Por Eduardo Tagliaferro
Desde
La Habana
El crac de la economía
argentina es uno de los principales motivos de debate en las intervenciones
del X Foro de San Pablo. Las medidas que el pasado fin de semana implementó
el ministro de Economía Domingo Cavallo son definidas como una
confiscación de los depósitos bancarios. La
crisis es presentada como ejemplo del resultado que sobreviene a la implementación
de políticas neoliberales. Las recetas del FMI han colocado
a la Argentina de rodillas, dijo Manuel Medina, representante del
venezolano Partido Patria para Todos, una agrupación que integró
la coalición que apoya al presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El tema fue largamente analizado en la comisión sobre las realidades
del Cono Sur. Argentina fue exhibida como el modelo exitoso del
neoliberalismo. Hoy apena a los principales referentes del mundo económico,
dijo, en esa comisión, el líder del PC argentino, Patricio
Echegaray. No dudó en precisar que este modelo económico
fue fundado por la dictadura militar, continuado durante la economía
de guerra de Raúl Alfonsín y si bien vivió su clímax
con Carlos Menem, tuvo en Fernando de la Rúa a su continuador.
Analizar la realidad argentina es inevitable para los hombres de la izquierda
latinoamericana. Cada cable noticioso, cada información era motivo
de largas rondas de opiniones. Los delegados brasileños aparecían
sorprendidos por un cable que, tomando como fuente al diario de negocios
Wall Street Journal, afirmaba que tanto el presidente De la Rúa,
como Cavallo, no estaban a la altura de la crisis. Para los más
avezados la sorpresa no era tal. El Wall Street está jugando
a la devaluación argentina, comentó a Página/12
un importante dirigente del Partido de los Trabajadores de Brasil.
Tanto como las medidas económicas y la reacción de la sociedad,
a los delegados al Foro les preocupa el contexto político en el
que se desenvuelve la crisis. Reconocían la fuerte fragilidad del
Gobierno y especulaban en que fueran los hombres del peronismo los que
terminen presentándose ante los propios organismos internacionales
como la mejor opción. En este punto los principales discursos afirmaban
que la izquierda argentina tiene la obligación de unir a
todos los sectores afectados.
La televisión cubana también estuvo pendiente de la realidad
económica en Argentina. En una emisión especial de más
de tres horas de duración, representantes del Banco Central de
Cuba y del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial mostraron
un profundo conocimiento no sólo de las medidas implementadas durante
los últimos doce años por los gobiernos de Menem y De la
Rúa, sino también sobre el contexto político en que
éstas fueron tomadas.
Las acciones del viernes pasado (limitación de los depósitos
bancarios) son la expresión de la agonía del Gobierno y
del modelo acogido que se niega a sí mismo, por cuanto hay una
intervención profunda del Estado en la economía. Hoy aquel
modelo es un emblema, pero de la derrota del neoliberalismo, dijo
frente a las cámaras el economista Osvaldo Martínez.
La agresiva política de Estados Unidos, la condena al terrorismo
y al terrorismo de Estado, el rechazo al tratado de libre comercio (ALCA),
al denominado Plan Colombia, a la persistencia de realidades colonialistas
como las que vive la Isla de Vieques en Puerto Rico y las presiones alentadas
por los norteamericanos contra el gobierno de Chávez fueron la
constante de las distintas intervenciones. Las deliberaciones son atentamente
seguidas desde el escenario por el presidente de Cuba, Fidel Castro. Las
pocas veces que éste interroga a alguno de los disertantes, éstos
quedan enredados en el nerviosismo, como le sucedió ayer a uno
de los delegados de la Isla Vieques, quien no supo responderle a Castro
las diferencias entre conceptos como neocolonización y privatización.
La pregunta devino en el único momento en que Fidel rompió
con su silencio. Refiriéndose a los pueblos del Caribe, dijo: Yo
soy tan optimista que no creo que ningún ministro de hacienda pueda
vendernos, no creo que el ALCA ese pueda convertirnos en un Departamento
de Ultramar de los Estados Unidos. Tengo un sueño y creo que podemos
liberarnos. No podrán gobernarnos.
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