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UN ATIPICO FINAL PARA “CONFIANZA CIEGA”
La historia de un indeciso

Uno de los participantes, Rubén, cambió tres veces consecutivamente de decisión, al definir si dejaba a su novia por una de las seductoras.

Rubén y Valeria, la pareja ¿disuelta?

Por Verónica Abdala

Los productores del programa “Confianza ciega” dijeron desde el principio que los estados de ánimo de los participantes serían la clave del programa. Incluso, que podrían jugarles una mala pasada a las parejas participantes, en cualquiera de las instancias de la convivencia a la que se habían prestado para probar la solidez de las respectivas relaciones. Lo que nunca imaginaron fue que llegarían a concretar... cuatro finales distintos para el último capítulo, a causa de las idas y vueltas de uno de los participantes. Rubén, el muchacho que fue la estrella del ciclo, modificó cuatro veces consecutiva su decisión final, que era nada menos que continuar su noviazgo de tres años con Valeria, o apostar todas las fichas a la atracción que había sentido por la “seductora” Patricia. Puede decirse que Rubén intentó probar todas las posibilidades, en un paso final que para el público fue de comedia y para la pareja casi que de tragedia. El pico de 21 puntos de rating que tuvo el programa hacia el final de la emisión del miércoles probó que el tira y afloje de Valeria y Rubén era parte de lo que la gente quería ver.
Los integrantes de las cuatro parejas que pusieron durante dieciséis días a prueba su confianza estaban advertidos: “Al final, no habrá lugar para ambigüedades”, había afirmado el conductor Juan Castro en las primeras horas del día en que habrían de decidir si continuaban con sus noviazgos, o no. Lo que no explicó fue de qué manera deberían dar a conocer la “noticia”. Y ese momento finalmente llegó: “El premio que se han ganado por haber participado –anunció– es un viaje al Caribe. Lo que ustedes deberán decirnos ahora es si viajan en pareja. Y si lo hacen con quienes ingresaron a este programa o con algunos de seductores/as que conocieron aquí”. Para cuando terminó de pronunciar estas palabras, varios de los participantes habían palidecido.
Las decisiones que darían a conocer las parejas compuestas por Juan-Florencia, y Walter-Verónica eran previsibles: los primeros habían anunciado públicamente su casamiento, tras abandonar la competencia. Y a los segundos se les había tornado casi intolerable mantenerse a una pared de distancia durante 16 días. Los principales interrogantes giraban en torno a las resoluciones de las parejas compuestas por Roxana-Rodrigo y Valeria-Rubén. Rodrigo anunció que no viajaba con Roxana, e invitó a Mara, una de las “seductoras”, a que lo acompañara al viaje. Roxana, por su parte, no dudó en proponerle a Charlie compartir el viaje. El más tatuado de los seductores aceptó. Cuando le tocó el turno a la última de las parejas, comenzaron los “problemas”. No por lo que dijo Valeria, que sin embargo sorprendió con su decisión –después de sostener durante lo que duró el ciclo que su pareja estaba terminada, anunció que deseaba viajar con Rubén– sino por las idas y vueltas de su partenaire.
En lo que parecía el final del programa, Rubén (quien se había declarado varias veces enamorado de una de las seductoras, Patricia), dijo que no viajaría “con nadie”, que se iría solo. Pero el desconsuelo de Valeria, que tras oírlo se largó a llorar, lo llevó a anunciarle al conductor que se había resuelto a viajar. La producción decidió grabar de vuelta el final del ciclo. Pero una posterior confesión de Patricia, acerca de que se sentía “verdaderamente” interesada en que siguieran conociéndose, llevaron al muchacho a torcer el rumbo por tercera vez. “Mi corazón me dice que viaje con Patricia”, anunció esta vez, en cámaras. El último intento de su novia por ganar la pulseada (una chica que, más que enamorada, demostró estar muy poco acostumbrada a perder), consiguió que el indeciso torciera el rumbo nuevamente, por lo que por cuarta vez se rodó un final. Rubén y Valeria afirmaron que se irían juntos al Caribe, aunque sus caras eran pura mala onda. El programa terminó así. Fue un acierto completo de la producción pasar la secuencia completa de los vaivenes de Rubén, el muchacho del sí fácil.

 

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