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DINAR LINEAS AEREAS

EL FMI PLANTEO UNA ALTERNATIVA DE HIERRO: HIPERAJUSTE O DEVALUACION
Mingo tendió un puente y vino una aplanadora

En su primera jornada en Washington, el ministro de Economía buscó recomponer relaciones con el Fondo, pero recibió una durísima exigencia para cerrar el déficit del año 2002. Sin devaluación, vuelve a plantearse la posibilidad de otro recorte de salarios estatales.

Domingo Cavallo y Daniel Marx en Washington. Sonrisas en público y
dientes apretados en privado.

Por David Cufré

“No discutimos ni la devaluación ni la dolarización”, fue lo primero que dijo Domingo Cavallo tras una extenuante jornada de reuniones con las máximas autoridades del Fondo Monetario Internacional. En Argentina, durante todo el día, arreciaron las versiones de devaluación, dolarización o una combinación de ambas, crispando los nervios de quienes las escuchaban y retransmitían histéricamente. Al final de la jornada, el mayor logro que pudo exhibir Cavallo fue haber tendido un puente para recomponer relaciones con el FMI. Hasta mañana seguirá bregando y bregando, como a él le gusta decir, para armar algo de juego, a fin de tener qué bajar cuando llegue a Buenos Aires. Por ahora no tiene más que un reinicio de las negociaciones. Pero el Fondo sigue tan duro como la semana pasada, planteando dos opciones de hierro: ajustar violentamente el gasto público para cumplir a rajatabla con el déficit cero en 2002, o tirar la toalla y devaluar.
El director gerente del FMI, Horst Köhler, almorzó y siguió en una larga sobremesa de dos horas con Cavallo quien, como había anticipado antes de su partida, se mostró muy predispuesto a escuchar lo que tenían para decirle. Eso es, básicamente, que en Washington no creen en las proyecciones de crecimiento del Gobierno para 2002 –del 1,4 por ciento– y vaticinan otro año recesivo. Por tanto, la recaudación no aumentará en el nivel supuesto por Cavallo y, para ajustarse al déficit cero, habrá que afilar las tijeras. El reclamo del organismo de crédito es reducir el gasto primario en 4 mil millones de pesos. Semejante ajuste, sin embargo, fue ofrecido como alternativa por el FMI ante la insistencia de Cavallo en que el Gobierno no quiere devaluar ni dolarizar. Especialmente, el mediterráneo remarcó que “jamás pensamos en devaluar”, opción que a la conducción del Fondo le sigue pareciendo la más apropiada.
Aunque el escenario haya cambiado de manera rotunda, el esquema para salir de la crisis que presentó el ministro fue el mismo que tenía hace un mes, cuando lanzó el canje de deuda local: evitar la caída formal en cesación de pagos, completar la reestructuración de la deuda en el tramo internacional y equilibrar las cuentas fiscales. A ese menú se agrega ahora la paulatina flexibilización a las restricciones para extraer dinero en efectivo. En conferencia de prensa, Cavallo dijo que el FMI estuvo de acuerdo en que las últimas medidas fueron necesarias, y prometió levantarlas “lo antes posible”.
“Fueron reuniones muy positivas”, describió, al encargarse de la versión oficial. “No discutimos ni la devaluación ni la dolarización, así como tampoco hemos venido a pedir un desembolso” de 1264 millones. El viaje de urgencia con medio equipo económico fue, de acuerdo con la explicación de Cavallo, para “lograr el apoyo del organismo a la reestructuración de la deuda” y aclarar las interpretaciones “de los técnicos del FMI (que se fueron la semana pasada de Buenos Aires dando un portazo), que encontraron una brecha en el Presupuesto de 2002 y de los años subsiguientes”. Para cerrar esa “brecha”, Köhler reclamó un ajuste de 4 mil millones.
El portavoz del Fondo, David Hawley, sostuvo que las reuniones fueron “buenas”, y que se trabajará durante el fin de semana “para alcanzar un acuerdo sobre las implicancias económicas de la política actual para los años 2002 hasta 2005”. En el único indicio de lo que realmente conversó con Köhler, Cavallo sostuvo que existe “la necesidad de aplicar una política de austeridad”. Una opción que analizó ayer el Gobierno fue elevar el recorte de salarios y jubilaciones del 13 al 20 por ciento. Página/12 reveló hace ya más de un mes que la Secretaría de Hacienda recomendaba llevar el descuento al 20 por ciento para cumplir con el Déficit Cero, medida que finalmente Cavallo decidió no tomar por las resistencias políticas. Ahora, con el agua tapando la nariz, el Gobierno podría avanzar en esa dirección.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, tras recibir un fax desde Washington en el que el ministro le detallaba las alternativas para el ajuste, tanteó el tema con legisladores de la Alianza y el peronismo. Encontró, como era de imaginar, una fuertísima oposición a aprobar un presupuesto con medidas como aquella.
Cavallo explicó a las autoridades del Fondo los límites políticos y sociales que encuentra el Gobierno para profundizar el ajuste, y señaló que lo mejor sería endurecer las condiciones del canje internacional. Se ofrecería a los acreedores del exterior postergar por cuatro años el pago de intereses. Pero para que haya plafond para lanzar una oferta tan dura, el Gobierno necesita que el Fondo destrabe el desembolso de 1260 millones. Esa medida sería un significativo gesto político de respaldo a la administración De la Rúa, lo que abriría una puerta a la recomposición de una situación que en este momento parece descontrolada. Hasta mañana, Cavallo jugará la que puede ser su última partida.

 

Taylor, desde la tribuna

El subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, John Taylor, afirmó ayer que espera que el FMI y Argentina puedan alcanzar un acuerdo. “En este momento, Argentina está trabajando con el FMI para ver cómo pueden continuar con sus negociaciones sobre la deuda ... y es bueno que estén trabajando con el FMI sobre eso”, dijo Taylor ante la prensa en París.
El funcionario señaló que la solución para Argentina debe incluir un grupo de políticas que garanticen un crecimiento sostenido. Ante insistentes preguntas sobre la posición de EE.UU. frente a las negociaciones, Taylor dijo que el problema era un asunto del FMI, Argentina y los acreedores del país. “No sería constructivo que yo adoptara una posición”, indicó.

 

“Son rumores infundados”

El presidente del Banco Central, Roque Maccarone, desmintió anoche que la autoridad monetaria se haya visto en la obligación de retirar de clearing a bancos que operan en la plaza local. “Lo niego terminantemente”, dijo el titular de la autoridad monetaria, ante los rumores que daban cuenta y que circularon en la city sobre supuestos problemas en algunas entidades financieras. “Son rumores infundados, que casualmente coinciden con el éxito del tramo interno del canje de deuda”, dijo el banquero, momentos previos a que se conozca la cifra final de la Fase I de la operatoria de reestructuración de deuda. Asimismo, el titular del Central transmitió un mensaje alentador para la banca, al asegurar que “el Central dará al sistema todo el respaldo que necesite y en particular a la banca nacional”. Maccarone jugó fuerte ayer en la guerra que se abrió en la city, dejando en evidencia que no auxiliará a la banca extranjera, a la que le adelantó que si quieren fondos deberán pedirlos a sus casas matrices.

 

CONTRATAN ESTUDIO DE ABOGADOS PARA PELEAR EL CANJE
Aves negras para los buitres

Uno de los principales estudios especializados en reestructuración de deuda y financiación de grandes empresas ha sido contratado, en Estados Unidos, por un comité representante de una cantidad cada vez más nutrida de acreedores de Argentina. Los denominados “fondos buitres” se preparan para dar pelea legal contra la propuesta de canje de títulos que le ofrezca el gobierno argentino, si ésta no satisface sus expectativas.
La firma internacional de abogados Mayer, Brown & Platt, con sede en Estados Unidos, ha sido la elegida para encarar esta etapa de las negociaciones. Los abogados designados para representar a los acreedores de Argentina son Peter Darrow y Michael Richman, según informó ayer la firma. En cambio, no se ofreció información acerca de las firmas de inversión que conforman el comité de acreedores o sobre la cantidad de bonos que reúnen. “La base de acreedores que estamos representando ha crecido considerablemente”, se limitó a señalar un miembro del comité. “A este momento, estamos representando a la mayoría de los acreedores grandes, sin incluir a la tenencia de los bancos.”
Según había comentado el miembro del comité, “el problema está en asegurarse que las pérdidas que sufrirán los tenedores de los bonos van a ser compartidas equitativamente entre nosotros, los inversores locales, el Club de París (países acreedores) y las agencias crediticias multilaterales”. Sin embargo, es sabido que la política de estos “fondos buitres” es sacar provecho de la debilidad con la que llega el gobierno argentino a la negociación y hacer valer sus derechos adquiridos. El comité de acreedores estaría dispuesto a iniciar acciones contra el gobierno argentino en caso de no llegar a una transacción satisfactoria.
Los problemas, sin embargo, no sólo se originan en el exterior. Las AFJP locales recurrirán a la justicia para impedir que el Estado los obligue a convertir sus plazos fijos en Letras del Tesoro Nacional, según anunció el director de la cámara de las AFJP, Jorge Castorina. La entidad considera que la norma “centraliza el riesgo en un solo deudor de manera impropia” y además “resta liquidez a sus existencias para abonar las prestaciones”.

 

OPINION
Por Alfredo Zaiat

Guerra en la city

En la city se declaró la guerra. No contra los depositantes, batalla que los bancos ya ganaron con el congelamiento parcial. Ahora el combate se da entre las entidades financieras. Un grupo de bancos extranjeros se lanzó a la cacería, como si el derrumbe de alguna entidad no los terminara arrastrando. Hace dos viernes buscaron trabar el cierre del canje de deuda local. Durante esta semana se dedicaron a vender espejitos de colores, prometiendo un paquete de 10 mil millones de dólares si el Gobierno se decidiera por la dolarización. Y ayer inundaron el mercado de rumores. Esos bancos no son más fuertes que otros en la plaza local. La corrida de depósitos es generalizada, sin discriminar entre nacionales y extranjeros, como había sucedido en el Tequila. Son tan vulnerables como los locales en días de histeria y angustia de ahorristas. Sus casas matrices los han dejado huérfanos. Cortaron todo tipo de asistencia a sus filiales de Buenos Aires, en un claro mensaje de que se arreglen como puedan. Por ese motivo, fueron ellos los que más presionaron para limitar las extracciones. Logrado ese objetivo y ante la ausencia de respaldo externo, salieron en forma desesperada a conseguir depósitos de la competencia, en una lucha que se parece mucho a un suicidio colectivo. La desconfianza de los ahorristas se da sobre todo el sistema, no sobre algunos bancos. Incluso algunos ejecutivos de los extranjeros padecieron en estos días la ira de importantes inversores que, siguiendo sus consejos, renovaron plazos fijos cuando ya se vislumbraba el desenlace del congelamiento. La extranjerización de la década del ‘90 no mostró que sirva para desalentar una corrida. Ante esa debilidad, la banca se lanzó a una batalla de todos contra todos con un final imprevisible.

 

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