Otra vez se habla de la expulsión
de Yasser Arafat del poder en Cisjordania y Gaza, y nuevamente otro día
de violencia sin tregua en el conflicto de Medio Oriente quedó
signado por la especulación sobre el futuro del líder palestino.
El primer ministro turco, Bulent Ecevit, destapó la olla al decir
que su homólogo israelí Ariel Sharon le había manifestado
telefónicamente su deseo de librarse de Arafat. Las
respuestas fueron inmediatas: voceros de la Autoridad Palestina advirtieron
contra una movida semejante, y Shimon Peres, canciller laborista del gobierno
de unidad nacional, rechazó esa perspectiva. La oficina de Sharon
salió a desmentir lo dicho por Ecevit, pero la duda quedó
instalada, sobre todo ante sondeos que muestran un 70 de apoyo a las acciones
militares que tienen por objetivo quitarle el poder a Arafat, y que un
67 por ciento apoya al primer ministro.
Tiendo mi mano al pueblo israelí por la paz, por el bien
de nuestros niños y de los suyos, declaró un Premio
Nobel de la Paz en un Medio Oriente cada vez más convulsionado.
Arafat se dirigió a la audiencia israelí en una entrevista
que no conmovió a Sharon: Es lamentable que la televisión
estatal israelí se convierta, en medio de la guerra, en un foro
para el hombre que está detrás de los actos terroristas
dirigidos contra ciudadanos israelíes, aseguró por
medio de un comunicado. Pero hizo falta la intervención de otro
Premio Nobel para que alguien apreciara la labor del líder de la
Autoridad Palestina: Sin Arafat la situación sería
peor, dijo Peres, y provocar su caída, el peor error
en la historia del Estado de Israel. Pero dado que es Sharon y no
Peres quien tiene el timón, el ejército israelí destruyó
ayer el cuartel general de la policía en Gaza y dejó 18
heridos, al tiempo que unidades de elite, protegidas por carros de combate,
realizaban una incursión al campo de refugiados de Jan Yunes, al
sur de Gaza, para buscar casa por casa a los responsables de disparos
de morteros contra un asentamiento. Asimismo, el ejército se responsabilizó
de la muerte de dos activistas palestinos al norte de Cisjordania.
Los estadounidenses están con ustedes, les dan todo: aviones,
tanques y dinero, se quejó Arafat en la entrevista que causó
el enojo del premier Sharon. También afirmó que el terrorismo
de los integristas islámicos, además de causar la muerte
de ciudadanos de Israel, daña sobre todo a la AP y al pueblo
palestino, y que de la lista de 36 extremistas pedidos por Israel,
17 están detenidos. La oficina de Sharon se ocupó de inmediato
de devaluar este anuncio, afirmando como lo ha hecho en el curso
de los últimos días que los detenidos son terroristas
de segunda o tercera línea. Al mismo tiempo, y desde la clandestinidad,
dirigentes de Hamas ordenaron que reinara la calma en las manifestaciones
callejeras programadas para ayer a la salida de las mezquitas. Las protestas
tuvieron lugar en el entierro del militante muerto por disparos de la
policía palestina en el transcurso del asedio a la casa del jeque
Ahmed Yassin, líder espiritual de Hamas que fue puesto el miércoles
por Arafat bajo un ambiguo arresto domiciliario. Sin embargo,
y pese a las órdenes de Hamas, hubo incidentes que llevaron a las
fuerzas de seguridad a lanzar tiros al aire y bombas de gases lacrimógenos.
En un clima de tensión, representantes de las fuerzas de seguridad
palestinas e israelíes se reunieron, para terminar en un puro intercambio
de acusaciones y la promesa de una nueva reunión la semana próxima.
Medios israelíes indicaron que los expertos del Estado judío
exigieron una acción más definida contra los extremistas
palestinos, mientras que los palestinos demandaron que Israel disminuya
su presión sobre el pueblo palestino. El mediador norteamericano
Anthony Zinni, que en consonancia con el Departamento de Estado que lo
envía está redoblando su presión sobre Arafat para
que actúe, había presentado anteayer al líder palestino
una lista de 19 demandas, que, en caso de no ser cumplimentadas, podrían
llevar a Estados Unidos a aplicar sanciones contra la AP. Y, en todo caso,anoche
seguían los bombardeos israelíes contra posiciones palestinas
en Rafah.
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