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El que llega último se queda sin los verdes

Con el corralito, la salida de depósitos del sistema llegaría, como mínimo, a los 1100 millones mensuales. A fines de febrero, por cada peso circulante, el Central tendría sólo 0,66 dólares para defender el 1 a 1.

Límite: �En el mejor escenario, a fines de febrero, por cada peso circulante, el Central sólo tendría en reservas 66 centavos de dólar�.

Roque Maccarone,
presidente del Banco Central.

Por Maximiliano Montenegro

En la jerga de los bancos se conoce como “el goteo”. Pero, en realidad, es una corriente que podría terminar por derrumbar el dique de la Convertibilidad antes de finalizar el verano. Según el cálculo más conservador, después de las medidas restrictivas, la salida de depósitos del sistema llegaría a los 1100 millones de dólares mensuales. Estimaciones menos cautelosas hablan del doble. Eso, suponiendo que no se multiplica la apertura de varias cuentas por familia en diversos bancos, con el fin de retirar la mayor cantidad posible de efectivo de plazos fijo vencidos. Otros cálculos, efectuados en secreto en Economía, elevan la cifra hasta los 5000 millones mensuales. Aun en el caso más conservador, en tres meses, la sangría volvería a dejar al sistema financiero al borde del colapso. Por otro lado, la pérdida de reservas del Banco Central –adicionales a la venta de dólares al público– por los préstamos que deberá otorgar a los bancos para que no quiebren y la necesidad de seguir cubriendo el bache de financiamiento del Tesoro, ante la suspensión del desembolso de diciembre del FMI, dejaría a la Convertibilidad sin el respaldo mínimo de dólares exigido por la ley a fines de febrero.
La información del Banco Central sobre los depósitos correspondiente al lunes –siempre se difunde con dos días de atraso– no echa demasiada luz sobre cómo funcionó el corralito el primer día que se cerró. La estadística oficial muestra un aumento de los depósitos de 8 millones. Sin embargo, el dato es irrelevante ya que por estos días se depositan en los bancos buena parte de los 1500 millones de masa salarial pagada mensualmente a través de cajas de ahorro. Más aún, casi 500 millones fueron transferidos de plazos fijos vencidos a cuentas a la vista, lo que indica que los que quedaron atrapados se quieren poner en la línea de partida para huir (ver página 9). La caída de reservas del Central, en tanto, confirma que quienes lograron retirar fondos o se quedaron con pesos en el bolsillo compraron dólares.
Sea como fuere, en los últimas horas los principales consultores económicos y analistas de bancos de inversión empezaron a elaborar distintos escenarios de “goteo” de dólares del sistema para las próximas semanas. Los resultados indican que, a menos que haya un drástico cambio en el comportamiento de los ahorristas, Domingo Cavallo deberá correr contra reloj para no llegar al día 91 con el sistema financiero, nuevamente, al borde de la debacle y a un paso de abandonar la Convertibilidad forzado por la sequía de dólares billete en el Central para respaldarla. En ese lapso, el ministro volverá a encontrarse en un dilema de hierro: si abre más la canilla de los retiros aceleraría los tiempos; si no lo hace, entonces se profundizará la parálisis comercial de los últimos días.
El cálculo más conservador supone lo siguiente:
De la masa salarial abonada a través del sistema financiero (1500 millones), sólo el 20 por ciento opta por retirar el límite máximo de cash de 1000 pesos mensuales. El 80 por ciento restante, en promedio, saca en billetes apenas 380 pesos. En conjunto, eso representa una fuga de 756 millones.
De las cajas de ahorro no usadas en el pago de remuneraciones (más de 9 millones), apenas el 10 por ciento retira los 1000 pesos, proveniente de ahorros acumulados en esas mismas cuentas, en plazos fijos, o de ingresos correspondientes a actividad cuentapropistas. El 90 por ciento se supone que no retira nada. Por este concepto se irían del sistema otros 900 millones.
De las cuentas corrientes de empresas (poco más de 485.000) el 100 por ciento extrae los 1000 pesos autorizados porque, obviamente, las empresas requieren manejarse, al menos, con esa cifra de efectivo de caja chica. Esto significa una salida de otros 483 millones. Si se cumplieran dichos supuestos, el retiro de depósitos ascendería a 2140 millones. Pero suponiendo, también, que la mitad de dicha cifra regrese al sistema financiero en concepto de pagos, la fuga neta de depósitos ascendería a 1070 millones mensuales y, exactamente, ese monto sería convertido en dólares contantes y sonantes.
Nótese que la estimación anterior no considera la posibilidad de que se multiplique la apertura de cuentas de individuos ya bancarizados en diversas entidades, que busquen así eludir el tope máximo de extracción mensual de 1000 pesos, al transferir a dichas cuentas fondos de plazo fijos vencidos. Esta manera de saltar el corralito parece estar cundiendo entre depositantes de clase media y media alta. Por ahora, el Central no dictó ninguna norma restrictiva al respecto; y los bancos tampoco controlan si un individuo abre varias cuentas no asociadas en una misma entidad y extrae de cada una de ellas hasta el límite autorizado.
Por eso, cálculos algo menos cautelosos que el citado más arriba arrojan una fuga de más de 2000 millones de dólares. En tanto, estimaciones más audaces –que circularon entre el Banco Central y Economía– hablan de una salida superior a los 5000 millones.
Incluso en el escenario más conservador de sangría de fondos, en tres meses, la situación no sólo se volvería sumamente peligrosa para los bancos, cada vez con mayores dificultades para recuperar su cartera de préstamos y responder a los ahorristas, sino también para la propia Convertibilidad. La proyección de los consultores es que, sin préstamo extraordinario del Fondo Monetario, el Banco Central deberá financiar con los dólares líquidos de las reservas a los bancos, para enfrentar el “goteo” de depósitos, y al sector público –vía redescuentos al Banco Nación– para cubrir un bache fiscal de más de 3000 millones de dólares. Así, a fines de febrero, por cada peso circulante en Argentina, el Central sólo tendría en reservas 66 centavos de dólar, el límite mínimo establecido por la ley de Convertibilidad que fijó la paridad 1 peso igual a 1 dólar. De hecho, desde enero ya no habrá dólares suficientes en el Central para cambiar todos los pesos circulantes a esa paridad.

 


 

FUGA MASIVA DE DIVISAS A URUGUAY
Con sólo cruzar el charco

El viernes pasado, antes de que el Gobierno decretara la inmovilización de depósitos, 100 millones de dólares volaron hacia el sistema financiero uruguayo, una plaza tradicional para aterrizar capitales fugados de Argentina. Ayer, en tanto, las casa de cambio de Uruguay dejaron de cotizar y aceptar pesos argentinos.
Según el diario El Observador, que cita fuentes del Banco Central del Uruguay, los días de la semana pasada “fueron de intenso movimiento de fondos (de argentinos hacia bancos uruguayos), pero el 30 de noviembre fue el día clave”. La cifra de 100 millones de dólares representa al menos la cuarta parte del total de traspasos al exterior realizado por los argentinos el día previo al anuncio de las medidas dispuestas por la administración de Fernando de la Rúa, afirmó el diario.
En los días previos a la medidas anunciadas el fin de semana último, las sucursales de varios bancos uruguayos en la ciudad de Colonia, situada a orillas del Río de la Plata, frente a Buenos Aires, “estaban llenas” de clientes “de nivel económico medio” y el lunes, cuando comenzó a regir las restricciones al uso depósitos, permanecieron “vacías”. El viernes pasado los bancos de Colonia incluso extendieron su horario hasta las 20, tres horas más de lo habitual.
Según fuentes de la Asociación de Bancos del Uruguay (ABU), las medidas “frenarán por algunos días el retiro de dinero, pero existen vías alternativas para realizarlo que no fueron afectadas. El dinero puede estar saliendo a través de títulos o de compra de acciones en Uruguay”, agregaron.
Por otro lado, ayer, las operadores cambiarios de Uruguay dejaron de comercializar pesos argentinos. “Dejamos de tomar pesos argentinos porque en plaza no hay cobertura y en el exterior no lo pueden pagar”, explicó un operador de Gales Casa Bancaria. Idéntica explicación brindaron Exprinter e Indumex, que junto a Gales son las principales casas cambiarias del país.
A media tarde, el peso argentino había caído un 13 por ciento ante el aumento del riesgo país a casi 4.000 puntos, que llevó a la moneda a cotizarse a 10 pesos uruguayos contra 11,50 al cierre del martes.
Los operadores explicaron que es muy riesgoso tomar divisas argentinas porque después resulta difícil, o hasta imposible rescatar su valor en dólares. “Solamente hay que mirar el televisor o leer las noticias. Si el riesgo país sube a 4000 y se habla de que se va a dolarizar totalmente, nadie quiere pesos argentinos”, explicó un operador.

 

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