Por Carlos Rodríguez
Yo creo que sí,
que la crisis económica empuja, aunque los fieles vienen movidos
por la fe, todos los días 8 de cada mes. El sacerdote Rodolfo
Arroyo, a cargo de la parroquia San José del Talar, del barrio
porteño de Agronomía, dialoga con Página/12 mientras
sigue con la mirada la larga cola de fieles que se apiña sobre
la calle Navarro al 2400. Esperan para ingresar al recinto donde está
la imagen de la Virgen María, la que desata los nudos,
o para escuchar una de las misas que se ofrecieron en la calle, en continuado,
desde el alba hasta las 12 de la noche de ayer sábado. Este año,
los días 8, el número de asistentes a la parroquia rondó
todos los meses la cifra record de 35 mil personas. Ayer, Día de
la Inmaculada Concepción y primera semana del paquete de medidas,
los concurrentes podrían haber superado las 100 mil personas
a la que llegamos en diciembre del 2000, arriesgó el padre
Arroyo cuando todavía faltaban horas para el cierre de una manifestación
de fe donde la Virgen Desatanudos, como San Cayetano, se convierten en
amuletos contra los planes económicos.
La Virgen no te engaña, la Virgen te ayuda, te da consuelo
y esperanza. Desde su silla de ruedas, llevada por uno de sus hijos,
María de los Angeles Bermúmez, 72 años, dice que
viene todos los meses para pedir por su salud y la de su gente,
aunque últimamente le estoy pidiendo más por el futuro
del país, porque si esperamos algo de los políticos....
Las últimas palabras de la frase son acompañadas por muecas
y movimientos de manos que denotan hartazgo, desazón, angustia.
Para Ramón Valdez (58), un hombre con cuarenta años
en la calle, como taxista, la manifestación es una
contención, una forma de manifestarse que nada tiene que ver con
seguirlo a Hugo Moyano o a Rodolfo Daer. La comparación viene
a cuento de que Valdez, según sus dichos, siempre creyó
en el sindicalismo, en el socialismo, pero hoy no nos dejaron nada
más que la fe.
La primera misa de ayer fue a las 5.30 y contó con la presencia
madrugadora de monseñor Joaquín Sucunza, obispo auxiliar
y provicario de la Arquidiócesis de Buenos Aires. El actual arzobispo
porteño, monseñor Jorge Mario Bergoglio, fue mencionado
durante todas las misas del día (lo llamaban amistosamente, sólo
por su nombre de pila) porque fue quien trajo por primera vez al país
la tradición de la Virgen María desatanudos,
nacida en Alemania, en el pueblo de Ausburgo. La imagen de la Virgen que
desata los nudos de una soga que simboliza lo doloroso que suele ser la
existencia llegó a la Argentina en la década del 80, de
la mano del sacerdote jesuita Bergoglio.
En cada misa, el momento más emotivo se produce cuando los fieles,
estimulados por los sacerdotes, levantan en sus manos las llaves de sus
casas para recibir la bendición. Para que cada hogar tenga
salud, pan y trabajo, es la ofrenda y el pedido a la virgen. Es
difícil no recordar, como en un sueño, una vieja consigna
de Saúl Ubaldini, que también contribuyó en su momento
a la popularidad de otro icono de barrio, llamado San Cayetano. La
virgen nos ayuda a resolver nuestros problemas y por ello venimos a depositar
en sus manos nuestra fe, para que nos allane el camino, repite una
y otra vez el padre Arroyo, desde el escenario callejero donde se oficia
la misa virtualmente sin pausa.
En voz baja, sin que el cielo se entere, los fieles más antiguos
se quejan en sordina por la música que los acompaña en todo
momento. Las intérpretes son una suerte de Spice Girls católicas,
apostólicas y romanas, renovadas al punto que pueden ser confundidas
con las bandas que amenizan las reuniones organizadas por
los grupos evangelistas de mayor convocatoria. Batiendo las palmas
con gozo/así yo alabo al señor, dicen las chicas en
uno de sus hits y muchos desearían que fueran Mahalia Jackson o
Aretha Franklin las que amenizaran la fiesta.
El 70 por ciento de los consultados por este diario llegó a la
calle Navarro para pedir trabajo, sólo trabajo. De
todos modos, la Virgen, años atrás, era buscada sobre todo
para orar por los enfermos y por los dolores espirituales que suele
dar la vida, explicó uno de los jóvenes servidores
que orienta al público y entrega estampitas de la virgen. Los que
comenzaron a mejorar, al menos tibiamente, su panorama fueron los vendedores
ambulantes, que poblaron durante todo el día las calles Navarro,
Zamudio, Artigas y Beiró. Almanaques, imanes para pegar en la heladera,
rosarios, prendedores, aros, colgantes, velas, llaveros y un sinfín
de productos son exhibidos en los puestos callejeros.
Sin embargo, las mayores ventas corren por cuenta de la Santería
Ave María, que tiene dos grandes locales, uno frente a la parroquia,
sobre la calle Navarro, y otra por Artigas. Un gran cartel anuncia las
ofertas de la jornada: 10 estampitas por 0,50 pesos; tres
cuadritos con la imagen de la Virgen por un peso; cinco medallas por un
peso; tres rosarios por un peso. En la santería oficial
de la parroquia San José del Talar, los productos son verdaderas
artesanías, pero el costo, en el caso de los pesebres navideños,
es mucho más alto: van de 28 a 35 pesos.
La única nota desagradable de la jornada la puso, una vez más,
la Policía Federal. Sobre Zamudio se llevaron casi a los golpes
a un matrimonio y sus hijos, vendedores ambulantes como tantos otros,
quienes no contaban con habilitación, como tantos otros. A ellos
los llevaron, según los vecinos y fieles que salieron a defenderse,
por no llegar a un acuerdo. La discusión, a los gritos,
sacudió la quietud de una tarde en la cual la oración y
la fe estuvieron dirigidas a pedir trabajo y planes económicos
que estén avalados por Dios, señaló María
DOnofrio (45). El único que parecía estar por otros
motivos era Andrés (22), vestido con un equipo deportivo negro,
con gran escudo de Racing sobre el pecho. La Academia no necesita
de la Virgen para salir campeón. Yo vine para pedir trabajo,
aclara bastante molesto por la pregunta.
Hasta hubo bancos
móviles
Ayer, como todos los sábados, muchas zonas de la ciudad
tuvieron escaso trajín, con excepción de los bancos,
que en su gran mayoría abrieron las puertas y recibieron
a verdaderas multitudes quejosas y muchas veces al borde del ataque
de nervios. Hasta hubo algunos que crearon unidades móviles.
Desde que se anunciaron las nuevas medidas económicas, se
abrieron 325 mil cajas de ahorro. Solamente ayer se habían
realizado los trámites para 40.000 cuentas, el 70 por ciento
de ellas totalmente nuevas. También siguió la pelea
con los cajeros automáticos, muchos de los cuales no recibieron
todavía la orden del ministro de Economía para que
entreguen 1000 pesos.
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