Por
Raúl Kollmann
A
la gente lo que le importa es que haya reactivación y trabajo,
y como no se percibe que estas medidas vayan en esa dirección,
provocan recelo y resistencia. Además, en la clase media aflora
la incomodidad, la falta de costumbre en la utilización de instrumentos
nuevos, algo que tal vez se vaya amortiguando con el correr de los días.
Es cierto que el Gobierno, por primera vez, precisó un enemigo,
los fondos buitres, pero al mismo tiempo se trata de un Presidente, de
un ministro y de una política económica que está
en su peor momento en cuanto a la imagen que tienen entre la gente. Este
es el diagnóstico de los principales encuestadores, que hicieron
ante Página/12 un diagnóstico de cómo estarían
cayendo -todavía no hay encuestas las nuevas medidas en la
opinión pública.
Analía Del Franco, titular de Analogías, trabaja para la
Casa Rosada e hizo un estudio de opinión pública sobre las
medidas durante el fin de semana. Del Franco asesora al Poder Ejecutivo.
Hay todavía falta de información, lo que genera mucha
incertidumbre señala la consultora. La población
está preocupada por cuestiones inmediatas, la reactivación,
el trabajo, y como las medidas, a los ojos de la gente, van en el sentido
contrario a esas expectativas, hay incertidumbre. Cuesta que el ciudadano
comprenda la situación, porque las expectativas estaban en otra
cosa.
Yo creo que todo se va a ir aflojando en la medida en que se vea
que la operatoria no es tan complicada. Hay autónomos que están
medio adentro y medio afuera del sistema y tal vez tengan complicaciones.
En cambio los que están en relación de dependencia, la mayoría
está bancarizada y tiene ciertos hábitos. Además,
el ciudadano no percibía el riesgo de la caída de los bancos
y por eso no comprende todavía la importancia de las medidas. Para
la gente el tema central es el del trabajo. En términos financieros,
están preocupados los que tienen ahorros, pero va a ir cediendo.
También hemos percibido durante el fin de semana un cierto estupor.
En el imaginario de la gente está la confiscación. No creen
que el Gobierno sea maléfico e intencionadamente se quede con sus
ahorros, pero hay temor a que las cosas se le vayan de las manos. Lo fundamental
para el Gobierno es mantener una postura férrea y tranquila.
Para Hugo Haime, los ciudadanos esperan resultados concretos. Que
haya trabajo, que haya plata en el mercado, que haya reactivación
económica. La gente no percibe que estas medidas sintonicen con
eso. En lo cotidiano, el ciudadano común no reacciona de acuerdo
a ideologías, sino en función de cómo le caiga en
su economía diaria. Lo primero que hay que decir es que no creo
que esto haya cambiado en absoluto la evaluación del gobierno,
la economía o la opinión sobre el ministro Cavallo. En nuestro
último estudio, el 65 por ciento de los consultados opinaban que
debe renunciar. No hay ninguna razón para que eso haya cambiado
con estas medidas. Para los sectores de poco nivel económico, todo
pasa por la reactivación y el trabajo. En esa franja, Cavallo está
muy mal evaluado y seguirá así mientras no haya reactivación.
La consultora independiente Graciela Römer sostiene que es
un poco temprano para evaluar, la gente está un poco confundida
sobre qué se puede hacer y qué no se puede hacer. Procesos
de cambios culturales como éste, no se logran en 24 horas, llevan
tiempo y eso genera incertidumbre. El Gobierno logró algo importante
en la comunicación: fue interesante cómo eligieron un enemigo,
los fondos buitres, algo que el gobierno debió hacer hace tiempo.
Lo hizo a destiempo y lo hace casi culposamente y por eso todavía
no logra lo que pudo haber conseguido mejor y a tiempo.
Se eligió un enemigo agregó Römer,
pero no está claro quién es beneficiario de estas medidas.
La sensación es que esto tal vez no beneficie a la gente. Por ello
se debió haber profundizado un poco más en los peligros
de la devaluación, el único tema en el que la opinión
públicaestá de acuerdo: no hay que devaluar. Además,
es también en la única cuestión en la que el encuestado
ve bien al Gobierno: cree que no va a devaluar.
Artemio López, titular de Equis, coincide en que la gente
tiene angustia e incertidumbre. Casi el 90 por ciento no cree que con
la política económica se salga de la actual situación.
Y esto no cambia: las nuevas medidas son estrategias novedosas, pero hechas
por viejos actores. Yo diría que hay credibilidad cero: sólo
el 4,7 por ciento de la gente cree en el gobierno y en ese marco cualquier
medida es vista con recelo y no quiebra la tendencia pesimista.
Estamos en el mes de la peor imagen del ministro de Economía
y del Presidente y entonces esa es una contra muy fuerte de las medidas.
La gente sigue creyendo en la estabilidad y un 70 por ciento está
en contra de la devaluación. Pero estas medidas no generan confianza
porque no hay confianza en quienes las dictan.
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