PROMESA Para
la mayoría, los derechos proclamados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos no significan mucho más que papel mojado. Son
una promesa incumplida para 1300 millones de personas que luchan por sobrevivir
con menos de un dólar diario; para los miles de niños que
mueren todos los días por desnutrición y enfermedades que
podrían evitarse; para los millones de adultos, en su mayoría
mujeres, que no saben leer ni escribir; para los presos de conciencia
que se consumen en cárceles de todos los rincones del mundo; y
para los que sufren tortura en un tercio de los países de la Tierra.
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