Por Victoria Ginzberg
El médico policial Jorge
Bergés será interrogado el miércoles por el juez
federal Roberto Marquevich. El magistrado tiene en su poder una partida
de nacimiento firmada por el represor y sospecha que el niño anotado
allí es hijo de desaparecidos. Bergés ya está preso
por haber participado de la apropiación de una niña, Carmen
Gallo Sanz. Esta nueva citación, que complicará su situación,
demuestra que los profesionales de la salud que se pusieron al servicio
de la tortura, la muerte y el robo de niños, y que hasta hace poco
continuaban en libertad, también tienen que pagar sus culpas. Este
año no sólo fue preso el médico policial, sino también
Jorge Luis Magnacco, partero de la Escuela de Mecánica de la Armada
(ESMA).
Marquevich y las Abuelas de Plaza de Mayo sospechan que el varón
anotado en la partida de nacimiento que está analizando el juzgado
de San Isidro es hijo de los desaparecidos Susana Stritzler y Carlos Armando
Castro. La pareja fue secuestrada en la localidad de Boulogne Sur Mer
a fines de diciembre de 1976.
El padre de Susana declaró ante el magistrado que al entrar a la
casa donde fueron secuestrados su hija y su yerno encontró que
el departamento había sido vaciado. En la puerta de entrada había
rastros de sangre y en el piso estaban la libreta de enrolamiento de su
hijo Carlos Armando y un par de anteojos atravesados por balas. Germán
Stritzler supo por un matrimonio vecino que su yerno había sido
asesinado en el lugar y que a Susana, que estaba embarazada de ocho meses,
le vendaron los ojos y la cargaron en un camión tipo ambulancia.
En marzo de 1977 una persona le dijo que su hija estaba en Campo de Mayo,
un lugar del que no se volvía, pero también
obtuvo otras versiones contradictorias. Marquevich ya ordenó que
se realicen los exámenes para saber si el niño anotado por
un matrimonio de civiles en enero de 1977 como nacido en Wilde es el hijo
de Susana y Carlos Alberto, aunque no se descarta que pueda ser de otra
pareja de desaparecidos. Los supuestos apropiadores del niño también
fueron citados esta semana.
No es la primera vez que Marquevich intenta detener a Bergés por
su participación en el robo de bebés. En 1995 el juez de
San Isidro lo arrestó en el caso de Carlos DElia, que fue
anotado como hijo propio por el marino Carlos De Luccia y su mujer. Carlos
o Martín, como querían llamarlo sus padres nació
en el Pozo de Banfield, pero en la falsa partida de nacimiento que firmó
Bergés figuraba que el parto había ocurrido en una clínica
de Quilmes. Marquevich puso al médico tras las rejas pero la Cámara
de San Martín lo liberó porque consideró que su participación
en el delito se limitaba a la rubricación del acta y que el hecho
estaba prescripto. Pero este año la Justicia argentina revisó
ese criterio y otros tribunales estimaron que los médicos fueron
un engranaje importante dentro del plan para de robo de bebés.
La Cámara Federal de La Plata y la de Capital confirmaron los procesamientos
de Bergés y Magnacco como partícipes necesarios
de las del delito de apropiación de menores. El tribunal de San
Martín tendría ahora con el nuevo caso que está
investigando Marquevich la oportunidad de revisar su posición.
Estamos logrando hacer justicia con relación a los médicos.
Porque sin su intervención en la atención de
los partos en los centros clandestinos, el secuestro y la desaparición
de menores no hubiera sido posible, aseguró Alcira Ríos,
abogada de Abuelas de Plaza de Mayo.
La participación de Bergés en la represión ilegal
durante la última dictadura militar no se circunscribe al robo
de bebés; también intervenía activamente en las sesiones
de torturas de los subordinados del general Ramón Camps. Durante
el juicio a las Juntas, el periodista Jacobo Timerman relató cómo
el médico le sostenía la lengua mientras era torturado para
que no se ahogara sin hablar. El médico policial fue condenado
a seis añosy medio de prisión en 1987. Soy el Mengele
argentino se burló ante el tribunal. Poco después
fue beneficiado por la ley de Obediencia Debida.
Al arresto de Bergés en La Plata ordenado por el juez federal
Arnaldo Corazza a principios de abril de este año le siguió
el de Magnacco. Cuando la jueza federal María Servini de Cubría
interrogó al marino por su responsabilidad en la apropiación
del hijo de los desaparecidos Patricia Roisiblit y José Manuel
Pérez Rojo, el médico admitió haber asistido dos
nacimientos en la ESMA, pero sólo reconoció entre las detenidas
a Silvia Labayrú, quien recuperó su libertad junto con su
bebé.
Yo no supe, no lo pregunté, ni me lo informaron, pero al
momento en que el doctor Ricciardi, quien era jefe del Departamento de
Sanidad de la ESMA, me ordenó asistir a una chica que había
en la misma, me manifestó que debía ceñirme a cumplir
mi labor profesional, dado que ella no podía ser trasladada al
Hospital Naval de Buenos Aires, fundamentalmente en la Cámara de
oficiales se rumoreaba que habría en la ESMA un subdestino, un
centro para el control antisubversivo, al cual se enviaba personal superior
y subalterno, en comisión por períodos de poco tiempo,
contestó Magnacco cuando la jueza le preguntó en calidad
de qué estaban las mujeres secuestradas en la ESMA.
Tres sobrevivientes de ese centro clandestino, Sara Solarz de Osatinsky,
Amelia Larralde y Ana María Martí, declararon que allí
hubo al menos 17 mujeres embarazadas y, salvo dos, todas fueron atendidas
por Magnacco. Aseguraron también que supieron por la sobrina del
dictador Emilio Eduardo Massera, que también estaba detenida, que
en el Hospital Naval había un aviso que decía que las
parejas que no podían tener hijos podían presentarse para
adoptar hijos de guerrilleros muertos.
Los jueces Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Luraschi consideraron
probado que Magnacco fue el médico que atendió a Patricia
Roisiblit, hija de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. No les
convencieron las palabras del acusado, quien durante la dictadura fue
oficialmente jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del
Hospital Naval. Aceptar la presencia de mujeres en un destino eminentemente
masculino para intervenir en un parto en las condiciones de clandestinidad
en que éstos se efectuaban, de precariedad en el instrumental como
surge de los múltiples relatos, sin contar con la historia
clínica y omitiendo dejar registro de su actuación profesional,
resultan indicios suficientes que permiten acreditar, a esta altura del
proceso, la participación consciente y voluntaria del imputado
en el delito, en calidad de partícipe necesario, afirmó
la Cámara.
Magnacco deberá afrontar en poco tiempo otra citación y
seguramente un nuevo procesamiento. Esta vez por el caso de la hija de
María Hilda Pérez de Donda, también nacida en la
ESMA. Los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado solicitaron esta
semana que el médico sea llamado a prestar declaración indagatoria.
Agatino Di Benedetto, Carlos Rafinetti y Julio César Caserotto
son otros médicos éstos participaron de la maternidad
clandestina que funcionó en el Hospital Militar de Campo de Mayo
que están involucrados en partos de niños desaparecidos.
Y siguen en libertad. Todos admitieron que en el hospital militar había
un área en la que se atendía a mujeres que eran llevadas
por el personal de inteligencia y donde tenía activa participación
el mayor médico Atilio Bianco, condenado por la apropiación
de dos menores que aún no recuperaron su identidad. Incluso, el
testimonio de Caserotto, que afirmó que había órdenes
orales y escritas para asistir a las embarazadas clandestinamente
contribuyó a que el dictador Jorge Rafael Videla volviera a prisión.
También el director general de Sanidad del Ejército, general
de brigada Félix Juan Domínguez, tiene una cuenta pendiente
con la Justicia. Durante la dictadura, fue jefe delsector Epidemiología
del Hospital Militar de Campo de Mayo, donde se instaló la maternidad
clandestina.
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