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APARECIO MUERTO EL INTENDENTE ELECTO DE MERCEDES
Pasión y crimen en Corrientes

El cuerpo de Santiago Prado apareció baleado en su chacra. Hoy debería haber asumido como intendente de Mercedes. Su mujer quedó incomunicada, en lo que parece ser un crimen pasional.

Por Cristian Alarcón

Santiago Prado nunca llegó a imaginar que el goce mayor en su carrera política le sería prohibido con un final tan tajante como la propia muerte. Prado, intendente electo de Mercedes, una ciudad de 30 mil habitantes en el centro de la provincia de Corrientes, apareció muerto a las cuatro de la mañana del domingo, en un sector de la pequeña chacra de fin de semana en la que esperaba la gloria de la asunción del día lunes. Fue su mujer, Sandra Acuña, una odontóloga de cuarenta años, quien llegó “desesperada” –según describió un testigo– a la comisaría del pueblo para avisar de la tragedia. Nadie contó ayer qué fue lo que dijo la mujer a la policía. Pero sus palabras serán sopesadas ahora por un juez de instrucción en lo criminal mientras ella permanece incomunicada, bajo la sospecha de ser quien, en un acto de pasión última, le disparó un tiro calibre 38 al hombre que, según los chismes de las radios mercedinas, la engañaba hacía un tiempo.
La historia de Santiago Prado –hasta su nombre pareciera hablar de pasiones– era la de un político de provincias exitoso aún en el medio del caos que ha sido Corrientes en la última década. El llevaba casi justo ese tiempo en la política, diez años firme como líder local del radicalismo correntino; un aliado fiel e incondicional del gobernador electo, Ricardo Colombi. Primero fue secretario de hacienda cuando Colombi fue elegido intendente de Mercedes. Luego lo acompañó en la fórmula como su vice. Y debió hacerse cargo de las riendas de esa zona cercana a la laguna del Iberá donde abundan esos olvidados parajes rurales cuando Colombi se largó al ruedo nacional como diputado, en 1999. Luego tuvo su propio rol durante la última intervención a la provincia, y entonces ofició como Comisionado Interventor, es decir que siguió al frente del Poder Ejecutivo del municipio. El 14 de octubre Prado cerró ese tramo final en su joven carrera política. Ganó las elecciones con más del 70 por ciento de los votos. Confirmó en la reñida disputa por el poder provincial entre el radicalismo de Unión por Todos y Tato Romero Feris que Mercedes era tierra ya ganada.
Por eso su muerte no sólo es un caso posiblemente pasional –o menos probablemente un suicidio según las dos hipótesis de los investigadores– sino un golpe político a una gestión que estrenaba despachos justo hoy.
Hasta última hora de ayer las fuentes policiales y judiciales de Mercedes hablaban de una “muerte dudosa”. Al menos esa era aún la carátula del expediente. Sucede que no había ayer certeza inicial entre el suicidio y el crimen. La única confirmación vino por la tarde de su más selecto entorno político: su mujer Sandra Acuña –una formoseña con la que tenía dos hijos de 12 y 7 años– permanecía incomunicada. “Estuve con él –contó a Página/12 Federico Moulian, el hombre que deberá hoy asumir como intendente en su reemplazo– por la mañana. Pasó el día en actividades normales, sin ningún tipo de señal que hiciera sospechar que podía pasar esto”. El mismo Moulian negó la versión que ayer transmitían las agencias de noticias y las radios locales: que Santiago Prado había pasado la noche en una fiesta de celebración de su asunción con unas 80 personas, lo más granado del radicalismo, amigos y familiares, tras la cual recibió el disparo. Por el contrario sus allegados insistieron en que se fue a su casa con su familia.
La casa está fuera del pueblo, por un camino asfaltado que tiene un desvío de tierra hacia su media hectárea. Cuentan que el sitio no tiene nada del lujo menemista despreciado por Prado, sino la pátina de austeridad más correcta al punto de carecer de pileta con esos calores extremos. Allí pasaba su sábado para domingo el hombre, junto a Sandra, su suegra Blanca, y sus dos niños. La casa no tiene alrededor mucha vegetación, todo luce más bien árido. A unos cuarenta metros hay vecinos que declararon ayer ante el comisario Tomás Galarza, pero con la capa protectora del secreto de sumario la policía no contó qué dijeron. Losdatos confirmados eran anoche que el arma fue calibre 38, que se disparó un solo tiro, y que ingresó por el cuello y salió de abajo hacia arriba, por la cabeza. Los íntimos aseguran que desconocían la existencia del arma. Lo que no desconocían era el agobiante conflicto matrimonial que acompañó la campaña de Prado y que terminó justo un día antes de asumir el poder en Mercedes, una ciudad a la que le dicen el “corazón valiente del taragüí”.

 

 

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