Por
Julián Gorodischer
Este
fue el año de la publicidad con invitados especiales. Gustavo Cerati
le entregó a una popular cerveza Quilmes el glamour
que nunca tuvo, y Eduardo Bergara Leumann hizo del aviso de una compañía
de teléfonos -Telecom el gag más comentado de su temporada
(¿Todo bien, la casa bien...?, preguntaron él
y otros a Rodolfito). Carlitos Balá volvió a
la pantalla de la mano de un supermercado Disco on line, José
Narosky recitó sus aforismos para promover un café instantáneo
Nescafé y Charly García se recostó a
tocar el bajo para adornar, en silencio, el comercIal de la pintura Tersuave.
Como contrapartida de la invasión de seres comunes a los reality
shows, los famosos se apropiaron de otro campo, el de los avisos, y la
fórmula dio buenos resultados.
En Sintonía final, Cerati hizo una incursión
inesperada al mundo de las tandas, y le compuso la canción del
mismo nombre a una cerveza asociada al fútbol. Esta vez, el músico
dio una caminata musicalizada por la ciudad, guiado por la imagen de la
cerveza, haciendo desaparecer las cosas del mundo, y materializando
sólo imágenes sensuales, como el cuerpo de una hermosa modelo
esperando en la barra con una Quilmes para el brindis. La idea de la agencia
Young and Rubicam despertó rechazos y adhesiones por igual, alimentó
mitos sobre el cachet del protagonista (con versiones que van de los 50
a los 150 mil dólares) y consiguió lo que buscaba: desplegar
una estética cool para transformar el target.
Pero éste, también, fue el año de la gran polémica
por un comercial: el de los preservativos A, que todavía se emite
en horario de protección al menor. En Mandamientos
tal el nombre del aviso pueden verse diez versiones libres,
sintetizadas en apenas segundos, de la Biblia. Una mujer mira a otra mujer
que está acompañada para expresar: No
desearás a la mujer de tu prójimo. Para ilustrar el
Santificarás las fiestas, un quinto pie se asoma en
una cama de dos plazas. Amarás a tu prójimo como a
ti mismo, finaliza el aviso, después de haber hecho un paneo
por una gama de variantes de la sexualidad humana (travestismo, homosexualidad,
infidelidad...).
Martín
Mercado, director creativo de la agencia Savaglio (que ideó, incluso,
el nombre del flamante producto), pone paños fríos después
de la polémica, iniciada por algunas asociaciones de particulares
ofendidos que pidieron el levantamiento del spot. Este comercial
no propone ni promueve nada, defiende. Es sólo una
fotografía de lo que le pasa a la sociedad. Al mismo tiempo, hace
un aporte al presentar una marca nueva desde la prevención, y al
mostrar de qué disponemos para cuidarnos. Los resultados son buenísimos.
A la gente le gusta.
Una serie de publicidades para la firma DirecTV se sumó al bando
rupturista. En dos de los tres avisos que se emitieron este año,
se utilizó una variable negativa para exaltar el servicio de TV
satelital. En unos días volvemos a ser capitalistas,
cantó un grupo de Heidis, Charles Ingalls y Gandhis para convencer
sobre las ventajas de una rebaja temporaria en la suscripción.
En la más reciente Ejecutivo infiel, un alto mando
de la empresa es sorprendido in fraganti por su mujer en una trampa, y
promete regalar (el servicio de TV satelital) a cambio de
que no lo descubran. Hacer este tipo de publicidades sólo
es posible cuando hay del otro lado un cliente muy poco solemne explica
Alberto Ponte, director creativo de Agulla y Bacetti, que entienda
las ventajas de reírse de sí mismo y no levante el dedo
para quejarse.
El publicista
fue, junto al creativo Maxi Anselmo, ideólogo de una de las rarezas
más comentadas del año: el aviso de Yupanqui, el club
con menos hinchas de la Argentina para Coca-Cola. En esa serie de
dos piezas, la gaseosa quedó asociada no sólo al gran evento
deportivo (uno de sus clichés publicitarios hasta el momento) sino
a la pequeña entidad barrial. Para justificar esos spots y también
Cadena de bostezos (el comercial deTelecom que ganó
el León de Oro en el Festival de Cannes), Ponte asegura que no
se buscó un incremento en las ventas. Son campañas
de marca -argumenta, bajan una filosofía y van a lo más
básico de la comunicación. Se consigue acercar el producto
a la gente en un diálogo de uno a uno. En el caso de Coca-Cola,
es interesante que todo el poder de una marca enorme esté al servicio
del club chiquito.
También los avisos de los desodorantes Axe tuvieron un alto nivel
de repercusión en el 2001. Yamila Martínez, de la agencia
Vega Olmos Ponce, los destaca entre la producción del año,
tal vez por la condensación de una buena historia en segundos.
Para Axe Fusion, los creativos idearon un superhéroe que termina
rechazado por la cautiva cuando ésta huele la fragancia del villano.
Se distingue en este comercial, y también en Giorgio y Mario
el spot de dos pizzeros enfrentados por ver quién es más
seco una estética cinematográfica, plasmada
en comedias con remate eficaz, narradas con buena calidad de imagen e
importante inversión. Sobre el final del año, sin embargo,
la Argentina en bancarrota empieza a imponer una tendencia que no deja
afuera a las agencias y sus comerciales: más ideas, pero cada vez
a menor costo
Los
comerciales más comentados del año
-
Rodolfito.
¿Todo bien, la casa bien, tus cosas bien?, preguntaron
al chico, la abuela, papá, Leopoldo Luque, Bergara Leumann
y el perro. Una de las publicidades-perlas, de Telecom, a comienzos
del 2001, sucesora, por impacto, a las campañas de las llamas
que llamaban.
- Sintonía final. Gustavo Cerati camina por la ciudad
cantandole a Quilmes y corona el spot acodado en la barra, en cita
romántica con una modelo. Pocas cosas tan alejadas del ex
Soda Stereo como la estética del futbol, que Quilmes explota
a full.
- Charly descansando. La cámara se entromete en el
departamento de Charly García mientras toca el bajo. De fondo,
dos mujeres limpian sus míticas paredes enchastradas. Con
Tersuave lavable, ahora vos también podés pintar tus
paredes, dice el slogan ideado por la ADN Comunicación.
Es un heavy user. ¿Quién puede tener las paredes
más manchadas?, justifica Gustavo Anderson, presidente
de la agencia.
- Yupanqui. El club con menos hinchas de la Argentina protagonizó
un par de avisos que cambiaron el estilo épico de otros comerciales
de Coca-Cola por un acercamiento a las pequeñas causas.
- Ejecutivo infiel. DirecTV se rió de sí misma,
y de sus cuadros jerárquicos, y se ganó el elogio
de sus creativos de Agulla y Bacetti. Un cliente nada solemne,
describió Alberto Ponte. DirecTV también impactó
con sus avisos de promoción de precios, el de los lamas cantando,
y con su invitación al Mundial 2002, con los campeones del
78, gordos, bailando y recomendando comer lechón.
- Giorgio y Mario. Dos pizzeros tipo macho italiano compiten
por ver quién está más seco. Gana el que usa
el antitranspirante Axe. Como amasan con la axila, el resultado
repercute en el éxito de sus pizzas, ante un público
enteramente femenino
- Balá. Para no salir, y comprar todo on line, un
rubio de ojos claros se dice acosado por su parecido con Carlitos
Balá. El espectador tiene claro que no se parecen. Hasta
que al rubio se le aparece el propio Bala en un supermercado Disco.
Humor absurdo total.
- Mandamientos. Los diez mandamientos en versión libre
para el lanzamiento de los preservativos A. Una patada al corazón
de la pacatería vernácula, que encontró resistencia
y adhesiones, como buscaban los creativos.
- Cadena de bostezos. Para promocionar a Telecom, un bostezo
pasa de boca en boca, como emblema de la comunicación matinal.
El spot se llevó el León de Oro en Cannes.
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