Por
Horacio Cecchi
Hoy,
los muchachos pararon con la muñeca. Ramón sintetizó
de modo bien gráfico la sensación de la calle y de los comercios
en el primer día del plan de restricción de dinero efectivo.
Lo sintetizó porque la batería de medidas dispuestas por
Domingo Cavallo limitando el retiro de los bancos, no sólo cubrió
de gris los humores de la gente y dejó saldos negativos en las
cajas de kiosqueros, diarieros, taxistas, locutorios, almacenes, cines,
autoservicios, bares, locales de lotería y quiniela, etcétera,
sino porque además alcanzó a un rubro, el de Walter, que
ni el mismo Cavallo imaginó alcanzar: el hombre trabaja como encargado
de la boletería de un cine de películas condicionadas y,
efectivamente, la merma anormal en la venta de entradas demostró
que ayer el público se encontró más turbado que los
días previos.
No hubo nadie, ayer, que pasara ajeno a la constricción del efectivo.
Siendo lunes, con domingo de fútbol y aún sin definición
en el torneo, que el comentario del día fuera la batería
de medidas dispuestas por el ministro de Economía en sustitución
de las habituales discusiones futboleras, indica la importancia y gravedad
concedida al tema por el termómetro social que es la calle.
Está todo el mundo con los cables cruzados describió
a Página/12 José Luis, encargado de caja del Caffe Le Caravelle,
sobre Lavalle, a metros de Maipú. Algunos están preguntando
si vamos a poner tarjeta de débito. Y hasta que no se aclare, no
sabemos qué hacer.
Me vino una cuenta de teléfono de 200 y pico, decía
la mujer, sentada en una de las mesas del Caravelle. El hombre la escuchaba
paciente. No te imaginás, le decía ella. No,
¿y qué hiciste?, repreguntó él. Y...
con todo este despiporre no me animé a retirar. ¿Pagaste
con tarjeta?. No tengo, tuve que salir corriendo a pedir prestado.
¿José, cuánto es?, preguntó un
muchacho, de unos 30 años y evidente habitué del café.
Dos pesos, respondió José Luis presionando los
botones de la registradora. Te pago con patacones, soltó
el cliente mientras extendía sin dudarlo un billete de dos de los
bonos provinciales. Ahora es la moneda que más vale aclaró
a este diario el cliente. No tiene restricciones de ningún
tipo. Grande Rucucu, comentó con una risa que se notaba dibujada
porque si no nos reímos no nos queda nada. José
Luis recibió los patacones sin risa pero sin chistar.
La parada de taxis de Perú y Avenida de Mayo, a principios de mes
tiene una fila que, habitualmente, está formada por no más
de diez autos amarillo y negro a la espera de un pasajero. Ayer, a las
cinco de la tarde, hora pico para el trabajo de los taxistas y primer
día hábil del mes, mostraba la escasez o temor por lo que
vendrá: casi treinta taxis hacían el aguante contra la vereda
llegando los últimos hasta la Plaza de Mayo. La duda habitual de
los taxistas respecto a su recaudación diaria se debate entre la
merma de pasajeros por temor a los asaltos, la caída en la capacidad
adquisitiva, la cantidad de licencias circulantes, la competencia de remises,
las combies, y las licencias truchas. Ayer, la pregunta cambió
de rumbo: ¿Y ahora qué, cobramos con tarjeta de crédito?,
se quejaba Osvaldo, haciendo punta en la fila de espera del pasajero que
no llegó.
Sarmiento y Maipú. La pizzería Solera ocupa un amplio espacio
sobre toda la esquina sudoeste. En su interior hay 82 mesas desplegadas.
Colgadas de las veredas, para tentar los deseos de la clientela, cuelgan
diferentes menúes económicos además de un cartel
que anuncia la transmisión en directo de partidos del Torneo Apertura.
Adentro, se ve que la tentación no hizo anzuelo: de las 82 mesas,
sólo cuatro estaban ocupadas.
Para empezar, vino bastante menos gente. Pero, además, se
notó que nadie quiere pagar, aseguró Ezequiel Ritenuti,
encargado de caja del Solera. Todos preguntaban si se podía
pagar con tarjeta. También querían saber y nos proponían
que trabajáramos con cuenta corriente con loshabitués. Quieren
pagar con un cheque a fin de mes. Nosotros no sabemos qué va a
pasar, pero es muy probable que implementemos un sistema con tarjetas
de crédito y cuentas corrientes para los habitués.
Esto va a frenar el consumo. La gente ahora anda pidiendo prestado
-murmuró Eduardo González, encargado de la boletería
del cine Ocean. Aunque lo positivo, supongo, es que a la larga va
a obligar a pagar todo en blanco. Nosotros vamos a tener que introducir
el aparatito para la tarjeta de débito. Por ahora, el único
sistema para comprar entradas es con efectivo, o pagando con tarjeta por
vía telefónica. Pero ahora supongo que se va a poner el
sistema.
El sistema al que se refiere González es el de la tarjeta de débito,
que descuenta cada compra directamente de la caja de ahorro. Los comentarios
de todo comerciante ayer daba vueltas alrededor del costo de instalación
y de servicio del aparatito, que según algunos alcanza los 100
pesos mensuales.
Se ve en la calle que hay menos movimiento sostuvo Eduardo
Fascetto, del cine Monumental, con la película Harry Potter en
cartelera. Todavía no estamos en la temporada pico, pero
especulábamos con que los colegios ya empezaban las vacaciones.
Por ahora no vinieron. Es sintomático: el jueves estrenaron la
película en el Village Recoleta y metieron más gente que
el sábado. No es normal. La gente está asustada y prefiere
no gastar.
En el mismo rubro y a pocos metros, Ramón soltó su paradoja
de la muñeca enyesada por las medidas de Cavallo. Sentado en un
cubículo tan gris como su camisa, en la boletería del Multicine
Lavalle, de películas condicionadas, aguardaba la llegada de los
escasos espectadoresprotagonistas de la movida de un lunes frío
y diferente.
Están con mucho miedo. Hoy vino un 20 por ciento menos,
dijo Alejandro, en una disquería de ofertas que hasta ayer funcionaba
con rabioso efectivo, sin tarjetas. En la caja, un joven apoyó
un cd doble de Pink Floyd. 2 cds a 18 $ decía un cartelito
sobre la cubierta. El chico pensó, se rascó una uña,
miró alrededor pidiendo ayuda, preguntó dos veces el precio,
y después llevó uno de Led Zeppelin, a 9 pesos.
Se notó muchísimo la caída de clientes,
aseguró Carlos, de un local de Quiniela y Lotería sobre
la misma Lavalle. Aunque históricamente en épocas de crisis
la salvación del azar aumentaba sus arcas, el rubro no quedó
exento del cocodrilo en el bolsillo del apostador. Ayer, una reunión
de los empresarios del sector intentaba dilucidar una pregunta: ¿Cómo
vamos a pagar los premios? dudaba Daniel Zabala, del local de lotería
de Roca y Chacabuco. Si jugás un peso a la cabeza, a cuatro
cifras, ganás 3500. Hasta hoy se pagaba en efectivo. Ahora no sé,
supongo que se va a decidir con cheque.
A pocas cuadras, sobre Maipú al 200, el local vacío de un
autoservicio sintetizaba la actividad de caja. La venta bajó,
señaló Mario.
¿Los clientes preguntaban si se podía pagar con tarjeta?
¿Si preguntaban? Ja, ja, ja, ja. Los clientes no vinieron.
RESTRICCIONES
Cómo cambiará el delito
Ahora
conseguir un mango va a costar, aunque sea robándolo:
así resumió un jefe policial el problema que, también
para quienes actúan al margen de la ley, plantean las nuevas
medidas económicas. Al haber menos circulante, se prevé
que disminuirán las salideras de bancos, los
secuestros para sacar plata de cajeros automáticos e incluso
los asaltos a entidades bancarias. La contrapartida sería
un aumento en los robos en casas particulares y pequeños
comercios, un incremento en los truchajes de tarjetas de crédito
y, quizás, en la cantidad total de delitos porque los
ladrones van a tener que robar más veces para hacer la misma
cantidad.
Un fiscal de la provincia de Buenos Aires, consultado por este diario,
estimó que al limitarse la posibilidad de extracción
en los cajeros automáticos, los robos o aprietes
con las tarjetas de débito van a disminuir; es probable que
también bajen los asaltos a bancos, ya que en las cajas va
haber menos efectivo. También habrá menos posibilidad
de robar a la salida de los bancos, pero los que cometen salideras
están habituados a hacer alguna inteligencia para elegir
su víctima, y del mismo modo podrán pensar en qué
casa particular puede haber dinero y asaltarla.
El funcionario previó también que aumentarán
y se perfeccionarán los delitos contra tarjetas de crédito,
por ejemplo mediante la duplicación de la banda magnética.
Además, agregó el fiscal, si yo fuera boquetero,
ya mismo me pondría a trabajar, porque las cajas de seguridad
están llenas de plata.
Por su parte el subcomisario Saúl Pellicciotta, de Robos
y Hurtos de la Policía Federal, observó que cambios
como éste pueden llegar a extinguir determinadas modalidades
de delito, y puso como ejemplo la caída en los asaltos
a fábricas en los días de pago, desde que los sueldos
se abonan por tarjeta bancaria. El jefe de Investigaciones de San
Isidro de la Bonaerense, comisario Aníbal Degastaldi, estimó
que, al haber restricción de movimientos de dinero,
conseguir un mango va a costar, aunque sea robándolo,
y juzgó probable que aumenten los delitos en casas
y comercios pequeños, quienes manejarán la mayor cantidad
de efectivo. También se preguntó cómo
harán los narcotraficantes, que cobran contra entrega.
El secretario de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios
de la Nación, Mariano Ciafardini, admitió que las
nuevas disposiciones, al restringir la cantidad de dinero en los
bolsillos del público, pueden disminuir modalidades como
los robos en taxis o a bancos, pero observó que estos delitos,
aunque escandalosos, no son la mayor cantidad: en los dos
últimos años la principal modalidad, especialmente
en la Ciudad de Buenos Aires, es el robo en la calle mediante amenazas,
con armas o sin ellas, y esto va a seguir pasando. Es más,
si la gente anda con poco efectivo va a haber más robos,
porque los ladrones tendrán que robar más veces para
hacer la misma cantidad.
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�Hoy
los pasajeros sólo me saludaron�
Mirá,
nada más mirá la fila, ¿qué querés
que te diga?, se quejó José, ex dueño
de taxi devenido a chofer, cruzado de brazos contra la puerta de
su auto, a mitad de la fila de Avenida de Mayo y Perú. Es
el último manotazo del ahogado sostuvo Osvaldo, dueño
y a dos taxis de la punta. Estoy desde las doce del mediodía
y hasta ahora hice 13 pesos. Hoy el bajón no es por el tema
de la seguridad. Nosotros somos todas caras conocidas para nuestros
pasajeros que nos toman siempre a la salida del trabajo. Pero hoy,
¿sabés que hicieron nuestros pasajeros? Pasaron al
lado, me saludaron, qué tal Osvaldo, cómo va, y se
tomaron el subte o el colectivo. Los taxistas, por ahora,
no saben cómo va a resultar la restricción de retiros
en el ánimo de la gente. Tampoco saben qué sistema
implementar, ni cómo hacerlo, para capturar los pocos pesos
en efectivo que circulen por la calle. No parece ser, por ahora
un problema para las empresas de radio taxi. Nosotros abrimos
cuentas corrientes a nuestros clientes, y nos pagan por mes, habitualmente
con cheques, citaron en una de las empresas del sector. El
problema es para los taxistas individuales. Si tomar
un taxi hasta ayer pasaba a un segundo plano en importancia agregó
José, también propietario y conductor, sobre la cola
de Plaza de Mayo, un lujo, ahora no quiero ni pensar. Hoy
(por ayer) bajamos en un 50 por ciento la cantidad de viajes.
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�La
gente se cuidó en lo que comía�
El
kiosco de cigarrillos y golosinas, sobre Florida al 300, despliega
actividad. A simple vista, pareciera que los efectos del plan Cavallo
no incidieron en el movimiento. Dos empleados trabajan a full atendiendo
pedidos. Una pregunta reveló que no es todo tal como parece.
¿Cómo palparon el ánimo de la clientela?,
preguntó este diario. Ya venía bajando un 15
por ciento desde que el gobierno amagaba con tomar alguna medida.
Hoy (por ayer) pasamos por una caída de entre el 20 y 25
por ciento, respondió David Domínguez, encargado
del local. ¿En qué rubro se nota?, se
preguntó él mismo e indicó al cronista, con
su dedo índice, hacia una góndola rebosante de sandwiches
de miga, pebetes de jamón y tomate, envases de yogur y demás.
A esta hora (eran alrededor de las seis de la tarde) las estanterías
estaban mucho más despobladas. La gente se cuidó en
lo que comía. Están pensando en ajustarse. Muchos
preguntaron si se podía comprar un alfajor con tarjeta.
A pocas cuadras, Eduardo, al frente de otro kiosco, tiene una lectura
diferente. Esto no viene mal. La mayor parte de la gente no
pasa de la luca por mes, así que el límite no le cambia
nada, sigue teniendo la misma plata que siempre. Y si cobra más,
lo que hay que hacer es abrir varias cajas en diferentes bancos.
El problema no es para ellos. Los que se quejan son los que laburan
o pagan en negro.
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�Hoy
dije cómo debían hacer el cheque�
Hoy
salí a hacer la cobranza con un papelito que le entregué
a cada cliente. El papelito decía a nombre de quién
debía estar el cheque. Fernando es encargado de un
kiosco de diarios de Florida y Diagonal Norte. Ayer, al salir de
recorrida para cobrar el servicio de entrega de diarios a domicilio
se encontró con una pregunta repetida: Decime a nombre
de quién tengo que poner el cheque. El dueño
del kiosco, previendo que, a partir de ahora no recibirá
más efectivo de sus clientes, redactó el cartelito
indicador. Muchos preguntan si se va a poder pagar con tarjeta.
El dueño estaba averiguando. Parece que el sistema de tarjeta
de débito, creo que se llama plus net, te sale como cien
pesos, es demasiado caro. Además, cada vez que facturás
con esa tarjeta te cobran un cinco por ciento de comisión.
No sé si es conveniente. Todavía no se sabe cómo
vamos a trabajar, supongo que con cheque. El otro problema,
que no es sólo de los kiosqueros, es cómo disponer
los pagos de insumos y sueldos de empleados. Yo tuve la suerte
de cobrar el jueves pasado, aclaró Fernando. Pero
a partir de ahora no sé. Cobro por mes, y me imagino que
lo van a hacer de a puchitos. Dos kioscos más hacia
Corrientes, por la misma Florida, Omar concentraba todas sus dudas
en el sistema de tarjeta de débito, hacía cuentas,
y consideraba la posibilidad de abrir más cuentas corrientes
entre su clientela.
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