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Los �pesados� del PJ van a la mesa, a su manera

Menem será invitado y participará del diálogo. Ruckauf aceptó el convite frente a Colombo, pero después comparó a De la Rúa con Galtieri. Duhalde recibió llamados de emisarios radicales. Reutemann y De la Sota quieren que les paguen las deudas. La debilidad del Gobierno y la crisis económica los acerca a la concertación.

Por Martín Piqué

El auditorio de la Universidad Del Salvador parecía estar muy lejos de la crisis económica. La convocatoria llevaba un título poco interesante y nada permitía suponer que los presentes serían testigos de un nuevo episodio de la pelea entre el Gobierno y el gobernador Carlos Ruckauf. Sin embargo, cuando el bonaerense comenzó su discurso, la sorpresa se dibujó en varios rostros. Ruckauf afirmó que el presidente Fernando de la Rúa “se parecía a Galtieri”, porque dice que “estamos ganando y en realidad estamos perdiendo”. La escena puso en evidencia las distintas reacciones del peronismo ante la concertación que lanzó el Ejecutivo: Ruckauf eligió la confrontación pública directa; Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota hacen equilibrio entre la cautela y el reclamo de los fondos adeudados por la Nación. Mientras tanto, el ex presidente Carlos Menem trata de recuperar poder mostrándose como el peronista más cercano a De la Rúa.
A la mañana, Ruckauf visitó la Casa Rosada, donde revitalizó su enfrentamiento con De la Rúa. Mientras daba una conferencia de prensa, apareció detrás suyo la vacilante figura del Presidente, que pasó bajo las espadas de los granaderos y siguió camino sin siquiera saludarlo. Ruckauf no atinó a darse vuelta y siguió hablando mientras los fotógrafos capturaban la imagen. Antes, se había reunido con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, a quien prometió participar del diálogo. Después, ante las cámaras, Ruckauf condicionó su presencia a que “la Nación cumpla con las obligaciones con las provincias”. Unas horas más tarde aprovechó un congreso para criticar al Presidente: “Nos dicen que estamos ganando y en realidad estamos perdiendo”, dijo luego de comparar a De la Rúa con el dictador afecto al whisky. Y después cargó contra Domingo Cavallo, a quien acusó de “ir a una negociación internacional dispuesto a entregarlo todo”. Su enojo acusaba un motivo. El Gobierno lo había señalado como el jefe de una supuesta conspiración para derrumbar al Presidente, convocar a una asamblea legislativa y llamar a elecciones anticipadas. “A Ruckauf se le adjudican todas las capacidades, toda el potencial conspirativo”, se burlaba ayer un funcionario bonaerense que desmentía las acusaciones. “Cavallo nos metió en esto y ahora no tiene la capacidad de sacarnos porque tiene un esquema mental subordinado a los poderes internacionales”, afirmó a Página/12 Hugo Moyano, otro de los dirigentes mencionado en el informe de la SIDE que denunció la supuesta conjura.
En el entorno de Menem, en cambio, predominaron los gestos de conciliación hacia el Gobierno. Los primeros mensajes los había emitido el propio Presidente. Ayer Menem devolvió las gentilezas, oficiando de anfitrión en su casa de La Lucila, donde recibió a Carlos Corach, Eduardo Bauzá, Roque Fernández y Pedro Pou, más los diputados Ana María Mosso y Daniel Scioli y el senador Eduardo Menem. En el encuentro, el menemismo decidió dar marcha atrás con su propuesta de dolarización, y acordó dos puntos que tratará de imponer dentro del peronismo: oponerse a la Ley de Acefalía y a cualquier medida que deteriore “la figura presidencial”. Y proponer al Gobierno una “simplificación y reducción impositiva”. Ayer, el ministro del Interior, Ramón Mestre, anunció que Menem sería convocado, como titular del PJ, al diálogo con De la Rúa. Menem dijo que, en cuanto lo inviten –cosa que ayer no ocurrió–, acudiría a la Rosada.
El propio Menem se encargó de criticar cualquier cambio en la ley de acefalía, una propuesta que se baraja en voz baja entre los presidenciables del PJ. “Estoy totalmente en desacuerdo”, dijo.
Mientras Ruckauf y el riojano mostraban los dos extremos a la hora de relacionarse con el Gobierno, los otros dirigentes del PJ seguían moviéndose con su estilo. Reutemann, que se había quedado en Buenos Aires, recibía llamados de Colombo y se atragantaba con las malas noticias: “Tengo que tener una paciencia infinita”, le dijo ayer a uno de sus colaboradores. Se había enterado que el Gobierno no pagaría la mitad delos 160 millones que les debe y que Economía quería que emitiera a su cuenta los bonos Lecop: “Santa Fe es la provincia mejor administrada, pero se la quieren cargar de alguna forma”, acusaba un funcionario santafesino. “Ahora se nos va a caer el crédito del Banco Mundial”, se lamentó otro.
La furia estaba reprimida por la situación económica y la endeblez política del Gobierno. Ese era el clima que reinaba ayer en los entornos de Reutemann y De la Sota. “El Gobierno nos quiere abrazar para llevarnos a la muerte”, se quejaba ante Página/12 un diputado ligado al ex corredor. Entretanto, Eduardo Duhalde brillaba por su ausencia. Según sus hombres, “había viajado a Córdoba para visitar a un pariente enfermo”. Pero no estaba ajeno a las negociaciones: un reaparecido e histórico operador del radicalismo, muy próximo a Colombo, llamó por teléfono al diputado José Pampuro para invitar al senador a la mesa de diálogo con De la Rúa.
La respuesta del peronismo aún no está muy clara; los hombres del PJ ven con desconfianza los movimientos del Ejecutivo.
–¿El Gobierno intenta debilitar a los gobernadores? –preguntó Página/12 a Eduardo Di Cola, quien presentó el proyecto de Ley de Acefalía que propone la asunción del presidente del Senado y la convocatoria a elecciones a través de la ley de lemas.
–No sé si lo intentan abiertamente, pero lo intenten o no, su irresponsabilidad lo está provocando –respondió el legislador.

 

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