Por
Ariel Greco
Racing dio un paso atrás. En el discurso de todas finales que pregona
el técnico Reinaldo Merlo, su equipo dejó escapar una chance
inmejorable. Sin jugar bien otra vez, el líder dejó
dos puntos en cancha de Huracán al empatar sin goles con Banfield
y ahora quedó con tres puntos de ventaja sobre River, cuando restan
seis en juego. La fiesta que imaginaron los hinchas quedó postergada
para otra ocasión. Eso sí, se acabó el paso
a paso.
Una semana atrás, el empate ante River significaba, en realidad,
triunfo y, casi por añadidura, campeonato. En cambio, la igualdad
de ayer tiene una traducción muy diferente. El 0-0 ante Banfield
dejó la sensación de derrota y, lo que es más grave,
que el título ya no es tan seguro. Lo cierto es que Racing no jugó
mucho peor que en encuentros anteriores. Ni siquiera tuvo menos actitud
ni contó con actuaciones individuales muy por debajo del nivel
habitual. Sólo que esta vez los imponderables del juego no se dieron
a su favor como en ocasiones previas: no supo aprovechar los errores ajenos
y el árbitro Sequeira le anuló de manera equivocada a Estévez
el que hubiera sido el gol del triunfo y, probablemente, el del campeonato.
El arranque mostró sorpresas. Antes de que Sequeira pitara el inicio,
los hinchas de Banfield ya habían gritado dos goles de River. Y
con el partido comenzado, fue el local el que asumió una actitud
protagónica. Con un prolijo traslado de sus volantes, Banfield
se hizo dueño del balón. Leiva era el patrón en el
medio, Sinisterra se mostraba para tocar, Jiménez y Cervera intentaban
asociarse. Claro que las buenas intenciones se esfumaban en tres cuartos
de cancha, porque los delanteros no sintonizaban la misma onda. A esa
altura, Racing no hacía pie. Lo único rescatable era el
despliegue de Bastía, aunque no alcanzaba para emparejar en el
medio.
A partir de la media hora, Racing comenzó a emparejar el trámite,
lo que también conspiró contra el espectáculo. Aparecieron
las fricciones, las jugadas divididas, los roces, las protestas... Los
dos arqueros ya no pasaron sobresaltos, sobre todo porque los cuatro delanteros
de la cancha tuvieron una tarde olvidable. Nadie se animó a poner
la pausa, ninguno aportó claridad.
La segunda parte fue distinta. Obligado por las circunstancias, Racing
salió a buscar el partido más arriba. Vitali y Bedoya ahora
sí eran volantes, Chatruc se tiró casi como puntero derecho,
y con la entrada de Viveros ganó en dinámica. Con esos argumentos
se llevó por delante a Banfield, que abandonó la postura
protagónica y se refugió en demasía contra el arco
de Lucchetti. Pero, como a lo largo de casi todo el torneo, a Racing le
faltó claridad. Torres fracasó en la conducción,
por lo que los atacantes no fueron asistidos con criterio. Por eso, al
conjunto de Merlo le costó una enormidad generar situaciones de
riesgo.
Una de las claves de la campaña de Racing está ligada al
aspecto anímico del plantel. Con ello remontó partidos casi
imposibles y sacó puntos que parecían perdidos. Pero ante
un rival con una motivación muy alta y con una actitud similar
a la que exhibe el puntero, ayer la cuestión mental no tuvo tanta
influencia. Banfield jugó con una concentración admirable,
sin importarle la diferencia de puntos con el líder. Y por eso,
en la cancha casi ni se notaron las 22 unidades que los separan.
Los últimos minutos se jugaron con el corazón. Racing empujó
desde el fondo y pudo ganarlo con ese sombrerito de Estévez, que
Sequeira anuló por una posición adelantada inexistente.
Pero como en otros encuentros los errores arbitrales jugaron a su favor
y le salvaron puntos, esta vez lo pagó caro. Para colmo, un rato
después, casi lo pierde. Cervera le ganó en la corrida a
Maciel, pero el derechazo del mendocino encontró muy bien ubicado
a Campagnuolo. Ya no hubo tiempo para más. Racing dejó escapar
dos puntos vitales y ahora tiene la sombra de River mucho más cerca.
Tanto que Merlo decidió dar por terminada la era del paso
a paso y, ahora sí,habló de campeonato. Justo cuando
a los hinchas los invadió una gran duda.
MERLO
SORPRENDIO CON SU ANUNCIO
�Se
acabó el paso a paso�
Se
acabó el paso a paso, anunció Reinaldo Merlo como
si fuera el ministro de Economía anunciando el fin de la convertibilidad.
Pero el técnico de Racing prometió un final diferente: Ahora
vamos a salir campeones y lo digo porque tengo ganas de decirlo y porque
confío en este grupo, que tiene mucho orgullo y temperamento.
Además de pronunciar la tan prohibida palabra campeones,
el entrenador reconoció que el magro empate representó un
punto ganado y no dos perdidos para Racing. Merlo admitió
que su equipo no jugó bien y dejó en claro que, dado el
desarrollo y la superioridad del rival en el primer tiempo, se ganó
un punto. Banfield salió a jugar con el error nuestro y en
el segundo tiempo nos puso dos líneas de cuatro que nos complicaron
y nos impidieron llegar con claridad. Pero no hay que dramatizar porque
insisto con que este grupo tiene mucho orgullo y temperamento.
Merlo evitó juzgar la actuación del árbitro Oscar
Sequeira. Nunca hablé de los árbitros y no voy a entrar
ahora en la polémica, pero vean las jugadas por televisión.
Fernando Marín, el presidente de Blanquiceleste SA, las gerenciadora
de Racing, también suscribió la idea de Merlo: Vamos
a ser campeones. Ubeda, Loeschbor, Chatruc, se mostraron de acuerdo
con la idea...
En el vestuario local, el técnico de Banfield, Luis Garisto, opinó
que a su equipo le faltó precisión y suerte. Racing
nunca nos inquietó, señaló. Fue un partido
parejo, trabado, donde por momentos se jugó bastante bien analizó.
La premisa era buscar el arco contrario, para que no lo hicieran en el
tuyo. Cuando pudimos arrimar, lo hicimos. A Banfield le faltó precisión
y la suerte que tuvieron ellos. Pero el adversario juega y la suerte también,
completó.
Tal vez fue un primer tiempo nuestro y el segundo de Racing opinó
uno de los mejores de Banfield, el colombiano Brahaman Sinisterra.
Tuvimos concentración, jugamos cuando se podo jugar y fallamos
un poco en la definición. Pero estamos tranquilos por el papel
que hicimos frente al principal candidato al campeonato.
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