Por
Mariana Carbajal
Ayer
entró en vigencia en la provincia de Buenos Aires la ley que obliga
a los locales de ropa femenina a ofrecer talles grandes. Pero a pesar
de la importancia que podría tener la norma para bajar la incidencia
de la bulimia y la anorexia entre las adolescentes según
opinan especialistas en trastornos alimentarios, su cumplimiento,
por ahora, parece muy difícil: la ley no establece qué medidas
deberían tener los talles; de esta forma, un small de una marca
puede ser equivalente a un XL de otra. Además, no está previsto
quién controle su acatamiento y, por otra parte, todavía
no se fijaron los montos de las multas previstas para los incumplidores.
Por último, su aplicación está limitada al territorio
bonaerense, ya que un proyecto similar está cajoneado en la Cámara
de Diputados con media sanción del Senado.
La ley podría aportar un montón, pero no aporta nada
porque es sumamente ambigua. Dice que las medidas de las prendas se
deben acomodar a las medidas antropométricas de las adolescentes
argentinas, pero no aclara a cuáles. Si uno va a un colegio
secundario y le toma las medidas a las alumnas, puede sacar diez talles
diferentes. Debería decir claramente qué medidas se deben
respetar en cada talle. No obstante, no estoy de acuerdo con que una ley
imponga las dimensiones de la ropa, opinó Yanina Chernomoretz,
a cargo del Departamento de Producto de la firma Chocolate. La marca,
como la mayoría de las firmas de indumentaria femenina, no modificó
sus talles a raíz de la normativa bonaerense. Nuestras medidas
son standard, iguales que en Europa y que en Estados Unidos, muy parecidas
a las de la cadena española Zara, en cuyas etiquetas se puede ver
los equivalentes en distintos países, aclaró Chernomoretz.
Pero a diferencia de lo que ocurre en las tiendas norteamericanas o europeas
donde suele haber una docena de talles por prenda, Chocolate como
otras firmas locales no tiene más de cinco.
La que sí agregó este año un talle más grande
en sus colecciones es Paula Cahen DAnvers. No fue sólo
por la ley sino por pedido del público. Cada marca conoce su público
y se entera de sus reclamos por las vendedoras, aclaró a
Página/12 Inés Santa Marina, del departamento de Diseño
de la firma. Sea por el motivo que fuera, lo cierto es que en algunos
modelos de la última temporada de invierno y en la mayoría
de los de la colección de este verano pueden encontrarse prendas
talle 4, un cambio histórico ya que desde su aparición el
talle máximo era el 3.
La controvertida ley fue sancionada por la Legislatura bonaerense el 8
de marzo último y estableció un plazo de 8 meses, que vencieron
ayer, para que los fabricantes tuvieran en stock de todas las medidas
y no solo de las que pueden usar las mujeres más delgadas. Se trata
de un proyecto de la actual presidenta del bloque de diputados de la provincia,
María del Carmen Banzas, con el objetivo de modificar el paradigma
de belleza que presiona a las adolescentes a ser flacas e incentiva
el desarrollo de trastornos alimentarios como bulimia y anorexia y la
mala nutrición, según recordó ayer a este diario.
Su ex esposo, el senador radical Leopoldo Moreau, presentó una
iniciativa similar en la cámara Alta, que recibió media
sanción en junio de 2000, pero nunca fue tratada en Diputados.
El hecho de que sólo rija en la provincia de Buenos Aires
conspira contra su cumplimiento, opinó Banzas, quien reconoció
que no está previsto el control del acatamiento de la norma.
Según la ley, a los comerciantes que no la cumplan se les
impondrá una multa en caso de incumplimientos reiterados y se dispondrá
la clausura de hasta 5 días del establecimiento o local comercial.
Pero todavía, tampoco se establecieron los montos de las multas.
Las debe fijar la secretaría de Comercio de la provincia
y no lo hizo. Esta semana voy a reunirme con su responsable para pedirle
que se encargue del tema, señaló la legisladora. A
falta de inspectores que se ocupen de verificar el acatamiento, Banzas
analiza la posibilidad de habilitar un número deteléfono
para recibir denuncias. Es la gente la que tiene que ocuparse del
control. consideró.
Especialistas en trastornos alimentarios, en tanto, lamentaron las dificultades
de aplicación de la norma. Es una ley sumamente positiva.
Una queja habitual de las mujeres es que no encuentran talle de determinadas
marcas. El mensaje que reciben es que ellas son anormales en la medida
en que no encuentran ropa que les entre, indicó el psiquiatra
Jorge Franco, jefe de consultorios externos de Salud Mental del Hospital
de Clínicas. En el mismo sentido opinó Susana Gutt, jefa
del Servicio de Nutrición del Hospital Italiano. Cada vez
vienen más chicas desde los 10 años que tienen un cuerpo
y un peso normal, tal vez con una distribución o forma propia de
su genética, que quieren adelgazar porque no encuentran ropa. Les
digo que no tienen sobrepeso y me responden: Ya sé, pero
no me entra tal pantalón. Hay marcas que las limitan,
detalló Gutt.
Ambos profesionales aclararon que la presión social imperante por
un cuerpo esbelto, casi andrógino, es un factor y no el único
que contribuye al desarrollo de trastornos alimentarios entre las adolescentes.
Para Franco, sería necesaria además una campaña oficial
para prevenir este tipo de trastornos. La ley no solo es positiva.
Es necesaria, agregó Gutt.
Los
nuevos trastornos
Por
M.C.
No
sólo crece el número de mujeres que consultan por
cuadros de bulimia y anorexia, sino que en los últimos años
se han dado dos fenómenos. Por un lado, ya no son sólo
adolescentes y prepúberes las que consultan: cada vez son
más las mujeres de cuarenta y pico que padecen
problemas alimentarios. Por otra parte, han aparecido nuevos trastornos
vinculados a la alimentación como la rumiación, en
el cual la paciente mastica la comida durante horas sin llegar a
tragarla y luego la escupe, y en algunos casos, lo vuelve a masticar,
según reveló a Página/12 el psiquiatra Jorge
Franco, jefe de consultorios externos del servicio de Salud Mental
del Hospital de Clínicas. La cantidad de pacientes
va en progresivo aumento, indicó el profesional. Antes
el paciente habitual era una chica en proceso adolescente que estaba
en crisis con su esquema corporal. Desde hace un tiempo estamos
viendo mujeres de cuarenta y pico, en general separadas o solteras
que no están con una pareja estable, precisó
Franco. En realidad, la edad de las pacientes se ha extendido hacia
arriba y hacia abajo. Vienen chicas de 10 años con
peso y cuerpo normal que se ven panza y quieren adelgazar. Si los
padres y los médicos les dan bolilla, se puede retrasar la
menarca, ya que la primera menstruación se produce por una
cantidad de grasa en el cuerpo, señaló Susana
Gutt, jefa de Nutrición del Hospital Italiano.
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