La única receta es volver a las fuentes: a las necesidades
concretas y cotidianas de la gente.
Pero la sociedad parece alejarse cada vez más de la política...
Efectivamente, por varios motivos. Hay una gran campaña contra
la política. Hay sectores del establishment que tratan de igualar
a toda la clase política en un acto que me parece extremadamente
peligroso. Por otro lado, también es cierto que una parte considerable
de la clase política hace mucho para darle la razón a estos
sectores del poder económico. ¿Cómo se sale de esto?
Renovando fuertemente esa clase política. La gente tiene que tener
el coraje y la decisión de hacerlo. Hay que vencer a los aparatos,
las estructuras millonarias que están por detrás. La gente
tiene que animarse a dar un salto para buscar opciones diferentes. Que
no van a encontrar en los dirigentes tradicionales. Si la gente sigue
optando por los viejos liderazgos del radicalismo, el peronismo o incluso
otras fuerzas supuestamente progresistas, no tenemos destino.
¿Cómo vivió el regreso de Carlos Menem?
Menem refleja el pasado. Lo digo con absoluto respeto porque no
me gustan las descalificaciones personales. Y será la historia
la que determinará qué significó Menem para la política
argentina. Yo tengo una visión subjetiva de una historia de la
cual soy parte... Menem apareció como una esperanza. Hubo sectores
populares muy fuertes que lo acompañaron. Y en el gobierno tuvo
algunos aciertos. Yo lo puedo decir porque durante la mayor parte de su
gobierno tuve grandes diferencias con él. Bajar la inflación,
lograr cierto ordenamiento fiscal, ciertas políticas de inversión
hacia el interior del país que no se daban antes. Esto hay que
reconocerlo. Pero hubo un profundo desacierto: la generación de
un sistema en el que no alcanzaron a visualizar que la concentración
económica y la distribución injusta del ingreso...
...no alcanzaron a visualizarlo o formaba parte del proyecto?
En un primer momento podía pensarse que no lo visualizaban,
pero a medida que fue pasando el tiempo se pudo ver claramente que en
la Argentina se estaba imponiendo un nuevo modelo de acumulación
y poder cuyos actores eran los opuestos a los que habían elegido
a Menem presidente. Un esquema que ya estaba muy claro en el segundo mandato
y siguió después, en el gobierno de De la Rúa. Y
continúa intocado.
Usted se postula como candidato a presidente para el 2003, pero
la mayoría de la gente no lo ve en carrera...
Tiene que ver con un problema cultural de la Argentina... Aunque
las encuestas son muy favorables e indican que vamos creciendo. Basta
preguntarle a encuestadores como Zuleta Puceiro o Artemio López
que han ido registrando una imagen positiva. Pero, claro, la gente dice:
bueno, este muchacho puede funcionar, pero viene de una provincia
con 200 mil habitantes, ¿cómo va a hacer para pelear con
las estructuras y aparatos de Buenos Aires? ¿O contra la imponente
Córdoba? ¿O Santa Fe? ¿O la plata del menemismo?
Evidentemente si uno hace un análisis tradicional, la campaña
mía sería la campaña del Quijote. Pero si la gente
está dispuesta a cambiar en serio, podrá apreciar a un hombre
que tiene una historia que puede mostrar porque es una historia y no un
prontuario.
La experiencia nos dice que el poder financiero es hegemónico
en nuestro país desde la dictadura militar.
Es cierto. El poder financiero es el poder en la Argentina. Hay
que reconocerlo. Yo, sin embargo, aspiro a conducirlo, a que se mueva
dentro de las reglas que nosotros necesitamos como país, que vea
que hay un poder político que lo conduce, que vea que no todos
los políticos doblan la rodilla porque reciben dinero para sus
campañas y acaban siendo empleados de ese poder financiero. Por
eso, más allá de la candidatura presidencial, quiero ser
parte de una nueva forma de construir el poder político en la Argentina.
Que debe pasar por la decisión de la sociedad de cambiar el modelo
y por una recomposición de las alianzas, porque hoy subsisten muchas
alianzas contra natura. Hay todavía gente ligada a este gobierno
que puede incorporarse al nuevo proyecto estratégico. Bienvenida.
|