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LAS CENIZAS DE GEORGE HARRISON, ESPARCIDAS EN LA INDIA
Una despedida de Hare Krishna

El lugar del rito, la ciudad sagrada de Varanasi, fue mantenido en secreto hasta el final por expreso pedido del músico, que organizó la ceremonia junto a su familia, antes de morir el jueves pasado.

Era la despedida del mundo que George Harrison expresó como último deseo. En la sagrada ciudad india de Varanasi, su esposa Olivia y su hijo Dhani esparcieron ayer por la tarde (hora argentina) sus cenizas en el río Ganges. Al mismo tiempo, los admiradores del músico británico fueron convocados a mantener en todo el mundo un minuto de silencio. Mahamantra Das, un portavoz del movimiento hinduista Hare Krishna en Nueva Delhi, fue quien pocas horas antes de la ceremonia develó el misterio en torno al último adiós a Harrison, en declaraciones a la BBC desde el norteño estado de Uttar Pradesh.
Además de Varanasi, donde cada año se reúnen más de un millón de peregrinos hindúes para realizar el baño ritual en las aguas del Ganges, parte de las cenizas de Harrison se esparcieron en otros dos lugares sagrados, Allahabad y Brindavan. Desde tres horas antes, seguidores de Harrison comenzaron a reunirse espontáneamente en su Liverpool natal, donde más de mil personas asistieron a la vigilia. La multitud, visiblemente emocionada, guardó el minuto de silencio y le dedicó una ovación al ritmo de “My Sweet Lord”. Rodeado de fotografías del músico, el alcalde de la ciudad, Gerry Scott, pronunció un breve discurso en el que describió al guitarrista como “un verdadero hijo de Liverpool”. “George era ciertamente un músico genial, pero él era mucho más que eso. Sus ideales y su amor por la paz inspiraron a innumerables personas”, afirmó Scott. Antes del acto, alumnos de la escuela en la que estudió George Harrison plantaron un roble en un céntrico jardín de la ciudad, a pocos pasos de otro árbol que crece en memoria de John Lennon, el beatle asesinado en diciembre de 1980 en Nueva York.
En Alemania, admiradores del ex Beatle depositaron flores y velas delante de las puertas del Museo Beatle de la ciudad de Halle, mientras en todo el mundo se reproducían conciertos espontáneos y tributos. En Milán, Eros Ramazzotti le dedicó el final de su gira, y en la entrega de premios de la cadena musical VH1, Jon Bon Jovi cantó “Here Comes the Sun”, compuesto por Harrison, despidiéndose con un “Te extrañaremos, George”. Las disquerías de Londres, por su parte, comunicaron que el disco All Things Must Pass está agotado. El diario sensacionalista The Sun inició una campaña para que se reedite el single “My Sweet Lord” con el fin de que en Navidad alcance el número uno de las listas de ventas. En el fin de semana, además, a la montaña de informaciones sobre homenajes espontáneos se agregó la noticia de que, poco antes de su muerte, el “beatle discreto” grabó 25 canciones para un nuevo disco solista.
Hasta ayer, el destino final de los restos de Harrison, fallecido el jueves a los 58 años en Los Angeles, era una incógnita; una de las versiones más repetidas decía que sus cenizas iban a ser esparcidas en el río Jamuna, afluente del Ganges. Ayer se develó el misterio, cuando Mahamantra Das reveló el lugar y dijo que la viuda de Harrison, la mexicana Olivia Arias, y su hijo Dhani, de 23 años, querían que su visita a Varanasi fuera de carácter estrictamente privado. “Era uno de nuestros seguidores más fieles”, dijo Das, para añadir luego que “los miembros del movimiento Hare Krishna en todo el mundo rezaron por el alma de George Harrison”. El músico, convertido al hinduismo hace tiempo, planeó minuciosamente los actos posteriores a su muerte con su familia y gurúes del movimiento Hare Krishna.
La ceremonia realizada a orillas del Ganges simboliza la transición del alma hacia una conciencia eterna: la ciudad de Varanasi, en el estado de Benarés, es considerada una de las siete ciudades sagradas por los hindúes. Cada creyente hindú espera poder visitar alguna vez este centro religioso, y más de un millón de peregrinos concurren cada año a esta ciudad sobre el río Ganges. Una escalinata kilométrica se extiende sobre la orilla del río, desde la cual los creyentes pueden meterse al agua para un baño ritual. En todo el mundo, el hinduismo cuenta con alrededor de 800 millones de fieles: de acuerdo con esta religión, en ningún lugar del mundo el hombre está tan cerca del paraíso como en Varanasi.

 

 

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