Aciertos propios, errores ajenos y alguna ayudita extra le permitieron a Guillermo Ortelli consagrarse por tercera vez en su carrera como campeón del Turismo Carretera. En el camino quedó el piloto que, a los 35 años, sigue sin poder conseguir un título de la categoría más popular de la Argentina: Omar Martínez, por tercer año consecutivo subcampeón del TC.
“Es el más lindo de todos, porque veníamos a ganar y Dios quiso que se diera así. ¿La principal virtud? Tener un gran equipo, desde mi viejo hasta el último mecánico. Esa es la virtud para esto”, dijo Ortelli.
A los 28 años, el piloto de Salto (provincia de Buenos Aires), tiene el halago de ser el corredor más joven en haber conseguido un título de TC e igualó a otros ídolos de la categoría como Roberto Mouras y Oscar Castellano, en cantidad de campeonatos.
“Durante la carrera venía muy seguro; eso sí, tomé muchas precauciones cuando entró el auto de seguridad. Este nuevo título se lo quiero dedicar a todos, a mis viejos, a mi novia, al equipo y a la hinchada de Chevrolet”, agregó. Ortelli ya avisó que se irá “caminando hasta Luján”, como sucediera tras la consagración del año pasado.
“Esto es un triunfo de todos los muchachos. Quiero reconocer el trabajo de todos en las personas de Sandro Crespi y Jorge Pedersoli, quienes dirigieron las tareas tanto en el chasis como en el motor”, agregó.
“Creo que se dio todo el trabajo planificado y por ello, durante todo el fin de semana estuvimos tranquilos y optimistas de lo que podía pasar en la carrera”, señaló el piloto de Salto. “El auto rindió a la perfección pese a los kilos de lastre que llevamos y nuestra prioridad fue siempre estar delante del Gurí para tener posibilidades.”
El campeón hizo en Río Gallegos todo lo que tenía que hacer: poner su auto a punto, ganar su serie y cuidar su auto, terminar la final lo más adelante posible, seguir cuidando el auto y esperar. De más está decir que todo le salió bien.
Es cierto que sufrió algún susto, como un fuera de pista en la serie, que no le impidió ganarla, pero evitó que fuera la más rápida de las tres baterías clasificatorias, y después alguna apretada de Rubén Salerno en la final. Como en toda competencia, y especialmente en aquella que se corre en desventaja, Ortelli debía esperar que Martínez se equivocase o tuviera mala fortuna. Y el entrerriano no sólo se equivocó sino que también se encontró en la pista con pilotos que le complicaron la vida.
Martínez tuvo complicaciones porque, además de las limitaciones que le imponía su auto, en la pista se encontró con Marcos y José Luis Di Palma, quienes con maniobras al límite, o quizá no, de lo reglamentario entorpecieron su andar y lo demoraron. Pero también se equivocó en la final, cuando en el frenaje de una curva, en la octava vuelta, se pasó y le pegó al Dodge de Tito Bessone (quien pocos metros antes había protagonizado un roce con Marcos Di Palma). Ese error le costó un pare y siga en boxes y acabó con sus sueños de campeonato.
Ni siquiera la voluntad que puso su coequiper Claudio Bisceglia (que tuvo el mejor auto de todo el parque y se llevó la victoria de punta a punta), para hacer la carrera lenta y frenar el avance de Ortelli, le sirvieron al entrerriano.
Por momentos, el Chevrolet de Ortelli volvió a ser el mismo auto de mitad de temporada, el que ni siquiera el lastre podía frenar cuando el piloto de Salto se proponía buscar el resultado más conveniente, y eso también fue fundamental.
A pesar de que tenía todo perdido, Ortelli apareció en el momento justo y consiguió su tercer título en el TC. En cambio, Omar Martínez falló cuando menos tenía que fallar, y volvió a quedarse en el umbral de la consagración. Ese, al fin y al cabo, se está convirtiendo en su cruz.

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