Por Marcelo Justo
Desde Madrid
A fines de los 70 era un hijo
más del exilio, que de la noche a la mañana revolucionó
el rock español con su banda Tequila. Hoy es uno de los productores
musicales más importantes de España y graba en Argentina,
Brasil, Cuba y México. Alejo Stivel tiene sangre artística
en sus venas: su padre es David Stivel; su madre, la actriz teatral Zulema
Katz; su padrastro, el poeta Paco Urondo. Sigue delgadísimo y tiene
menos pelo, pero sus módicos 42 años no le han quitado una
pizca de pasión y energía. Está entusiasmado con
su proyecto de Internet. Es un website que además es una
compañía discográfica, para que los músicos
y las bandas manden sus demos. Es una propuesta para que todo el mundo
tenga una oportunidad de dar a conocer su música y de grabar, especialmente
para la gente que está lejos de los grandes centros o no tiene
los contactos necesarios para llegar a las compañías,
explica.
En setiembre de 1976, a los 17 años, salió de Buenos Aires
en medio de un clima personal y colectivo apocalíptico.
Mi padre ya se había ido unos meses antes a Colombia, amenazado
por la Triple A. Tenía familiares desaparecidos, el clima que se
vivía en la calle era de terror, un par de veces que me paró
la cana en la calle pensé que me moría. Pero lo que definió
la cosa fue la muerte, en un enfrentamiento, de Paco Urondo, que había
sido marido de mi mamá y un verdadero padre para mí. En
cuestión de semanas tuvimos que irnos, cuenta hoy en un bar
de la Plaza Colón, en pleno centro de Madrid. El viaje a España
en barco es un recuerdo inolvidable que parece una escena del Mi Buenos
Aires querido de Gardel. Con mi madre nos quedamos a bordo, mirando
cómo la ciudad se empequeñecía. Era una sensación
desoladora, porque veías que la ciudad se te escapaba y se volvía
literalmente lejana. Buenos Aires tardó unas tres horas en desaparecer
por completo.
La España que encontró estaba saliendo de la larga sombra
del franquismo y avanzando con temor hacia la democracia. Lo primero
que percibí fue la sensación de libertad. Era todavía
verano y me resultaba increíble poder pedirle fuego a un policía
o sacarme los zapatos en una plaza sin tener miedo a que me pudiera pasar
algo, rememora. En esa España de la transición, Alejo
se encontró con una ventaja inesperada. España era
un páramo musical. Se cantaba rock en inglés, como en la
Argentina de los 60 antes de Los Gatos. Lo que había sucedido en
Argentina unos diez años antes, acá todavía no había
ocurrido. Como Argentina era la primera potencia del rock en español,
yo traía conmigo la gran universidad de grupos como Manal, Almendra,
Vox Dei, Sui Generis..., dice.
La otra ventaja era que su alma mater de Buenos Aires, Ariel
Rot, había seguido los mismos pasos que él unas semanas
antes. En realidad había sido todo coordinado. Una noche
nos reunimos en Buenos Aires mi mamá, yo, Ariel, Cecilia (Roth)
y sus padres y se decidió que fuéramos todos juntos a Madrid
para que nosotros pudiésemos tener una continuidad con Buenos Aires
y estar en el mismo lugar con nuestros mejores amigos. Si no hubiera sido
por esa reunión, quizás hubiéramos ido a México
porque mi madre tenía muchos amigos allá, dice. La
historia suya y probablemente la del rock español hubiera sido
en ese caso distinta, pero lo cierto es que en Madrid reanudó con
Ariel una relación musical que ya había empezado a dar frutos
en Buenos Aires. Nuestro primer single y uno de nuestros temas más
conocidos, que ahora la revista Rolling Stone de España puso 12
en el ranking de los mejores 100 temas españoles, Necesito
un trago, lo compuse en Buenos Aires. La letra original decía
... estoy aquí en Buenos Aires muy aburrido.... La
cambié cuando llegué a España.
El éxito fue arrollador. En febrero de 1978 salió Necesito
un trago. Unos tres meses más tarde, el primer Long Play,
Matrícula de Honor, vendióunas 200 mil placas y los catapultó
como el primer grupo de España. Tequila abrió un mercado
musical y creó para mucha gente una opción de vida. Gente
que no se planteaba dedicarse a la música, que era algo muy minoritario,
vio que era posible. Durante cuatro años y cuatro LP parecieron
navegar sobre una ola eterna de éxitos, pero hacia 1983 la fiesta
estaba tocando su fin. Nos separamos por muchas razones. Es raro
que las bandas duren más de siete u ocho años, porque convives
como en un matrimonio, nada más que multiplicado por el número
de integrantes que haya. Y la gente cambia con el tiempo. La coincidencia
de metas, inquietudes, gustos, que había, deja de existir. Además
estaba la presión constante de las compañías, las
drogas, la saturación de la gente porque en ese momento éramos
lo único que existía.
Como después de toda fiesta, llegó la resaca. Durante
tres años no hice nada. Salía de noche, tomaba mucho alcohol,
drogas, me despertaba tarde y al otro día empezaba de nuevo.
En una de esas noches, se encuentra con un músico español
que tenía un estudio de grabación y le sugiere que formen
una sociedad. Durante tres años grabó jingles comerciales
hasta que a principios de los 90 formó su propia compañía.
El comienzo fue muy duro. España empezaba a vivir su propia resaca
con la recesión del 92, que siguió a lo que había
parecido la eterna fiesta de los socialistas de Felipe González
en el poder. No se grababan discos, no se hacía publicidad,
tenía un estudio muy caro, estaba lleno de deudas. En el 95
empecé a salir del pantano y llamé a una amiga de una agencia
de publicidad que se quedó a cargo del día a día
con los jingles, lo que me permitió dedicarme de lleno a la producción
musical.
Con La oreja de Van Gogh que vendió unas 700 mil copias se puso
en el mapa de la producción musical. 19 días y 500 noches
fue otro gran salto. Con 800 mil placas, fue el disco más vendido
de Joaquín Sabina, arrasó con los premios musicales y los
críticos lo pusieron por las nubes. Después de ocho años,
pudo empezar a imaginar proyectos y producirlos sin el continuo acoso
de las cuentas y las deudas. Esto le permitió despegar, producir
hasta 16 discos por año, una burrada, y diversificarse.
Uno de sus discos más queridos es el Usar y tirar de M-Clan, una
banda rockera underground que estaba en estado de turbulencia cuando él
pasó a producirla y que vendió 200 mil placas el año
pasado, convirtiéndose en el grupo más importante del rock
español. Este año hice dos discos en México
con un grupo de funkie setentero que se llama Plástico
y otro de un rock muy charro que se llama La Catrina. En Argentina
hice el disco de Daniela Guerrero y antes había concretado el doble
Convocatoria, de Claudio Gabis. En Brasil hice una colaboración
con Fernanda Abreu, una rapera muy famosa. En todo este tiempo, también
he hecho muchos discos con artistas cubanos.
En cuanto a la música actual, Stivel es optimista. Yo me
resisto a decir que todo tiempo pasado fue mejor. Evidentemente los 60
fueron la explosión de la fórmula del pop que se mantiene
hasta hoy. Todo era mucho más virgen, todo estaba por hacerse y
había una extraordinaria explosión de creatividad. Sin duda
esa fórmula está hoy desgastada. No hay Beatles o Beach
Boys. Lo que hay muy interesante es la mezcla que se puede hacer de lo
cubano, lo brasileño, lo español, es decir, la incorporación
y mezcla constante de las distintas músicas del mundo para producir
algo nuevo. En el futuro, ve un creciente acercamiento entre la
música latina y la dominante en el mercado, la anglosajona. Por
el momento el producto que entró en el mercado anglosajón
es Ricky Martin, una versión estereotipada de lo latino. Pero más
allá de que a uno le guste o no, Ricky Martin tiene la virtud de
haber abierto un camino que se podrá aprovechar para hacer otras
cosas. En cuanto a la música argentina, Alejo mantiene su
vieja admiración, pero considera que hay una urgente necesidad
de renovación. Sin querer ofender a nadie, creo que no está
pasando su mejor momento.Ha perdido un poco la personalidad que tenía
en los 60 y 70. Me parece que necesitaría aprovechar mejor las
posibilidades de mezcla que hay entre distintos estilos, concluye.
Un site que es todo
oídos
El sueño de Alejo Stivel es una dirección de Internet
que funciona desde el 23 de abril: www.duca2music.com. Está
abierta a todos los músicos. La idea es que envíen
una maqueta con cuatro temas, que se podrán oír en
este sitio. Pero además va a haber una votación del
público y los que más gusten serán editados
como disco. Incluso pensamos hacer una recopilación con los
que no hayan sido los ganadores, pero hayan sido muy votados,
dice Alejo.
Es una idea que viene funcionando en el mundo anglosajón
y que le anda dando vueltas desde hace tiempo. Hoy en día
es muy complicado grabar un disco. Normalmente lo que un grupo hace
es mandar su maqueta a la compañía. La recibe el director
artístico y, si puede, la escucha y si no la deja en un armario.
No es mala voluntad. Simplemente no tiene tiempo de oírlas
porque tendría que dejar de trabajar para escuchar toda la
música que anda dando vueltas. Lo digo por experiencia propia.
Como www.duca2music.com es un sitio, el número potencial
de oyentes se amplía a todo el que tenga acceso a la red.
Los amigos, pero también cualquiera que se le ocurra.
Hay mucha gente que está a la búsqueda de lo que las
compañías no pueden producir, que es mucho. Entre
multinacionales e independientes hay unas 10 compañías
que a lo sumo editan dos nuevos artistas por año. Muchos
grupos terminan deshaciéndose y dedicándose a otra
cosa porque las maquetas no salen de las cuatro paredes de una oficina.
Con este sitio un grupo de Catamarca, Monterrey o Antofagasta, o
uno de Buenos Aires, Lima o Ciudad de México, tienen acceso
a los sellos. Es la parte positiva de la globalización. Similar
a las fusiones de estilo, a lo que pasó con el Buena Vista
Social Club: la posibilidad de recuperar músicas que podían
terminar en el olvido.
|
|