Por
Arturo Carvajal *
El 30 de noviembre el brasileño diario O Globo confirmó
que finalmente se había firmando un acuerdo entre el municipio
(Prefectura) de Río de Janeiro y la Fundación Guggenheim
de Nueva York, para el desarrollo de un estudio de factibilidad tendiente
a instalar una eventual sede del Museo Guggenheim en el muelle Mavá
del antiguo puerto carioca.
Los tramos finales de la negociación tuvieron ribetes teatrales,
cuando hace un par de semanas un primer intento de firma fracasó,
porque los brasileños no respetaron la condición de confidencialidad
que había sido exigida por la Fundación Gueggenheim.
Falta ahora la ratificación del acuerdo por el consejo directivo
de la Fundación Guggenheim, que se reuniría esta semana
a tal efecto.
El estudio, que costará dos millones de dólares, incluye
un relevamiento geoeconómico y un estudio de factibilidad, el plan
financiero y el anteproyecto arquitectónico hasta el diseño
de la maqueta.
Los arquitectos seleccionados, por ahora sólo en carácter
de consultores, son Frank Gehry, (número puesto cuando de proyectos
Guggenheim se trata), Jean Nouvel, que diseñara la célebre
Fundación Cartier, el Instituto del Mundo Arabe en París,
la instalación de la muestra Brasil, cuerpo y alma,
actualmente en el Guggenheim de la Quinta Avenida en Nueva York, y a cargo
de la espectacular ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid.
A Nouvel y Gehry se les sumará otro arquitecto, de origen brasileño,
aún sin designar. El plazo de ejecución para el estudio
es de nueve meses a partir de enero próximo, que pondría
a las partes en posición de tomar o no la decisión de construir
el museo, con un costo estimado de 100 millones de dólares. Con
Thomas Krens director del Guggenheim, no es descabellado imaginar
que la cifra quede corta, pero esto se verá más adelante.
El proyecto prevé incluir salas de cine y teatro, un centro comercial,
hotel y centro de convenciones, es decir: un complejo de entretenimientos
que hace pensar en el recientemente abierto Guggenheim de Las Vegas. Una
vez aprobado el proyecto, las obras se iniciarían a partir de mediados
del año 2003.
El acuerdo prevé también la posibilidad de abrir un espacio
de exposiciones más pequeño en la nordestina ciudad de Recife,
pero no menciona a nuestra vecina Curitiba, ni a Salvador de Bahía,
que junto con Recife eran las tres ciudades, fuera de Rio, propuestas
como candidatas para albergar el museo: así lo anticipamos en estas
páginas tiempo atrás. Leyendo entre líneas el acuerdo
en sí, parecería quedar una posibilidad abierta para establecer
salas satélite en estas ciudades. De este modo quedaría
rotundamente cerrada la posibilidad abrir un Guggenheim en otro país
sudamericano. Buenos Aires, fuiste. Todo esto quiere decir: que Río
de Janeiro está dispuesto a pagar ahora dos millones de dólares,
y luego eventualmente más de cien millones más, con recursos
mayoritariamente públicos, para la construcción de un museo
cuya programación va a ser decidida y provista casi integralmente
por el Guggenheim de Nueva York. Adicionalmente, el erario público
a lo largo del tiempo debería hacerse cargo de un abultado déficit
operativo (las entradas y merchandising combinados sólo cubrirían
una fracción menor de los costos), incluyendo los sustanciales
honorarios del museo matriz. El estudio de factibilidad debería
probar que la presencia del museo, ya funcionando, generaría una
actividad económica extra (en la cual el interés turístico
sería el eje) que le permitiría al fisco local recuperar
esa inversión a través de la recaudación impositiva
adicional que tal incremento de actividad generaría. Ese es el
lado puramente económico. Desde un punto de vista cultural, aquellos
argentinos y latinoamericanos que quieran ver, con el sello Guggenheim,
exposiciones de Elsworth Kelly,Nam June Paik, Robert Rauschenberg o Jeff
Koons, pasando por Armani y el arte de la Motocicleta, tendrán
un motivo adicional para ir a Rio de Janeiro. La apuesta es que la sede
transforme a Río de Janeiro en el gran centro turístico
cultural del continente y así crecería su economía.
No es una decisión aislada. Que en este momento el museo Guggenheim
esté mostrando el núcleo del emprendimiento Brasil
500 años, incluyendo el imponente altar barroco traído
desde Pernambuco, o que Germano Celant, célebre teórico
del Arte povera y curador de planta del Guggenheim, haya curado el envío
brasileño a la reciente Bienal de Venecia, son algunos de los indicadores
de una fuerte apuesta del Guggenheim por Brasil, y de los brasileños
por vehiculizar a través de su asociación con el Guggenheim
una parte importante de su ambicioso plan de proyección cultural
y económica.
Esto surge en un momento donde la concurrencia a los museos en Nueva York
ha caído dramáticamente, por la baja del turismo a la ciudad
y a nivel mundial. Por aquí hay que buscar la causa de que Krens
haya preferido la confidencialidad, ya que en paralelo con estos proyectos,
está solicitando apoyo financiero de emergencia para su operación
central en Nueva York. Fue sintomático ver un artículo del
9 de noviembre en el New York Times donde se anunciaba una fuerte reducción
de gastos y personal en el Guggenheim, y la presunta y dudosa conversión
del Krens que conocemos, ambicioso y según algunos dilapidador,
en un austero administrador. De este acuerdo con Río, en cambio,
en el New York Times no ha dicho una palabra. Las fundaciones como la
Melon, que han decidido salir en auxilio de las instituciones culturales
neoyorquinas, podrían pensarlo dos veces si ven que Tom Kerns se
hace el muerto, pero que en realidad está vivo y coleando, y se
las puede arreglar solo. Naturalmente, el intendente de Río de
Janeiro, Cesar Maia, en tanto miembro de la especie política de
raíz latinoamericana, tiene otras prioridades, en cuanto a publicidad
oficial se trata.
También es significativo el dato de que el atentado del 11 de setiembre
puso en un compás de espera el megaproyecto de un nuevo Guggenheim
para el bajo Manhattan, por lo que buscar expandirse en un lugar de bajo
nivel de hipótesis de conflicto terrorista como Río de Janeiro,
tiene hoy para el museo todo el sentido del mundo. Lo que empieza también
a dibujarse es que los atentados del 11 de setiembre, podrían cambiar
las coordenadas en lo que hace a las preferencias de la gente para ir
a tomar sus vacaciones. Río y el Guggenheim parecen haber sabido
posicionarse en este nuevo escenario.
*
Director de la Galería C/C.
El
premio de Klemm
La
Fundacion Klemm presenta en su sede (Marcelo T. de Alvear 626) el
premio de arte sin disciplina en el que hubo envíos de 600
artistas, sin límites de edad. El jurado, integrado por Federico
Klemm, Mercedes Casanegra, Jorge Macchi y Julio Sánchez,
seleccionó 33 obras: Esteban Alvarez, Manuel Ameztoy, Irene
Banchero, Leo Battistelli, Oscar Bony, Marta Cali, Isabel Chedufau,
Marina De Caro, Livio De Luca, Silvia Gai, Ana Gallardo, Alberto
Goldenstein, Nicolás Guagnini, Ignacio Iasparra, Daniel Joglar,
Francisca López, Mariana López, Guadalupe Miles, Ar
Detroy, Marie Orensanz, Carlos Oñatibia, Aldo Paparella,
Esteban Pastorino, Alberto Passolini, Raquel Podestá, Gustavo
Romano, Alessandra Sanguinetti, Rosana Schoijett, Diana Schufer,
Nicolás Trombetta, Martín Weber, Horacio Zabala y
Pablo Ziccarello.
Asociación
Museo Evita
Entre
el 18 y el 21 de diciembre se llevará a cabo la primera muestra
en el Museo Evita Lafinur 2998, con obras de Carlos
Gorriarena, Nicolás García Uriburu, Martín
Reyna, Dalila Puzzovio, Juan Andrés Videla, Liliana Golubinsky,
Juan José Cambre, Eduardo Stupía, Irene Banchero,
María Causa y otros. La propuesta es ofrecer al público
un lugar distintos tipos de eventos y exposiciones de arte contemporáneo.
La muestra se podrá visitar de 17 a 21.
Polesello
al Cuevas
Rogelio Polesello está presentando hasta fines de enero una
muestra en el Museo Cuevas de México, organizada por la Dirección
General de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina.
En La mirada ajena se exhibe obra de varias décadas
del artista argentino, en el marco de un proyecto del museo mexicano
de exponer artistas fundamentales del arte latinoamericano del siglo
XX.
Elgrupo,
desde ayer
Ayer se inauguró en el Centro Cultural Borges (Viamonte y
San Martín), la muestra de Elgrupo, integrado
por Mariángeles Blanco, Silvina Baum, Malú Mansilla,
Viviana Albertengo, Tomás Mugica, Alejandro Elía y
Gustavo Pérez Cabriada. La muestra, que lleva por título
La profundidad del signo, permanecerá abierta
hasta febrero próximo.
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EN
LA PEOR SEMANA DE LA ECONOMIA ARGENTINA
El
Malba y Proa, buenas noticias
A
contrapelo de la feroz crisis económica, el Museo de Arte Latinoamericano,
Malba, y la Fundación Proa inauguran esta semana dos de las más
importantes exposiciones del año.
Por una parte, mañana se abre en el Malba Figueroa Alcorta
y San Martín de Tours la muestra: Políticas
de la Diferencia-Arte iberoamericano de fin de siglo, una exhibición
de obras producidas en los años noventa por artistas de 27 países,
entre los que hay varios argentinos: Marcos López, Nicola Constantino,
Jorge Gumier Maier, Fabio Kacero, Leandro Elrich y Ar Detroy. Concebida
como la mayor exposición sobre el arte de Iberoamérica de
los últimos tiempos, la exhibición -coordinada por Kevin
Power y Fernando Castro en colaboración con otros nueve curadores
posibilita una postura crítica respecto de la cultura americana
y del proceso de construcción de las identidades, tanto de cada
uno de los centros en los que fueron gestadas las obras como de sus respectivos
artistas. La muestra promete ser impactante y podrá verse hasta
el 17 de febrero.
Por otra parte, el sábado 15 se inaugura en la Fundación
Proa (Pedro de Mendoza 1929, en La Boca), una muestra del gran artista
norteamericano Sol LeWitt. Se trata de uno de los fundadores del arte
conceptual, que se destaca, entre otras cosas, por sus pinturas murales,
que junto con sus esculturas y proyectos en la vía pública,
contribuyeron a enriquecer la relación entre arte y arquitectura.
LeWitt diseñó especialmente para el espacio de Proa un proyecto
especial e inédito. Son murales irrepetibles que serán tapados
luego del cierre de la muestra, a fines de marzo. El artista estará
presente en Buenos Aires entre el 12 y el 17 de diciembre.
La preparación de las paredes de Proa requirió que la Fundación
estuviera cerrada por cinco semanas y para pintar los murales se contrató
a diez estudiantes de bellas artes y arquitectura, bajo la dirección
de un asistente de LeWitt.
Junto con los murales se presentarán gouaches especialmente realizadas
para esta ocasión. La muestra será documentada a través
de la publicación de un catálogo.
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