Por Roque Casciero
Torsos sin cabeza que gritan.
La imagen, un tanto perturbadora, es la que el virtuoso guitarrista Dave
Fiuczynski eligió para darle nombre a su banda, Screaming Headless
Torsos. De todos modos, la música del quinteto neoyorquino está
muy lejos de provocar espanto: su explosiva combinación de funk,
soul, punk, rap, jazz y reggae ha llamado la atención en los circuitos
de vanguardia de todo el mundo. Y este domingo habrá oportunidad
para ver y escuchar por qué, ya que la banda encabezará
el Festival Tribulaciones Avant Music que se realizará en La Trastienda.
Sin embargo, Fiuczynski no tiene muy en claro por qué se considera
que su música es de vanguardia. Hoy se llama así a
un concierto de free jazz, un estilo que ya tiene 40 años,
explica el guitarrista, en una entrevista telefónica con Página/12.
Los Torsos tenemos un sonido fresco, aunque no sé si es exactamente
de vanguardia. Los ritmos son nuevos, las armonías ciertamente
no, los temas musicales no son nada que no se haya escuchado antes, no
tratamos temas sociales ni políticos revolucionarios... Es sólo
música energética, rítmica y colorida. Hemos tocado
en festivales de vanguardia y comparado con lo que sonaba allí,
parecíamos una banda de Top 40, la retaguardia. Pero en Japón
abrimos para un grupo rockero y comparado con eso, nosotros sonamos vanguardistas.
Creo que no encajamos bien en ninguno de los dos lados. O que somos a
la vez vanguardia y retaguardia.
Se les debe hacer difícil conseguir un lugar en el mercado
discográfico, entonces.
En realidad es difícil para todo el mundo porque, o estás
en un sello grande y hacés lo que el sello quiere, o sos independiente
y no tenés apoyo, entonces te lo pasás de gira y tocás
por muy poco dinero. Si yo llevo mi música a cualquier sello, será
rechazada: cuando yo aparezco, las puertas se cierran (se ríe).
En cierto sentido, eso es bueno, porque me fuerza a ser único para
conseguir atención.
¿Cómo se le ocurrió semejante nombre para la
banda?
No se puede escuchar cómo aúllan los torsos sin cabeza,
precisamente porque carecen de cabeza. Es como un concepto zen, el grito
silencioso, el aplauso con una sola mano, pero con una energía
más punk. Empezamos mezclando punk y reggae con un cantante de
ópera. Mis héroes eran los Bad Brains y en esa época
estaba escuchando mucho a Nina Hagen, así que traté de mezclar
esas cosas, pero después agregué más variantes. Nuestro
disco debut tiene funk, rock, jazz, house, hip hop. El próximo
será con ambient y drumnbass... pero serán los
Torsos.
¿Cómo desarrolló su estilo guitarrístico?
Porque usted estudió en el New England Conservatory, pero también
aborda géneros no académicos.
Uso mis estudios para obtener elementos teóricos, información
que no se puede sacar del punk, el ska, el rock o el reggae. Pero también
uso la energía de esos estilos, que no se consigue en las lecciones
del conservatorio. Y después mezclo eso a mi modo.
¿Qué importancia le adjudica a la técnica y
a la velocidad en su modo de tocar?
La técnica es importante para no tener que preocuparse por
ella. Digamos que usted maneja a 250 kilómetros por hora: si su
auto es un Mercedes flamante, solamente tendrá que preocuparse
por manejar; en cambio, si maneja un cascajo rápido, no podrá
concentrarse solamente en manejar sino también en los problemas
del auto. Lo mismo sucede con la técnica. Si un músico tiene
una buena técnica, después sólo debe concentrarse
en desarrollar sus ideas musicales; si la técnica no es tan buena,
está en problemas, porque puede tener buenas ideas pero no será
capaz de expresarlas. Pero también deberá prestarle atención
al desarrollo melódico, porque si no solamente será un técnico.
Entonces sería como un buen auto sin conductor: choque seguro.
Pero a veces la gente que apenas conoce teoría musical hace
grandes cambios en la música popular.
Es verdad. Personalmente, disfruto más de los músicos
que conocen la teoría pero que no pierden por eso emotividad, expresión.
Pienso en Duke Ellington, en John Coltrane. Sin embargo, eso no significa
que no exista gente que me influyó y que no sabía tanto
de música pero que tenía muchas cosas grandes para expresar,
como Flipper o los Sex Pistols.
El ideal, entonces, es tener teoría y cosas que expresar.
Un profesor mío lo llamaba control del alma.
Hay mucha gente que tiene alma y mucha que tiene control, pero no hay
tanta que tenga control del alma. Eso es lo que yo busco: ampliar mi sonido
emocional.
|