El rejuvenecimiento primaveral
de la telenovela de Carlos Bianchi y la dirigencia de Boca, a raíz
de la posible renovación del contrato con el club, se marchitó
definitivamente ayer, aunque de manera decorosa. Bianchi dialogó
con la prensa y expresó que se va con la satisfacción
de la tarea cumplida y anunció que dirigirá al equipo
por última vez el domingo 16, en ocho días, frente a Independiente,
en la Bombonera, y que Carlos Ischia su ayudante de campo
se hará cargo del mismo en la última fecha, en Rosario.
Es una pérdida y un dolor grande, expresó Mauricio
Macri, quien anunció que antes de Navidad los boquenses
conocerán el nombre del sucesor. La última palabra de Bianchi
avivó aún más la lucha entre dirigentes, que se repartieron
acusaciones y culpas por el fracaso de la negociación.
Me voy con la satisfacción de haber cumplido con las expectativas
que tuvo la Comisión Directiva al contratarnos, y eso me da placer,
expresó Bianchi, al reiterar la decisión que había
anticipado en setiembre de no renovar su vínculo contractual. Y
acerca de las versiones que daban como factible una vuelta atrás
en su decisión de alejarse, sobre todo después de las conversaciones
que el técnico mantuvo con los dirigentes Marcelo Londo y Gregorio
Zidar durante el viaje de vuelta desde Tokio, Bianchi fue contundente:
Todo lo que fue publicado en estos días, no salió
de mi boca, cuestionó. Ya en otras ocasiones el técnico
había mostrado fastidio por la difusión pública de
los contenidos de distintas negociaciones con los directivos, por parte
de ellos.
Bianchi prefirió no imaginar cómo será
su despedida de la hinchada de Boca luego de un ciclo tan exitoso y sostuvo
que los momentos llegan como llegan y hay que esperar. Después
prefirió hablar de los juveniles y adelantó que Jara, Tévez,
Colautti y Cángele, entre otros, serán el futuro de
Boca.
Con respecto a su futuro laboral, el entrenador anticipó que estará
presente en el Mundial de Corea-Japón 2002, ya que será
la cara visible de una publicidad de la petrolera Shell. También
tiene chances de comentar el torneo internacional junto al empresario
Marcelo Tinelli, aunque todavía el trato no está cerrado.
Y evitó referirse a la posibilidad de dirigir en algún otro
club.
Si bien Macri trató de mostrarse respetuoso de la decisión
del técnico y se lamentó de no poder concluir su gestión
con el técnico en el equipo (ver aparte), las divisiones en la
interna boquense no tardaron en salir a la luz. El ex tesorero de la entidad,
Orlando Salvestrini, acusó ayer a los dirigentes Zidar y London
de no tener la capacidad suficiente para convencer al entrenador de que
se quedara y los acusó de haber usado su nombre como parte de la
negociación.
Según Salvestrini, quien debió renunciar debido a su cargo
por la presión de los socios y simpatizantes luego del enfrentamiento
público que mantuvo con el plantel por el pago de premios por la
Copa Libertadores, Zidar y London le habrían pedido a Bianchi que
continuara argumentando que el malo no está. Y agregó:
aún así, no lo convencieron, ni tampoco pudieron arreglar
con los jugadores los premios para la Intercontinental. Bianchi
opinó que Zidar es una persona correcta, que siempre trata
de ser positivo y construir.
La desilusión
de Macri
Mauricio Macri lamentó ayer la confirmación de Carlos
Bianchi. El tomó una decisión y hay que respetarlo.
Es una pérdida y un dolor grande. Me había ilusionado
con terminar mi gestión con él, afirmó.
Después el dirigente se mostró molesto por la explicación
que dio Zidar sobre el fracaso de la negociación, cuando
dijo que el técnico no iba a continuar porque no tenía
el apoyo unánime de la Comisión Directiva. Nadie
podía impedir que Bianchi trabajara en Boca, afirmó
Macri. Y en cuanto al sucesor, anunció que antes de
Navidad Boca va a tener el nombre. Sonaba el uruguayo Hugo
De León. El máximo directivo boquense se refirió,
además, al fallo de la Justicia que ordenó a Boca
indemnizar a Claudio Caniggia con 3 millones de dólares.
¡Se habla de 3 millones como si fuéramos Repsol-YPF!
Es increíble. El abandonó el club, se fue cuantas
veces quiso, es un disparate argumentó.
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