Por Raúl Dellatorre
Era
difícil creer que estuvieran compartiendo un mismo escenario económico,
pero ayer comerciantes y empresarios, banqueros, trabajadores informales,
empleados o ejecutivos de altos ingresos, y funcionarios, parecían
vivir en dos o tres realidades diferentes. Comerciantes y pequeños
empresarios se ven ante un cuadro dramático, con caída del
consumo y cortes en la cadena de pagos aún más profundos
que en la actualidad. Hasta empezó a circular la versión
de que miles de pymes acordarían una presentación masiva
y simultánea de pedido de convocatoria de acreedores. Los que trabajan
en negro preguntaban ansiosos cómo cobrarán
por sus tareas, sin que nadie les pudiera dar una respuesta tranquilizante.
En tanto, ferias y mercados de antigüedades que abren los domingos,
que atienden usualmente a clientes de muy altos ingresos, aseguraron haber
recibido una inesperada recuperación de sus ventas este fin de
semana, como no sucedía desde hace meses. Y, además,
en efectivo. Pero quienes hicieron manifestación de fe a las nuevas
medidas, sin más prevención que alguna crítica a
cómo se comunicaron, fueron los banqueros, que ayer volvieron a
reunirse con Domingo Cavallo. El ministro, en tanto, identificó
en su discurso por cadena oficial a un enemigo que no estaba en la cuenta
de la población: los fondos buitres. Previamente, el
Presidente de la Nación había adelantado el resultado parcial,
tranquilizando con una frase que trajo reminiscencias de otras guerras.
Estamos ganando la batalla, dijo enfático ante las
cámaras Fernando de la Rúa.
Cavallo volvió a tener una jornada movida. Puertas adentro del
Palacio de Hacienda, discutió y recibió informes sobre la
implementación de las medidas en el sistema bancario. Conversó
con representantes de bancos extranjeros y nacionales, privados y públicos.
Repasó con Roque Maccarone, titular del Central, las normas por
emitirse. Recibió múltiples apoyos y una recomendación
de los hombres de la city: mejorar la comunicación de las medidas
a la gente. Se dio una gran reacción en contra cuando sólo
molesta a los que trabajan o gastan en negro, fue el comentario
de un banquero que resumió el sentimiento del sector. Por la noche,
el ministro habló por cadena oficial tratando de corregir el supuesto
defecto.
Otras voces ligadas al sector financiero, daban su propia impresión
afuera de los despachos oficiales. Es lógico que los banqueros
aplaudan, si las medidas las decidieron ellos: el viernes fui testigo
de la conversación entre los máximos representantes de dos
bancos de primera línea, en la que uno de ellos sugería
que este lunes (por hoy) los bancos debían decidir no abrir aunque
no hubiera feriado, si Cavallo no sacaba algo de la galera para pisar
los depósitos; la sensación era que los clientes se iban
a llevar hasta los muebles, comentó el director de una entidad
fuerte de plaza.
Un mediano empresario, con activa participación en reuniones del
sector en las últimas semanas, pintaba anoche un cuadro pavoroso,
al cual no era ajeno el pico de presión que sufrió personalmente
ayer por la tarde. No menos de la mitad de las pymes tenemos al
menos parte del personal en negro, y sabemos que de blanquearlos no se
podría retener a todos; entonces, ¿cómo hacemos esta
semana para pagar los sueldos? Yo, como la mayoría, no tengo un
yate ni un country que pueda vender para poner la plata en la empresa,
respondió pensando en voz alta. Y se dio a sí mismo una
respuesta que, si bien no resuelve el problema, muestra una actitud preocupante:
los primeros diez días del mes no gasto un mango.
Tampoco hay expectativas en el sector de las pymes de que una baja de
las tasas de interés, si ocurre, vaya a solucionarle una parte
central de sus problemas. Un dirigente del sector apuntaba anoche a este
diario que en las encuestas que venimos haciendo con empresas del
sector, nos viene dando que el 80 por ciento ni siquiera marca al costo
financiero como un problema que le preocupe: no hay trabajo porque no
hay ventas, y donde hay ventas no se cobran; la cadena de pagos está
rota, y los cheques paracancelar compras ya se tiran a 180 días;
para peor, la sensación es que con este congelamiento de depósitos
se viene un futuro nefasto.
El comercio ve un panorama igualmente negro. La lectura que hizo la Coordinadora
de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME) es que se trata de otro
golpe al mercado interno, prevén una situación
dramática para los comerciantes que libraron cheques de pago
diferido y ahora se verán en dificultades para cubrir sus cuentas
corrientes con los cupones de tarjetas que reciban por sus ventas. Además,
la mayoría de los comercios de barrio no tienen instalados los
posnet para las consultas de saldos de tarjetas. En
el Gran Buenos Aires hay localidades completas en las que el pequeño
comercio trabaja sin tarjeta, y un poco más allá todavía
hay quienes van al almacén con la botella para cargar medio litro
de aceite, mostrando el contraste entre la realidad y los mecanismos
que se intentan imponer.
Si algo deja en evidencia la solución imaginada por el gobierno
para contrarrestar el ataque especulativo, es la diferencia de diagnóstico
entre el gobierno compartido por la banca y el empresariado
industrial y comercial. Ayer, Cavallo insistió, aunque sin mencionarla,
en la remanida teoría del círculo virtuoso entre generación
de confianza, baja en las tasas de interés y consecuente reactivación
de la economía. La realidad concreta descripta por comerciantes
y pymes refiere que el eje del problema es el consumo, y restringir la
circulación de dinero no puede tener otra consecuencia que agravar
el problema: esto es, más recesión.
Cavallo mencionó ayer en su discurso que el 97,5 por ciento de
los titulares de cajas de ahorro operan, en promedio, por menos de 250
pesos mensuales, el límite impuesto por las nuevas medidas. Sin
embargo, no eran los representantes de ese 2,5 por ciento de privilegiados
los que ayer manifestaban la mayor preocupación. En las ferias
y mercados de antigüedades ayer describían, gráficamente,
que este fin de semana volvieron a aparecer los billetes de 100
dólares. Esa franja de alto consumo, que había abandonado
sus paseos en busca de oportunidades de fin de semana desde
hace por lo menos dos meses, volvió a hacer compras este sábado
y domingo. Y en efectivo. ¿Cómo lo interpretaron los comerciantes
de esos centros? Esta gente se relajó, es como si hubieran
estado esperando medidas más duras y, de repente, vieron que este
esquema era, para ellos, manejable, respondió un atento observador
del comportamiento de su clientela. Estas medidas no van contra
ellos, remató, casi definiendo el carácter de las
mismas.
En cambio, todo aquel que cobra en la mano por trabajos que
no factura ni firma recibo (servicio doméstico, oficios personales
domiciliarios o empleados en negro del comercio y pequeñas
fábricas) se verá en la necesidad de acomodarse a las nuevas
condiciones o quedar afuera, ya no sólo de la formalidad sino también
del circuito económico. Se presume que no menos del 40 por ciento
de la población que trabaja está en esas condiciones, y
no necesariamente por capricho o inconducta de sus empleadores o contratantes.
Esa franja es, más que nunca, la población en riesgo frente
a las nuevas medidas, y pueden terminar siendo las víctimas de
un programa diseñado, antes que nada, para salvar al sistema financiero.
Aunque el ministro diga lo contrario.
El
vuelo de los fondos buitre
Domingo
Cavallo encontró a un nuevo enemigo: los fondos de inversión
que en el mercado se denominan buitre. Esas compañías
hacen negocios con la desgracia de endeudados en problemas, países
o compañías. Se dedican a comprar bonos a precios
desvalorizados, y cuando el deudor ya no puede hacer frente a los
compromisos y se presentan en convocatoria, esos fondos hacen sentir
el peso de esos activos que compraron a precio de liquidación.
Se dirigen ante la Justicia, preferentemente de Nueva York, y reclaman
el pago total de la deuda. Y presentan medidas de amparo para el
cobro solicitando el embargo de activos del país en problemas.
El negocio es sencillo: comprar bonos al 15 o 20 por ciento de su
valor, exigiendo luego de la cesación de pagos el ciento
por ciento de ese título. El caso más reciente y conocido
es el del Fondo Elliot, que adquirió 11 millones de dólares
de bonos peruanos y cuando se produjo el default de Perú
se dirigió rápidamente a la Corte de Nueva York. Consiguió
un fallo favorable y cobró 55 millones. Argentina quiere
evitar ese litigio y ya tiene contratado un estudio jurídico
americano para dar esa pelea. Por lo pronto, constituyó un
fondo fiduciario con los viejos bonos rescatados en
el último canje, que totalizan poco más de 40 mil
millones, el 45 por ciento del total. Con los bonos que espera conseguir
del tramo minorista aspira a superar el 50 por ciento, lo que le
permitiría tener votos decisivos en la junta de acreedores
que se reunirá en caso de que Argentina anuncie la cesación
de pagos y se presente en convocatoria.
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PAGOS
A JUBILADOS, SIN RESTRICCIONES DE EFECTIVO
Una
amnistía para blanquear
En
tono intimista estimados amigos, fue su comienzo,
hablando a las cámaras en segunda persona a usted...,
Domingo Cavallo se empeñó en explicar que las últimas
medidas no afectarán al grueso de la población y que, por
el contrario, se implementarán para proteger sus ahorros
de un enemigo terrible y malvado, los buitres, los mismos
que atacaron a Rusia, vencieron a Rusia y se enriquecieron a costa
de los rusos en 1998.
Durante todo el año 2001 han querido derrotar a la Argentina,
pretendían que el peso al abrir las operaciones del lunes (por
hoy) no valiera nada, pero un peso valdrá un dólar, y eso
es la convertibilidad, ahora y para siempre, afirmó el ministro.
Lo que queremos es evitar que Argentina entre en el caos, no estamos
para defender a los bancos, sino el ahorro y el dinero de la población,
dijo para justificar las medidas.
Más allá de las explicaciones y el tono épico que
imprimió a sus palabras, Cavallo formuló un par de anuncios
de trascendencia. Comunicó que los jubilados quedarán al
margen de las restricciones para el cobro de haberes. Cobrarán
igual que antes, en efectivo; ellos no tienen ningún tipo
de cuenta, por lo que las medidas no los afectan, señaló
sin hacer ninguna distinción sobre los montos de haberes a cobrar.
Por otra parte, para los trabajadores en negro que presten
servicio domiciliario, y para sus empleadores, se les otorgará
una amnistía por los aportes jubilatorios y previsionales
no realizados en el pasado, con sólo abrir la caja de ahorro
a sus empleados para que puedan operar a través de tarjeta de débito.
El ministro aseguró que las medidas anunciadas son consecuencia
de que nos querían obligar a devaluar el peso, nos
iban a obligar a cerrar el sistema bancario y, en consecuencia,
se resolvió este plan no para proteger a los bancos, sino
sus depósitos. Según recordó, los bancos
están obligados a otorgar un cheque de mostrador, u órdenes
de pago, para quienes no tienen chequeras por cuenta corriente y
quieran realizar pagos sobre sus saldos en cajas de ahorro. Por otra parte,
anticipó que los bancos extenderán hoy el horario de atención
para asesorar a sus clientes y recepcionar pedidos de emisión de
tarjetas de débito.
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