Por
Santiago Rodríguez
Los
veo a De la Rúa y a Cavallo como los talibanes en Kandahar, defendiendo
el último reducto fundamentalista y exponiendo a la población
a un bombardeo, señaló ayer a Página/12 el
flamante senador Rodolfo Terragno a propósito de las nuevas medidas
económicas. Dijo también que el problema no es si
hay algún buitre sobrevolando, sino por qué se dejó
una economía moribunda y advirtió por enésima
vez que el modelo económico está agotado y hay
que cambiarlo.
¿Hubo un ataque especulativo, como dijeron Fernando de la
Rúa y Domingo Cavallo?
Cuando se crean las condiciones, los especuladores aparecen. Pero
el problema no es si hay algún buitre sobrevolando, sino por qué
se dejó una economía moribunda.
Usted dijo que el Gobierno está en manos de Acción
por la República, ¿quiere decir entonces que no es De la
Rúa el que manda?
Está muy claro y el mismo día en que nombraron a Cavallo
dije que le habían otorgado la concesión del Ministerio
de Economía.
¿Cómo se sale de esta crisis?
He dicho mil veces que el plan Cavallo iba a producir exactamente
estos resultados y que lo que había que hacer era una reestructuración
de la deuda que no se ha hecho. Lo que se ha hecho ahora es una simulación
porque se emite un nuevo bono de la deuda con una tasa del 7 por ciento
y una garantía insuficiente que es la recaudación declinante
del Estado. Hay una negativa a sentarse con el conjunto de los acreedores
a plantear que hay que reducir drásticamente el servicio de la
deuda y/o un plazo de gracia suficiente para volcar esos recursos en la
reactivación, que es lo único que va a garantizar la cobrabilidad
de los créditos.
¿Quiere decir que el canje no es el éxito del que
habla el Gobierno?
Esto que se presenta como un éxito es un canje del 40 por
ciento de la deuda con una tasa de interés todavía muy alta.
Con eso el Gobierno dice que aspira a ahorrar 4 mil millones de dólares,
pero como con eso no llega al déficit cero simultáneamente
manda un Presupuesto que tiene un ajuste de 3800 millones en el gasto
primario. Se sigue la misma política que nos trajo hasta aquí.
Usted se preguntó públicamente qué hace
falta para admitir que esta política económica fracasó.
¿Cuál es su propia respuesta?
No la tengo. Al principio, cuando le vendieron al Presidente una
política de ajuste, yo no estaba de acuerdo pero entendía
que pudiera sentirse movido a comprar esa idea porque todos los economistas
y el sector financiero le decían que había que hacer un
ajuste y gran parte de los medios de comunicación se hacían
eco de eso; también los organismos internacionales planteaban el
ajuste y se le decía, me consta porque le fue dicho delante de
mí, que si hacía el ajuste el 2000 sería un año
duro, pero íbamos a conseguir el investment grade, a ganar las
elecciones del 2001 y a asegurarnos las del 2003. Puede haber hecho una
apuesta a eso y fracasó. Puedo entender, incluso, que con el síndrome
del jugador que no se resigna al fracaso y quiere apostar más para
recuperar, haya nombrado a Cavallo pensando que el hombre que había
estabilizado la moneda y tenía confianza y prestigio en el exterior
lo sacara de esto. Ahora, cuando ve que el desempleo pasó del 20
por ciento, que nos quedamos sin crédito internacional, que el
riesgo país está en 3200, que hay que semicongelar los depósitos,
no sé; los veo a De la Rúa y a Cavallo como los talibanes
en Kandahar, defendiendo el último reducto fundamentalista y exponiendo
a la población a un bombardeo.
¿Y cuánto tiempo de resistencia les queda?
A esta política, por lo menos, creo que muy poco tiempo.
El New York Times dijo que lo del sábado es un intento desesperado
por evitar el colapso bancario y la devaluación caótica
de un país al borde del default.
¿Coincide con ese análisis?
Y, sí. Cavallo también coincide, él mismo dijo
que de lo contrario no podían abrir los bancos hoy porque se iban
todos los depósitos.
O sea que se trató de una decisión acertada.
No es una decisión acertada, sino que cuando se llega a eso,
no se tiene otro remedio, es decidir con un cuchillo en la garganta. Ahora,
el tipo que lleva al país a esta situación tiene una responsabilidad
tan grande que no puede seguir manejando la economía.
Supuestamente estas medidas son por tres meses. ¿Cómo
imagina el día después?
Me cuesta mucho imaginar que se va a llegar al día 90 con
estas medidas. Me parece que han querido comprar tiempo y están
apostando a que en el ínterin puedan extender el canje a los acreedores
externos, que el FMI les libere la plata retenida y mientras tanto se
apruebe el Presupuesto, pero creo que todo eso son cosas que no se van
a dar.
¿Y qué cree que se va a dar?
El peor oficio que existe es el de agorero porque nadie quiere que
le pronostiquen que las cosas van a empeorar, pero me cuesta imaginar
que no empeoren; todas estas medidas aumentan la recesión y el
desempleo.
¿De la Rúa llega al 2003?
Ese no es el problema; soy partidario del funcionamiento normal
de las instituciones y no creo que las cosas se resuelvan cambiando la
jefatura del Estado. La política económica, con variantes,
es la misma que aplicaba Roque Fernández; o sea que ni siquiera
se soluciona con un cambio de gobierno. Tenemos que reconocer de una vez
por todas que esta política produce estos efectos cualquiera sea
el partido que gobierne.
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