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ENTREVISTA AL RELATOR Y CONDUCTOR VICTOR HUGO MORALES
“Hay una gran pereza intelectual”

Desde hoy, por Canal 7, el uruguayo conducirá �La pelota no se mancha�, un ciclo que le dedicará más espacio al juego en sí mismo que a la polémica. Víctor Hugo dice que intentará romper con la tendencia �amarillista� de parte del periodismo deportivo actual.

Por Emanuel Respighi

El fútbol tiene, desde hace algunos años, una presencia cada vez más fuerte en la televisión argentina. En cualquiera de las múltiples miradas que la pasión por este deporte despierta en millones de televidentes hay un negocio en puerta. De todos modos, aunque haya aumentado el número de ciclos deportivos en el aire, la mayoría de ellos cobijados bajo el ala de Torneos y Competencias, es evidente que la polémica superficial y la búsqueda del escándalo han dominado la batalla mediática. Con el objetivo puesto en modificar esta tendencia, Canal 7 estrenará esta noche, a las 22, “La pelota no se mancha”, un programa sobre fútbol conducido por Víctor Hugo Morales y Diego Chavo Fucks.
La idea que el ciclo intentará materializar en la pantalla es la de volver a discutir sobre el juego en sí mismo, un aspecto que últimamente ha pasado a un segundo plano. Aunque debería ser lo primordial. Por eso, en el programa que esta noche abrirá el ciclo se abordará el tema de la Selección Nacional, evaluando la era de Marcelo Bielsa y las chances de la Argentina en la Copa del Mundo de Japón-Corea 2002. “La idea es establecer una mirada que, si no más profunda, al menos diferente, de la Selección de fútbol. Es la primera vez que el fútbol argentino es reconocido como el mejor del mundo y creo que esa percepción es más importante que ser campeón del mundo. Porque campeón puede ser la consecuencia de un par de semanas afortunadas, de una buena racha, que no necesariamente significa que seas el más destacado. Pero ser reconocido como el mejor sin haber jugado un mundial es un mérito inigualable”, explica el conductor y relator uruguayo en la entrevista con Página/12.
–En la actualidad conviven en la TV abierta y en el cable muchos programas dedicados al fútbol. ¿Cuál será la clave distintiva del ciclo?
–La diferencia estará en que no va a tener la polémica de tipo “amarillista”, que no conduce a nada. Tampoco será un programa informativo. No se debatirán los temas desde la visión única y oficial que desde hace muchos años absorbió al fútbol. Tendrá un punto de vista amplio, independiente, que permitirá un debate real e interesante sobre el fútbol. Pero a mí no me gusta abrir una fuerte expectativa. Será más de lo mismo, pero hecho de otra manera: hablaremos de fútbol. Y eso, en estos tiempos, ya es demasiado. Porque hoy, la polémica por la polémica misma eclipsa el debate del fútbol en tanto juego deportivo.
–¿Y por qué considera que los periodistas deportivos ya no hablan sobre el fútbol como juego?
–Porque vivimos en un tiempo en el que los medios tienen una histeria comercial enorme y piensan que la mejor forma de lograr más venta es golpear con fuertes titulares. Los temas analíticos cada vez venden menos, porque hay una gran pereza intelectual de la sociedad, que hace que los artículos superficiales prosperen masivamente. Y como la mayoría de los medios se manejan en función de las ventas, te encontrás con que aquellos periodistas que pretenden tener un programa analítico y profundo sobre el deporte o la política, terminan ocupándose de la Rímolo o cualquier otro chisme. En este sentido, por suerte, creo que me voy a morir sin haber hecho nada deliberadamente para que me miren o me escuchen. Y esto es una característica muy difícil de mantener para los tiempos actuales. Mi perfil siempre ha sido el de debatir los temas más allá de la superficie palpable. El problema es que los temas que necesita el periodismo actual en pos de vender devoran el interés básico, que debería ser el de hablar sobre fútbol.
–¿Es el enorme negocio que rodea al fútbol la causa que ha desplazado el juego y la vocación periodística?
–No tengo dudas de que es así. Se ha derrumbado la esencia de todo periodista. El periodismo que se asoció a los intereses de Torneos y Competencias dejó de tener una mirada periodística y crítica, para pasar atener una visión estrictamente comercial. Se ha perdido el arma de la denuncia, una herramienta de los medios que todos estos años hizo falta para desenmascarar la perversa relación comercial entre los clubes y la televisión, que se lleva la porción más grande del negocio. El periodismo deportivo pasó a ser, dolorosamente, cómplice del derrumbe que sufrió el fútbol. Nos hemos metido en una gran trampa. Todo está controlado, de alguna manera, por la empresa dueña de los derechos televisivos del fútbol. No tengo dudas de que el fútbol ha sido un manifiesto desastre desde el momento en que Grondona lo entregó, atado de pies y de manos, a los intereses de la televisión.

 

 

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