Por
Facundo Martínez
Domingo a la mañana, un clásico algo devaluado en el Bajo
Flores. Mucho sol y olorcito a choripanes, pero poca gente; suficiente
para agregarle distracciones al partido entre San Lorenzo y Huracán,
aunque no para cubrir los inmensos claros en las tribunas. El encuentro
también se disfrutó a medias: los locales fueron protagonistas
exclusivos de la primera etapa y los visitantes se destacaron en la última,
nunca los dos al mismo tiempo. Lo ganó Huracán, tras un
cambio notable de actitud que, más por experiencia que por claridad,
le permitió anotar el único tanto del partido y festejar
luego la victoria a lo grande, con todos los chiches. No era para menos.
Se trató de la primera victoria de los quemeros en el Nuevo Gasómetro.
El café con leche atragantado, la modorra y el calor atentaban
contra el clásico que hay que admitirlo había
sufrido su primer bajón con la formación que a priori había
sugerido, y presentó nomás, el técnico Manuel Pellegrini:
muchas caras nuevas y Leo Rodríguez orquestando. Pero el público
dijo presente, alentó y puso lo suyo; más allá de
los espacios libres que mostraban las tribunas, el clásico tuvo
color y alegría. Dentro del campo de juego, el espectáculo
fue brindado en pequeñas cuotas, desde el primer minuto hasta el
último, y con sospechosa alternancia. Si bien ambos equipos se
lucieron en la opacidad del otro, el encuentro pagó dividendos
en los últimos minutos, cuando Huracán controlaba y San
Lorenzo intentaba y se perdía, al igual que el tiempo.
El local hizo bien los deberes durante la primera mitad. Más ordenado
y seguro que su rival, no tardaron en tomar las riendas del juego y en
generar cierto peligro. Un cabezazo de Rivarola a las manos del arquero
Ríos, un remate cruzado de Cornejo que pasó muy cerca y
una situación muy clara, también para Cornejo, que se pinchó
inexplicablemente, por la demora y por la solvencia de Ríos, quien
ya se proyectaba para figura. Por el lado de Di Lorenzo, Leo Rodríguez
y Filomeno, San Lorenzo fue creciendo y complicando a Huracán,
que no encontraba la llave para salir de su campo.
Pero fueron pasando los minutos y San Lorenzo comenzó a agotar
sus fuerzas; el partido cayó en pozo sin fondo. Tuvo una chance
Leo Rodríguez, a los 39 minutos, pero el remate se le fue por arriba;
a los 46 llegó Huracán, con un disparo de Luis González
que se fue alto, pero igual asustó. Estos se despertaron,
se escuchó en la platea local.
Y fue Huracán el que mejor volvió al complemento. Con otra
actitud, más despierto y más ambicioso. Una distracción
de los defensores locales, a los 54, le permitió a Derlis Soto
habilitar de cabeza a Emanuel Villa, quien ingresó solo mientras
Medero pensaba en sí mismo, sacó un derechazo que
superó a Ramírez y anotó sorpresivamente el 1-0,
que iba a ser definitivo.
Pese a la ventaja, Huracán continuó buscando el arco de
Ramírez y tuvo algunas chances más para vulnerarlo, al tiempo
que controlaba las intenciones de San Lorenzo (que a esta altura se parecía
al Huracán de los 45 iniciales: estaba perdido). Dos veces amenazó
Cristian Fernández la última tras buena jugada individual;
en cambio, sin la pelota, San Lorenzo salvo Rivarola no daba
nada. Los ingresos de Bevacqua y Mario Santana ayudaron mínimamente
a los locales en el final, pero el reloj iba corriendo más rápido,
y se notaba. Héctor Baldassi pitó y los visitantes salieron
disparados hacia el lado de su hinchada, revoleando camisetas, pura alegría
y brindis por el logro y por los tres puntos, que son importantes.
EL
PRAGMATISMO DE MIGUEL BRINDISI, DT DE HURACAN
Había
que ganarlo como fuera
Los
clásicos hay que ganarlos como sea, expresó ayer el
entrenador de Huracán, Miguel Angel Brindisi, eufórico tras
la victoria de su equipo. La contracara fue el chileno Manuel Pellegrini,
quien se mostró ofuscado por la derrota y se quejó por el
rendimiento de sus jugadores, que por diferencias económicas con
los dirigentes el sábado decidieron no concentrar y llegaron al
estadio recién dos horas antes del inicio.
Bienvenida sea esta victoria. Por los hinchas, por los jugadores,
por los dirigentes... que sirva para nuestra tarea, que espero sea duradera,
comentó Brindisi, quien sobre el desarrollo del partido destacó:
Fue fundamental la actitud del equipo, en especial en el segundo
tiempo, porque se ganaron casi todas las pelotas divididas, al contrario
de la primera mitad.
El autor del único tanto del partido, Emanuel Villa, le agradeció
al entrenador la confianza que le brindó antes de reemplazar a
Ramón Antonio Ortiz, en el inicio del complemento. Por el
gol, espero habérsela retribuido. Jugué el partido soñado
para ganar un clásico en un año en que las cosas no le están
saliendo bien al equipo, acotó el juvenil.
En el otro vestuario, Pellegrini manifestó con tono autocrítico:
Son compromisos cruciales, pero el plantel no se entrenó
con normalidad ni se concentró antes de jugar el clásico.
Pasó, pero me cuesta creerlo. En cuanto a las fallas de sus
dirigidos, admitió: A San Lorenzo le faltó puntería
para definir las chances favorables generadas en el período inicial,
cuando el rival casi no se había acercado a nuestro arco. Después,
Huracán se replegó y, sin espacios, se nos complicó
volver a ser tan profundos, más allá de haber desperdiciado
otras oportunidades claras para, al menos, empatar.
Leonardo Rodríguez coincidió con su técnico en el
análisis, pero prefirió destacar la buena producción
de la primera etapa y la respuesta positiva de los juveniles
que disputaron el clásico. Luego aconsejó dar una
rápida vuelta de página y pensar en la final de la
Mercosur ante el Flamengo. Iremos a buscar un buen resultado,
dijo.
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