Por Romina Calderaro

“Fue un día positivo. Se abrieron cuentas a mansalva y la gente se comportó muy bien. Es que la sociedad está tranquila porque sabe que nadie le tocó los derechos patrimoniales”, dijo a Página/12 Juan Pablo Baylac, vocero del Gobierno, a la hora de evaluar la reacción popular en el día del estreno del paquete que anunció Domingo Cavallo. “La verdad es que estamos satisfechos. Pensamos que la gente iba a ir con una actitud más violenta a los bancos”, resumió un ministro. El Presidente, Fernando de la Rúa, pasó el día en la residencia de Olivos. Se reunió con algunos ministros y siguió de cerca la situación en los bancos.
En el Gobierno pensaban que ayer era un día clave para el paquete. Y temían que fuera un lunes de furia. Como no hubo escándalos, en la Rosada se tradujo la pasividad como aprobación. Baylac se pasó todo el día en Olivos ocupándose de los medios porque –según él– “los que tienen problemas son ustedes los periodistas. La gente está bárbara”.
Consultado sobre cómo sabe el estado de ánimo de la gente en las calles, el vocero aseguró que “caminé por la city y la gente tuvo en los bancos una actitud muy tranquila y respetuosa. Es que saben que las medidas son buenas, más allá de la sobreactuación de políticos como Alicia Castro y de los abogados que quieren tener quince minutos de fama y presentaron amparos. Eso sí: hay que decirles a esos abogados que la Justicia va a darle la razón al Gobierno”.
Lo que en la Rosada no se mencionó es si el paquete acentuará la larguísima recesión. Sobre ese tema los portavoces oficialistas guardaron prudente silencio, pese a ser uno de los riesgos más evidentes del nuevo plan.
De la Rúa confió ayer en que “los inconvenientes que puedan crearse por la implementación de este sistema se irán superando” y pidió a la gente “buena voluntad y comprensión” mientras tanto. “Lo importante es que vuelva la confianza y preservar el patrimonio de los argentinos y, especialmente, de los que menos tienen”, dijo el Presidente, quien según contó Baylac recibió “con alegría” el apoyo a las medidas brindado por John Taylor, subsecretario del Tesoro estadounidense, vía Domingo Cavallo. Tal como había pedido el Presidente, quien suele quejarse que sus ministros “no le salen” por los medios, hubo ayer otras voces del Gobierno que defendieron las medidas. El ministro de Trabajo, José Gabriel Dumón, sostuvo que el Poder Ejecutivo “está facilitando el blanqueo de la economía, porque no vamos a cobrar nada y vamos ayudar a pagar las contribuciones patronales durante el último año” y sostuvo que “hay una enorme cantidad de ventajas y además el gobierno se dispone con todos los recursos disponibles”. Jorge de la Rúa, hermano del Presidente y ministro de Justicia, insistió en que los ahorros de la gente “están garantizados en un 100 por ciento” y advirtió que si no se hubieran tomado las medidas anunciadas por el Gobierno, “hoy podría haber sido un día muy grave en la Argentina”.
Baylac volvió a decir ayer que las medidas fueron tomadas “en defensa propia”, para actuar frente a “los especuladores, los buitres, la irresponsabilidad de algunos señores comunicadores y de algunos analistas de la economía y algunos políticos”. Eufórico, el hombre que se dedica a hablar en nombre de De la Rúa sostuvo que esos sectores “no van a poder” lograr su objetivo “en la medida en que el Gobierno, los políticos, los sectores económicos y sociales, la sociedad, entre todos nos pongamos los pantalones largos, nos juntemos, demos pelea, los vamos a vencer”. Aconsejó además “dejarnos de jugar a la chiquitada (sic), a la ideología, la estupidez y ponerse el pantalón largo, como Los Pumas que frente a los enormes neocelandeses demostraron que le podemos vencer a los mejores”.
En realidad, los Pumas no usan pantalones largos y fueron derrotados, eso sí por escaso margen, por los All Blacks. El sábado, una señora había amenazado a Baylac con poner una bomba en Olivos si le tocaban sus ahorros. “Ahora no va a tener que poner nada. Ya se debe haber dado cuenta de que no le tocan sus ahorros”, bromeó después de un día difícil el vocero.

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