Por Suzanne Goldenberg
*
Desde
Gaza
El primer ministro israelí
Ariel Sharon puso ayer su prestigio personal en juego después de
que bombardeos aéreos contra la residencia playera de Yasser Arafat
en Gaza abrieran una grieta con sus moderados aliados laboristas. La tormenta
de críticas estuvo encabezada por el anciano estadista y canciller
Shimon Peres, pero otras figuras del liderazgo del partido asumieron la
causa, suscitando la crisis más seria del gobierno de unidad nacional
desde que llegó al poder en marzo pasado. Hay muchos miembros
de mi partido que piensan que ha llegado el momento de irse -dijo Peres
a los periodistas en Bucarest, donde participó de una conferencia.
Cuando vuelva, nos reuniremos y decidiremos.
El furor estalló en una reunión de gabinete que duró
toda la noche cuando Peres encabezó la salida de los ministros
laboristas, boicoteando una votación para declarar al gobierno
de Arafat una entidad que apoya el terror. El gabinete también
condenó a las milicias Al Fatah de Arafat y su guardia personal
de elite Fuerza 17 como organizaciones terroristas. Figuras del laborismo
acusan a Sharon de ir demasiado lejos para vengar los atentados suicidas
del fin de semana por el grupo islamista radicalizado Hamas, que mataron
a 31 personas, y dicen que está empeñado en empujar al líder
palestino al exilio y destruir su Autoridad Palestina autonómica.
Llegamos a un punto de decisión dijo a Radio Israel
Avraham Burg, un pretendiente al liderazgo laborista. ¿Vamos
y apoyamos la política de la extrema derecha... o estamos allí
para combatir el terror, y dar una esperanza de paz para algún
día? La de ayer fue una política de extrema derecha.
La crisis alcanzará un punto de definición hoy cuando los
ministros laboristas decidan si seguirán en el gabinete. Sin embargo,
el voto debe ser ratificado por el comité central del laborismo
y otras figuras, lo que da tiempo para que Arafat atraiga de nuevo a los
moderados. Aunque Effy Oshaya, líder del laborismo en la Knesset,
dijo ayer a Radio Israel que todos sus miembros estaban a favor de abandonar
el gobierno, otras figuras clave, como el ministro de Defensa de línea
dura Benjamin Ben Eliezer llamaron a la cautela.
Ayer no fue la primera vez que la facción laborista del gobierno
de unidad nacional de Sharon reaccionó contra sus duras políticas.
Pero, aún si los laboristas abandonan el gobierno, Sharon podría
mantener la mayoría en la Knesset. Sin embargo, la renuncia laborista
podría dejar a Sharon peligrosamente aislado como jefe de una estrecha
coalición de partidos de extrema derecha y expuesto a la crítica
pública si sus esfuerzos por poner en jaque a Arafat no sirven
para mejorar la seguridad en las ciudades israelíes.
Las encuestas de opinión han mostrado reiteradamente que Sharon
mantiene un alto apoyo de los israelíes debido, precisamente, a
que lidera una coalición de unidad nacional. Pero muchos israelíes
temen que Sharon quede solo en el gobierno ya que todavía lo culpan
por llevar al país a una extenuante guerra con el Líbano
hace veinte años. La retirada de los laboristas dañaría
la legitimidad de Sharon ante los israelíes y la comunidad internacional,
donde Peres ha esgrimido sus credenciales como premio Nobel de la Paz
para desviar las críticas a las políticas de línea
dura. Ayer, los diarios israelíes describieron la confrontación
entre israelíes y palestinos como una batalla personal entre dos
septuagenarios: Arafat y Sharon, quienes necesitarían toda una
vida para ajustar cuentas. Tales percepciones podrían perjudicar
a Sharon. No hay dudas, toda esta campaña fue inventada y
está siendo librada por un solo hombre: Ariel Sharon. Él
decide, él aprueba los planes, él dispone, él se
queja y él estimula, señaló ayer un comentario
del diario más importante de Israel, el Yedioth Ahronoth. Y continuaba:
Es casi un duelo que se hadesarrollado de manera intermitente durante
30 años entre las mismas dos personas.
El tiro político proveniente del Partido Laborista será
considerado seriamente por Sharon, ya que su aplastante victoria en las
elecciones de febrero pasado se produjo a sus 72 años, después
de un largo tiempo de soledad política. En los meses que lleva
como primer ministro, Sharon se esforzó en balancear la competencia
entre las demandas de los laboristas moderados y sus aliados de extrema
derecha. Ayer, antes de ordenar los ataques contra los palestinos, llamó
a la unidad de los israelíes y dijo que deberían aprender
del ejemplo norteamericano después del 11 de setiembre y evitar
las críticas a su política. Me lleno de envidia cuando
veo a todo un pueblo unido, hombro a hombro, para luchar contra un enemigo
cruel señaló Sharon a los periodistas ayer por
la noche. Y concluyó: Señoras y señores:
deberían aprender la lección de otras naciones.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Claves
Bush apoyó la
ofensiva militar israelí y clausuró tres instituciones
islámicas de Estados Unidos acusadas de financiar a Hamas.
A la vez, diluyó la diferencia entre la guerra contra
el terrorismo y la ofensiva de Israel contra el levantamiento
palestino ante evidencias de posibles conexiones entre Hamas y Al-Qaida.
Sharon intensificó
las represalias. Helicópteros de combate y aviones caza F-16
israelíes bombardearon siete ciudades autónomas: Gaza,
Jan Yunes, Tulkarem, Jenin, Nablús, Salafit y Ramala. Hubo
dos muertos y más de un centenar de heridos.
Se abrió una crisis
en el gobierno de unidad nacional israelí: los laboristas
amenazan más que nunca con retirarse.
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HABLA
HANAN ASHRAWI, DIPUTADA PALESTINA EN RAMALA
Es todo un pretexto de Sharon
Por Ferrán
Sales
Desde
Ramala
La voz de la diputada y portavoz
de la Liga Arabe Hanan Ashrawi nacida en Nablus en 1946, ha
vuelto a escucharse de forma contundente. Ashrawi está, una vez
más, enclaustrada en su casa, imantada a la pantalla de televisión,
con un cigarrillo en los labios, el teléfono permanentemente en
la oreja y pendiente de lo que pasa al otro lado de la calle, en el edificio
de Al Mokata, donde su amigo y presidente Yasser Arafat está sometido
como ella a un verdadero arresto domiciliario. ¿Saben
una cosa? comenta. Me he pasado toda mi vida pendiente de
lo que pasa en el edificio de enfrente, en Al Mokata. En la época
colonial británica era una prisión en la que mi padre se
pasaba encarcelado largas temporadas.
¿La han sorprendido el discurso y las decisiones de Ariel
Sharon de las últimas horas?
Lo que está ocurriendo es perfectamente congruente con la
historia y la biografía de Ariel Sharon. La única arma que
Sharon posee y sabe utilizar es la violencia, los asesinatos y los bombardeos.
En su opinión, ¿cuáles son los objetivos que
persigue el primer ministro israelí?
Sus planes están perfectamente preestablecidos. Sharon no
sólo quiere destruir la Autoridad Nacional Palestina, si no también
la resistencia del pueblo palestino. Pero no lo logrará jamás.
El siempre piensa que va a poder acabar con los palestinos y quebrar nuestra
moral.
¿No cree que una parte de la responsabilidad de esta crisis
recae en Hamas, autora de los atentados de Haifa y Jerusalén?
Esta crisis es para Sharon un simple pretexto para llevar a término
su propia estrategia, decidida de antemano.
¿No le da en este momento la sensación de que el proceso
de paz ha muerto?
La política de Sharon siempre ha estado contra la paz. No
quiere negociar. Lo ilustra un hecho muy simple: cada vez que ha habido
un período de calma, ha hecho lo imposible para provocar la violencia.
¿Por ejemplo?
Justo antes de la llegada del responsable de la CIA, George Tenet,
este pasado verano. La situación estaba en calma, había
una especie de acuerdo entre israelíes y palestinos para tranquilizar
las cosas, Dos días antes de su llegada hubo 20 muertos palestinos.
¿Qué salida tiene ahora Arafat?
El margen de maniobra política del presidente Arafat es cada
vez más reducido. Presionado por Israel, Estados Unidos, y los
bombardeos, Arafat se ha convertido en un chivo expiatorio. Se encuentra
obligado a encarcelar a su gente. Esto se está convirtiendo en
algo imposible de soportar. Atacan a la policía, destruyen sus
cuarteles y piden al mismo tiempo que actuemos contra los activistas.
¿Como valora la posición actual de Estados Unidos?
¿No cree que está dando la espalda a la causa palestina?
En un primer momento nos alegramos de los discursos de George W.
Bush y de Colin Powell. Pero por desgracia se han quedado sólo
en palabras. Cuando se trata de Israel la posición de Estados Unidos
es clara.
¿Podrá el emisario norteamericano Anthony Zinni ayudarlos
a salir del atolladero?
Zinni hubiera tenido que hacer cosas practicas y concretas desde
el primer momento. Pero se está limitando a viajar de aquí
para allá y a escuchar.
De El País de Madrid, especial para Página/12.
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