Por Hilda Cabrera

Sobreponiéndose al desánimo general y a la propia incertidumbre respecto del presupuesto con el que contará para 2002, el director general del Complejo Teatral de Buenos Aires, Kive Staiff, también director artístico y general del Teatro San Martín (cargo que ocupa desde mayo de 1998), ha dispuesto para hoy viernes y el domingo 9 –se saltea el sábado, por ser feriado– la realización de un minifestival multidisciplinario de fin de año. Esta es la primera vez que bajo un gobierno democrático se cierra la temporada oficial en los teatros de la ciudad sin que se haya anunciado la programación de la siguiente. Se sabe que ésta ha sido completada en octubre en base a un presupuesto tentativo, sobre el cual aún no se ha expedido el gobierno de la ciudad. La fiesta artística, tradición que inauguró el San Martín en la década del 80, incluye los últimos estrenos del Ballet Contemporáneo que dirige el coreógrafo Mauricio Wainrot, piezas teatrales para adultos, obras para chicos, recitales de música y proyección de clásicos y preestrenos en la Sala Leopoldo Lugones. Las entradas son gratuitas, pero habrá que cumplir con el requisito de retirarlas, en principio, a partir de dos horas antes de la función elegida, y en la boletería del teatro que corresponda al espectáculo. Se podrá ver Sobremonte, el padre de la patria, un interesante trabajo del dramaturgo Ignacio Apolo basado en la novela Sobremonte, una historia de codicia argentina, del periodista y escritor Miguel Wiñazki. En este caso, el calificativo de padre de la patria se aplica a la histórica figura del sevillano marqués Rafael de Sobremonte (1746-1827), considerada símbolo de cobardía y robo. Este carácter fundacional es desarrollado de modo atractivo en la puesta de Sergio Rosemblat, que cuenta con elenco numeroso y destacadas actuaciones de Franklin Caicedo y Pompeyo Audivert. El hecho de mostrar a los fundadores de la nación como integrantes de una sociedad conformada por una comparsa dispuesta al saqueo y a la fuga, por delirantes y bufones, e invasores y criollos “mezclados y perdidos y jodidos para siempre” va relacionando con humor y socarronería pasado y presente.
A esta producción, probablemente la de mayor despliegue de esta fiesta artística, se suma Hombre y superhombre, de George Bernard Shaw (18561950), en versión y puesta de Norma Aleandro. En este montaje, protagonizado por Eleonora Wexler y Pablo Drago, se han obviado algunos pasajes filosóficos de especial interés para la época en que fue escrita la obra (1901), así como las discusiones sobre la figura del Don Juan literario, limándose las asperezas en torno de la controvertida existencia de una fuerza vital femenina. Los Albornoz (Delicias de una familia argentina) es, por otro lado, la oferta de Los Macocos. Se trata de una comedia de humor negro, impiadosa en su crítica de un sector de la clase media argentina. Otra es la apuesta y la estética de la celebrada Cachetazo de campo, pieza experimental de Federico León, invitada a festivales internacionales. Se podrá ver también Cianuro a la hora del té, del dramaturgo y novelista checo Pavel Kohout (nacido en Praga en 1928), interpretada a dúo por Ingrid Pelicori y Juana Hidalgo. En esta pieza, dirigida por Leonor Manso, el disparador de los diálogos que se suscitan entre dos personajes femeninos de temperamento opuesto es el cerco, la sublevación y la masacre del ghetto de Varsovia. La acción transcurre cincuenta años después de aquel exterminio, y se constituye en reflexión sobre la identidad avasallada por acontecimientos históricos y la impostura en que caen autores y editores cuando convierten en best-sellers las más trágicas experiencias humanas.
Por su lado, el Grupo de Titiriteros del San Martín, que dirige Adelaida Mangani, mostrará dos obras para chicos. Estas son la emblemática El Gran Circo, de Ariel Bufano, y Paso a paso, de Carlos Almeida, basada en el cuento Tranquila Tragalenguas, la tortuga cabezota, del alemán Michael Ende. La programación teatral se completa con dos unipersonales: El vampiro negro, escrito y actuado por Luis María Pescetti, y Esqueches, una creación de su intérprete, Enrique Federman.
Los espectáculos de danza estarán a cargo del Ballet Contemporáneo del San Martín. Se presentará La muerte y la doncella, creación del estadounidense Robert North, Rise and Fall, sobre coreografía de David Parsons, y Ahora y entonces, una de las últimas obras de Wainrot, quien se inspira para este trabajo en la Tercera Sinfonía o Sinfonía del dolor, de Henrik Górecki. La música será protagonista fundamental en la noche del domingo. Estará representada por la Camerata Strauss, que conduce Edgar Ferrer. Interpretará valses y polcas en el Hall Central del San Martín. Por su lado, el grupo de percusión La Chilinga (nombre que también designa a la Escuela de Percusión, creada a comienzos de la década del 90) incitará al baile en la vereda del teatro con sus aires de raíz africana. Conducida por el percusionista Daniel Buira (ex integrante de Los Piojos), la Chilinga se dedica desde 1995 al estudio y ejecución de diferentes ritmos afrolatinos, entre otros el candombe, el samba y el samba reaggae brasileño, la murga, el son y el candomblé.

Una apuesta a la experimentación

El festival rosarino Experimenta presenta grupos argentinos
e internacionales, con la consigna de �ir hacia lugares diferentes�.

Por Silvina Friera

“La cultura es lo único que puede salvar a este país de la ruina”, profetizó el dramaturgo ruso Máximo Gorki. Orientados por el sentido de esta definición, los rosarinos del grupo laboratorio de teatro El Rayo Misterioso, formado en 1994 por Aldo El-Jatib Amato, decididos a “ponerle la cara a la adversidad”, lanzarán hoy la cuarta edición del Festival Internacional Experimenta en el espacio teatral que la compañía inauguró el año pasado (San Martín 473, Rosario). El programa incluye seminarios y conferencias a cargo de invitados especiales, talleres, mesas redondas, desmontajes, proyección de videos, un encuentro de revistas teatrales y un taller de crítica teatral, entre otras actividades. “En la Argentina no existe un festival de estas características”, cuenta José Pierini, integrante del Rayo, en la entrevista con Página/12. “En principio está organizado por un grupo de teatro independiente. Y además de presentar un espectáculo, cada agrupación realizará un taller, que permite acercar otra mirada de lo que puede ser la estética o dinámica del trabajo grupal”, aclara Pierini.
“En un país que se cae a pedazos, donde toda la actividad cultural es abandonada a la sola voluntad de los que creen que no hay nada que perder”, dicen los organizadores, Experimenta 4 –que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro (INT) y la adhesión de Eugenio Barba, del Odin Teatret– se erige “como un espacio de confrontación, intercambio, difusión y enriquecimiento del trabajo teatral, la preparación del actor y el proceso del trabajo dramático”. Entre los invitados internacionales del festival, que finalizará el jueves 13, estarán los alemanes de Odisea que presentarán Ulises y la máquina de perdices, una relectura de la historia de Ulises, que es seducido por los terribles encantos de la diosa del consumo (sábado 8, a las 22, en la sala J. Grotowski). Los suizos de L’Alakrán recrearán El carnicero español, pieza del argentino residente en España Rodrigo García, que hurga en el mundo de la soledad del hijo de un carnicero perdido en los recuerdos de la infancia y fascinado hasta la obsesión con Tita Merello (lunes 10, a las 22, en la sala J. Grotowski). Los españoles de Legaleón ofrecerán Bancarrota, una serie de apocalipsis cotidianos que van del nacimiento a la muerte (jueves 13, a la 19, en la sala J. Grotowski). También desde España (San Sebastián), Agerre Teatroa expondrá con Marranadas, de Marie Darrieusseqc, un futuro incierto –el año 3000– y una sociedad de pasiones encontradas (miércoles 12, a las 20, en la sala A. Artaud).
En representación de Buenos Aires, el grupo Del Nudo acercará su propuesta de títeres con Mar de Margaritas, de Mariana Trajtenberg, un relato sobre un triángulo amoroso entre los títeres y el mundo de sus manipuladores (viernes 7, a las 20.30, en la sala A. Artaud). El Candado Teatro de San Juan montará la creación colectiva Despacho de lamentos, una investigación que indaga en el submundo de personajes recluidos y olvidados por la sociedad (domingo 9, a las 22, en la sala J. Grotowski). Por Rosario, el Taller del Rayo, de los alumnos del nivel más avanzado, hará Mujer con espejo, rouge y botas (martes 11, a las 18, sala J. Beck), mientras que La Comedia de Hacer Arte ofrecerá su versión de Rosaura a la diez (martes 11, a las 21, sala J. Grotowski) y El 45 (teatro Fausto) Semblanzas deportivas, un texto de Roberto Fontanarrosa, adaptado por Miguel Franchi (el martes 11, a las 23, sala A. Artaud).
“Si algo define nuestro trabajo es la búsqueda, aunque no sabemos bien de qué. Sin embargo, buscar implica acción, ir hacia terrenos desconocidos, que no pisó nadie o sólo algunos”, dice Pierini. “Existe una crisis de valores en el mundo. Hay un tabú a lo grupal, el temor a perder la individualidad. Dentro de las artes, el teatro necesita del grupo para trabajar porque el teatro es un hecho vivo”, remarca.“En el país hay pocas cosas que tengan continuidad, pocos proyectos de investigación, poca valorización de la comunidad, no sólo en el teatro sino en todos los órdenes. Lo que sucede en el teatro es un reflejo de una cultura que no crece, no avanza, sumida, como Penélope, en la eterna repetición”, coincide el director del Rayo, Aldo El-Jatib Amato. El grupo, que realizó tres montajes, Cirujas (1995), Muz (1997) y Ram (2000), edita desde 1994 la revista Teatro, Truenos & Misterios.
Para Norma Velardita, actriz del grupo El Candado Teatro (San Juan), los festivales “permiten romper, desde un trabajo basado en la experimentación y la investigación, con las convenciones preexistentes en la disciplina teatral”. Velardita sostiene que el grupo apela a lo simbólico como lenguaje, para producir multiplicidad de sensaciones. “En San Juan no existe el teatro basura, el teatro comercial, que se lleva a cabo con fines de lucro, porque el público no alcanza para abarcar esta dimensión. Por falta de recursos, aunque se trate del teatro en su forma más convencional, en general los grupos apelan al ingenio para transformar las carencias”. Silvia Debona, directora y autora de Domingo Furioso, considera que hablar de teatro argentino se hace cuesta arriba. “ Cuando mencionan al teatro argentino, en general, se refieren al que se produce en Buenos Aires. No tenemos ninguna duda de que en algo nos parecemos: dedicarse al teatro independiente en la Argentina es una apuesta fuerte que requiere de un gran sacrificio personal, más allá de la estética de las propuestas.”

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