Por Violeta Weinschelbaum
Hace casi un año, cuando
apareció el disco Noites do Norte, Caetano Veloso decidió
hacer un lanzamiento singular que sirviera de crítica o comentario
a las intervenciones del periodismo en la música brasileña.
Antes de que el cd estuviera en las bateas, Caetano convirtió su
sitio de Internet en una página de Noites do Norte y publicó,
a modo de autopresentación, una entrevista de Geneton Moraes Neto:
una manera de mostrar qué pensaba del disco y de anunciar qué
diría, mucho más tarde, a la prensa. Porque Caetano Veloso
quiso, con deliberada intención pedagógica, que todos los
críticos hubiesen escuchado la música antes de hablar con
él, para evitar los prejuicios y las meras intuiciones.
Pocos días atrás, y repitiendo una fórmula que evidentemente
funciona bien, salió a la venta en Brasil Noites do Norte ao vivo,
basado en el espectáculo que a partir de mañana, presentará
en la Argentina. La característica central es la exhaustividad
del registro: más de dos horas de música en un cd doble,
retomando las canciones grabadas en estudio, con nuevas versiones de viejos
temas propios y prestados. Así, largos, eléctricos, pop
y setentosos se anuncian los shows que marcan su retorno a la Argentina,
uno de sus grandes mercados mundiales. Antes de viajar a Buenos Aires
a enfrentarse al mejor público del mundo, Veloso contestó
(¿sentado frente a una negra computadora portátil como la
que exhibía en el giratorio videoclip de Livro?) un cuestionario
que Página/12 le planteó usando Internet.
¿Cómo repercute en el arte la pérdida de instancia
crítica que señala en el periodismo? ¿Cuál
es, en su experiencia, la relación con la crítica?
Una vez, Joao Gilberto dijo que lo que yo hacía era acompañar
la música con el pensamiento. Era una forma de decir que introduzco
la crítica en el propio trabajo musical. No sé si la instancia
crítica se perdió en el periodismo, sólo siento que,
con frecuencia, al menos en Brasil, los suplementos de espectáculos
y cultura se parecen mucho a press releases de compañías
discográficas o de agencia de artistas, y los críticos,
que quieren mostrarse liberados del mercantilismo, no hacen más
que alimentar preconceptos mezquinos: dan cabida a esos preconceptos en
nombre de una lucha contra el enfoque comercial de los diarios para los
que trabajan. Y, en realidad, al hacer alarde de esos preconceptos no
hacen más que volver sus diarios aún más comerciales.
Usted dice, en la entrevista con Geneton Moraes Neto, y hablando
de Naçao Zumbi (grupo que declara una distancia con el trabajo
de Caetano Veloso), que es interesante la necesidad de crear en
contra de algo, de alguien. Es, en cierta medida, crear un enemigo
artístico. ¿Contra quién crea? ¿Cuáles
son sus enemigos y a qué arte se opone?
Ni Tom Jobim ni Joao Gilberto necesitaron oponerse a Ary Barroso
o a Dorival Caymmi. Ni Gil ni yo necesitamos nunca oponernos a Joao y
Tom. No me gusta incentivar demasiado esa moda de hoy en día de
los muchachos que necesitan declararse enemigos de los que los precedieron.
Lo que yo dije es que lo que hace Naçao Zumbi es tan bueno que,
si para eso fue necesario que yo no les gustara, todo bien. Pero, como
a mí me gusta lo que hacen, preferiría que a ellos les gustase
lo que hago yo. De hecho, no estoy seguro de que no les guste.
¿Cómo se conjuga en usted esa constante defensa de
lo popular (con su actual negación del término MPB) con
su compleja construcción conceptual de la música? ¿Se
trata de un trabajo de recuperación y relectura de lo popular al
estilo antropofágico?
Soy naturalmente popular. De formación. Sé cantar
canciones populares desde que aprendí a hablar. Me gustan. No niego
el término MPB: reniego del uso que se hace de él. Acá
en Brasil, MPB (que significa simplemente Música Popular Brasileña)
se transformó en el nombre de un género musical. Es como
si fuese el género más noble. Y, como es muy variado y no
tieneninguna unidad que admita su caracterización como género,
el criterio termina basándose en aquellos preconceptos de clase
que guían la crítica pretenciosa de la que hablaba en la
primera pregunta. La complejidad conceptual de la construcción
de mi música nace exclusivamente de la conciencia que tengo de
esa situación; y de mi gusto. Las ideas del poeta modernista Oswald
de Andrade, el inventor del estilo antropofágico, tienen todo que
ver con eso. El insinuó una actitud vital, luminosa, antiprovinciana,
enemiga de los preconceptos y de los cercos del buen gusto que alentó
mucho a la generación tropicalista.
Usted suele decir que le interesa el proceso de creación
a partir de la composición de la palabra cantada, como una unidad.
En Noites do Norte existe un trabajo conceptual muy fuerte que parece
partir de la palabra escrita (Joaquim Nabuco) o de un trabajo con la textura
de lo sonoro (trabajo como usted indica a partir de una búsqueda
en la percusión). ¿Cómo fue el proceso de gestación
del disco?
Mi plan inicial para el disco que terminó llamándose
Noites de Norte era trabajar a partir de la combinación de voz
y percusión. Quería hacer un disco más de sonidos
que de canciones. Por lo tanto, no estaba pensando en partir de la palabra
cantada. Pero el libro de Joaquim Nabuco cayó en mis manos y no
pude dejar de ponerle música a ese fragmento sobre la esclavitud.
De ahí, volví a las canciones: hice 13 de Maio
y Cantiga de Boi; decidí volver a grabar Zumbi
de Jorge Benjor y mi Sou seu sabiá; en fin, volví
a la palabra cantada (digo que me siento un esclavo de las canciones).
Pero los experimentos de voz y percusión atraviesan todo el disco
y le dan el sabor. Un sabor hecho de la tensión entre esa dulce
esclavitud a las canciones y de alguna libertad cautelosa.
Noites do Norte es un disco muy variado. ¿Eso fue una búsqueda
o es el resultado de un trabajo que apunta simultáneamente a diferentes
blancos? ¿Tiene que ver con la idea de hacer música con
una visión de cineasta como dice en su libro, Verdade Tropical?
Sí, tengo visión de cineasta. Noites do Norte es variado;
pero muchos de mis discos lo son. Creo que, efectivamente, eso se debe
a que apunto a diferentes blancos al mismo tiempo, pero también
a la idea de que varias cosas diferentes yuxtapuestas pueden crear una
unidad en otro nivel, como en el montaje cinematográfico. Nunca
dejo de pensar un disco un poco como una película. Puedo decir
lo mismo de mis shows: son como films para mí.
¿De qué manera considera que actúa sobre la
tradición de Brasil? ¿Cree que se puede inventar una tradición,
a la manera en que Borges inventa la tradición de la literatura
argentina?
Estoy seguro de que se inventan tradiciones. Pensaba así
antes de leer a Borges. En 1959, en Santo Amaro, pensé claramente:
Joao Gilberto modificó todo el pasado de la música brasileña.
Les dio otro sentido a Caymmi, a Heriverto Martins, a Ciro Monteiro y
a Ary Barroso. Inventó un Orlando Silva que canta mejor que el
Orlando Silva que conocíamos. El influyó en los arreglos
escritos por Pixinguinha y Radamés Gnatalli en las décadas
del 30 y del 40.
En su obra, la idea de homenaje, la declaración de su admiración
por otros artistas es una constante. ¿Se trata de un gesto de reconocimiento
o piensa que un artista se define a sí mismo, también, a
partir de esas declaraciones?
Las dos cosas. Quiero agradecer, agradar, celebrar. Pero también
sé que voy construyendo mi identidad artística (y mi conciencia
sobre ella) a través de esos retratos.
En su trabajo parece haber un doble movimiento conceptual que contribuye,
por un lado, a la construcción de la identidad brasileña
y, por el otro, a la construcción del personaje Caetano Veloso
para el mundo. Pensando también en la idea de un artista más
global, del artista-cineasta, ¿hasta qué punto intenta medir
la construcción de esas imágenes?
Yo ni siquiera tenía planeado transformarme en músico
profesional. Los acontecimientos me trajeron al lugar en el que me encuentro.
En este lugar, de a poco, fui viendo algunas oportunidades (que se tornaron
enseguida responsabilidades) de resolver la identidad brasileña.
En años más recientes (pero no mucho), me di cuenta de que
la solución del tema de la identidad brasileña incluía
una aceptación por mi parte de una figura Caetano Veloso en el
mundo. Es decir: esto incluía esfuerzos en el sentido de tener
que confirmar las buenas expectativas que, para mi sorpresa, muchas personas
en algunos lugares del mundo (y algunas personas en muchos lugares del
mundo) nutrían en relación a mí. Soy lo suficientemente
vanidoso como para que eso me produzca algún placer, pero está
claro que también tengo que dejar pasar otros placeres mayores.
Tengo la disposición suficiente como para no dejar que la pereza
sea más fuerte que el respeto por la creación que la situación
me exige.
¿Cree que la respuesta a esa diversidad e indefinición
es cierto nacionalismo, llamativo, de hecho, para los extranjeros?
La respuesta anterior ya abarca estas cuestiones. Sólo puedo
agregar que, dentro de Brasil, hay gente que piensa que no tenemos identidad
y que debemos buscar una; hay gente a la que le gustaría librarse
de Brasil, de su mulatez, de su desconocida lengua portuguesa (hay un
texto de Borges sobre la contribución negra a las Américas
en el que Brasil ni siquiera es citado), de su desorden, su inestabilidad,
su pobreza y su mala distribución; hay quienes, en cambio, mezclan
nacionalismo con patriotismo y exaltan la inexistencia de volcanes, tifones
y terremotos y la paz racial y piensan en defender la soberanía
nacional contra el imperialismo norteamericano o el colonialismo cultural
europeo. No me encuadro en ninguno de esos estereotipos. Creo que la mayoría
de la población brasileña tampoco. Aunque algunos mezclen
un poco de cada uno de esos vicios, la reacción directa, la reacción
inconsciente, el movimiento esencial de los brasileños en general,
sigue la realidad de la situación que acabo de describir.
¿Cómo van a ser los shows en Buenos Aires? ¿En
qué medida cambia un espectáculo suyo en los diferentes
puntos de una gira?
Básicamente es el mismo show que presenté en Brasil,
en Francia y en Portugal. Cambio una cosa u otra cuando estoy solo con
la guitarra. A veces eso depende del lugar en el que estoy cantando; otras,
exclusivamente de una razón íntima. En Buenos Aires está
siempre mi predilección por el público (el mejor del mundo)
y por las salas (grandes, pero íntimas). Este nuevo show es más
parecido a mis shows de los años 70. ¿Por qué?
Porque es más eléctrico, más pop, más político.
�No soy nacionalista,
en ningún nivel�
Usted plantea que una de las principales secuelas de la esclavitud
en Brasil es la indefinición. En canciones como Haití
delinea un país contradictorio, hostil y maravilloso. También
escribió en Fora da ordem: Aquí
todo parece que todavía es construcción y ya es ruina.
¿Cómo ve a Brasil ahora?
Acepto provisoriamente decir que contribuyo a la construcción
de la identidad brasileña. Pero, pensado más profundamente,
no creo en eso. Por un lado, siempre sentí a Brasil como
una identidad nítida y firme. Digo que, en mí, Brasil
está resuelto. Por otro, no soy nacionalista en ningún
nivel. Estoy seguro de que el modelo del Estado-Nación es
algo pasajero y de que las naciones fueron inventadas ya en la curva
descendente de esa idea. El hecho de que los Estados Unidos sean
un país sin nombre es absolutamente adecuado al papel que
cumplen como líderes del mundo en esa transición.
(Sí, porque América es el nombre del continente y
Estados Unidos sólo indica una organización genérica
y, por lo tanto, no puede ser el nombre de un país singular.
Tan es así que Brasil se llamaba Estados Unidos del Brasil
y México, creo, se llama aún hoy Estado Unidos de
México). Hostil y maravilloso, excesivamente contradictorio,
todo eso me parece verdadero con respecto a Brasil. Levi-Strauss,
en Tristes Trópicos, escribió que las ciudades brasileñas
parecían estar en la decadencia sin haber alcanzado la madurez.
Es muy fácil encontrar ruinas de construcciones inacabadas
acá. Pero nuestra situación concreta (ser el único
país de lengua portuguesa de América, poseer un suelo
de dimensiones continentales con una población altamente
multirracial, ser la mayor población negra fuera de Africa)
nos da oportunidades y responsabilidades históricas singulares.
Soy uno de los que van a hacer cualquier cosa para que esas oportunidades
sean aprovechadas y las responsabilidades encaradas con coraje e
incluso con alegría.
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Cuatro temas del disco nuevo
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Noites
do Norte *
(música de Caetano Veloso sobre un texto de Joaquim Nabuco)
La esclavitud permanecerá por mucho tiempo como la característica
nacional del Brasil. Ella desparramó por nuestras vastas
soledades una inmensa suavidad; su contacto fue la forma primera
que recibió la naturaleza virgen del país, y fue la
forma que la naturaleza guardó; ella la pobló como
si fuese una religión natural y viva, con sus mitos, sus
leyendas, sus encantamientos; le insufló su alma infantil,
sus tristezas sin pesar, sus lágrimas sin amargura, su silencio
sin concentración, sus alegrías sin causa, su felicidad
sin día siguiente... Es ella el suspiro indefinible que exhalan
al enlunarse nuestras noches del norte.
* La idea de la esclavitud como deuda y gloria cultural del Brasil
da el nombre al disco y determina los ritmos y la gráfica.
La canción musicaliza un trozo del libro "Minha Formaçao"
de Joaquim Nabuco (1849-1910). Nabuco fue un orador relevante, un
poeta humilde y, sobre todo, un político propulsor de campañas
de abolición de la esclavitud. Caetano dice que encontró
en el libro de Nabuco Minha Formaçao (1900),
una opinión particular, un tono y matiz de pensamiento
propio y complejo.
Michelangelo
Antonioni *
(original en italiano)
Visión del silencio
Angel vacío
Página sin palabra
Una letra escrita sobre un rostro
De piedra y vapor
Amor
Ventana inútil
* Antonioni dice en el libro "Más allá de las
nubes", que luego inspiró el film homónimo: El
resto es niebla. Estoy acostumbrado.... Escrita en italiano,
esta canción breve que parece apelar a una economía
casi oriental para decir lo imposible, consigue la respiración
de un film de Antonioni. Puede decirse que en él flotan la
fragilidad del amor, su imposibilidad, el destino de la nada, el
desconsuelo de una búsqueda sin premio, pero narrada con
elegancia de forma.
Sou Seu Sabiá *
Si el mundo se precipitara sobre tu cama
Y el miedo se acomodara sobre tu sábana
Y si sin dormir
Tiemblas al nacer el sol
Escucha la voz de quien ama
Ella llega ahí
Vos podés estar tristísmo en tu cuarto
Que yo siempre tendré mi modo de consolar
Es sólo tener alma de oír
Y corazón de escuchar
Yo nunca me canso del unísono con la vida
Yo soy
Soy tu zorzal
No importa donde sea
Voy a cantarte
Te voy a cantar
Te voy, te voy, te doy, voy a darte
Yo soy
Soy tu zorzal
Lo que tengo, te doy
¿Qué tengo para dar?
Sólo tengo la voz
cantar, cantar, cantar, cantar
* Sabiá es zorzal. Hay una canción de
Chico Buarque de Holanda y Jobim llamada Sabiá
que dice: E ainda lá/ que eu hei de ouvir cantar/ uma
sabiá.
Traducción y adaptación de Miriam Sosa.
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