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El peritaje de la Gendarmería también cree en el coche bomba

Tal como había anticipado este diario, el último estudio realizado por la Gendarmería sobre la forma en que se atentó contra la AMIA confirmó que se utilizó un coche bomba. Falta el peritaje del Ejército.

Por Raúl Kollmann

El último peritaje realizado por la Gendarmería determinó que en las dos partes del bloc del motor de la camioneta Trafic se encontraron rastros de nitrato de amonio y de trotyl, o sea los componentes del explosivo que voló la AMIA. En el estudio además se estableció que la proporción encontrada se compadece con la de un explosivo de envergadura e igualmente se detectaron restos de hidrocarburos de más de 14 carbonos que constituyeron –siempre según la pericia– el aglutinante del explosivo. La Gendarmería también está analizando unos 220 pedacitos de chapa de la camioneta: se determinó que esos trozos son parte original de la camioneta Renault –en el estudio participaron técnicos de esa empresa– aunque todavía se analiza si el vehículo fue repintado o si mantenía el color original Blanco Chapelco. El peritaje de la Gendarmería consolida la hipótesis de que el atentado contra la AMIA fue perpetrado con un coche bomba.
El Tribunal oral ordenó dos peritajes:
u Le entregó a la Gendarmería el bloc del motor encontrado entre los escombros de la mutual judía y pidió un estudio para determinar si ese motor tiene rastros de la explosión. También la Gendarmería recibió unos 220 trozos de chapa que se encontraron dentro de la AMIA y en los alrededores. En esos pedazos también se buscan vestigios de la bomba.
u Se le pidió al Ejército que provea tres ingenieros, expertos en explosiones, que dictaminen si la AMIA fue destruida utilizando un coche bomba. Los expertos deben determinar dónde estuvo el explosivo a partir de mirar fotos, filmaciones, restos, evaluar el cráter que quedó y calcular la fuerza y sentido de las ondas expansivas. Los ingenieros se pronunciarán también sobre el lugar en el que estuvo el epicentro del ataque.
El estudio que se está terminando es el de la Gendarmería, que así inclina las cosas otra vez hacia el coche-bomba. En verdad, un hombre de esa fuerza, el comandante retirado Osvaldo Laborda, ya se había pronunciado en el mismo sentido cuando hizo un peritaje particular contratado por la AMIA y la DAIA, por lo que hubiera resultado extraño que las conclusiones fueran contradictorias.
Hasta el momento hay seis estudios que coinciden en que el atentado se perpetró con un coche bomba. La Policía Federal hizo el primer peritaje.
La Agencia de Alimentación y Tabaco norteamericana que tiene una división especializada en peritajes también suscribió la hipótesis del coche-bomba, que después además fue respaldada por un informe del FBI. Un grupo de expertos israelíes llegó a la misma conclusión. También la agencia alemana realizó un diagnóstico idéntico. Laborda presentó, entre otras pruebas, la evidencia de que varias de las víctimas tenían pedazos de la camioneta en sus cuerpos, ratificando que la AMIA fue volada usando la Trafic. Los periodistas Néstor Machiavelli y Raúl García hicieron estallar una Trafic y luego compararon los restos de la prueba hecha por ellos y los trozos que quedaron de la camioneta original. Según el juez y los periodistas, los pedazos que quedaron resultaron muy parecidos.
Desde ayer, se suma entonces un séptimo peritaje, el de la Gendarmería, que detectó los rastros del nitrato de amonio y el trotyl en el block del motor. El nitrato de amonio fue el explosivo principal y el trotyl se lo habría utilizado para ponerlo en marcha. El estudio de las chapas determina que pertenecieron a una camioneta original Renault, fabricada antes de 1994, lo que excluiría la posibilidad de que esos trozos hayan sido plantados después del atentado.
Falta ahora esperar el diagnóstico de los ingenieros del Ejército, un estudio que está previsto que se termine en este mes.

 

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