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El mercado inmobiliario se
reanimó por el temor de los ahorristas

Hay mayor número de consultas en inmobiliarias y concesionarias de autos, y algunas operaciones. Los ahorristas que huyen del plazo fijo por miedo a una devaluación buscan refugio en los bienes.

Los departamentos de hasta 100 mil pesos son los más buscados por los ahuyentados ahorristas.

Por Cledis Candelaresi

Al mismo ritmo que aumentan las consultas a psicólogos por picos de stress, las inmobiliarias y concesionarios de autos comenzaron a recibir la visita de clientes potenciales y reales, ansiosos de canjear su ahorro por algún bien. Presuntamente, un auto o un departamento se depreciará menos que un plazo fijo con una eventual devaluación y, con aquellas compras, el dinero dejará de estar a mano de un Estado voraz, que puede capturarlo y entregar a cambio de indeseables bonos. Podría decirse que se trata del efecto benéfico aunque no buscado del Plan Candado, que terminó alentando el consumo más que las medidas específicas adoptadas por el Gobierno para lograr ese cometido.
Está lejos de ser el boom del consumo por el que clama cualquier funcionario. Tampoco se trata del “efecto riqueza” que produjo la Convertibilidad en sus comienzos, cuando muchos argentinos se lanzaron a renovar bienes durables, alentados por la estabilidad de precios y la restitución del crédito. En este caso es, posiblemente, un fenómeno parcial, pasajero y alentado por el temor: ante la posibilidad de una confiscación de depósitos o de una devaluación (para quienes no pasaron sus ahorros a divisa), los ahorristas razonan que es mejor comprar algo.
Quizás por esto, mientras los shoppings y comercios sufrieron el parate por la escasez de efectivo y el colapso de los POS que admiten pagos con tarjeta de débito, las inmobiliarias triplicaron las consultas y comenzaron a concretar muchas operaciones rezagadas. El segmento de propiedades más buscado es el de hasta 100 mil pesos, es decir, de unidades chicas y medianas. Por ellas, los compradores ofrecen, alternativamente, transferir fondos colocados en plazo fijo y, minoritariamente, en caja de ahorro. En otros tantos casos, sin embargo, también se presentan con el efectivo, satisfaciendo la exigencia de algunos vendedores y, al mismo tiempo, abonando la teoría delarruista de que hay demanda contenida.
Pero esta bonanza que llevó el fin de semana a que treinta y siete personas consultaran condiciones de compra por un departamento en Barrio Norte que habitualmente no hubiera recibido más de siete u ocho interesados, para las cámaras del sector se trata sólo de un repunte ocasional. El afán de trocar su dinero retenido en un bien disponible, hizo que muchos ahorristas se decidieran a cerrar operaciones que estaban gestándose antes de que el gobierno dispusiera las últimas restricciones para operar en efectivo. Es cierto que estas limitaciones también animaron a otros compradores, que hasta hace diez días no soñaban con serlo.
Lo curioso es que esta mayor demanda ya tuvo su inmediato efecto sobre los precios, empujándolos hacia arriba: las contraofertas ya no son tan mezquinas como hasta hace un par de semanas, cuando la puja entre vendedores y compradores derrumbaba aún más el deprimido mercado inmobiliario.
También el precio de los autos está en su piso histórico, pero hasta ahora esto no sirvió para capturar a consumidores esquivos. Tampoco prometía ser muy eficaz la campaña que encararon algunos bancos para entregar un coche 0 Km a cambio de recibir un plazo fijo por 35 meses, remunerándolo con un módico interés del 0,5 por ciento anual, promoción opacada por la aclaración de que tales depósitos no cuentan con la respectiva garantía del Central.
Sin embargo, el último fin de semana muchos se arrimaron a las concesionarias con la intención de canjear sus plazos fijos por un cuatro ruedas. Según Oscar Corti, líder de la asociación que nuclea esos comercios, esta mayor demanda tuvo como principales beneficiarias a Renault y Peugeot, cuyas ventas –de acuerdo a datos proporcionados por la última automotriz– repuntaron un nada despreciable 15 por ciento en los últimos días. El miedo, más allá del presunto rédito financiero que reporten estas operaciones, resultó más eficaz que la promesa oficial de devolver 5 puntos sobre los 21 del IVA o la de reducir 6 puntos el aporte previsional para aumentar el salario de bolsillo. Miguel Angel Arrigoni, socio gerente de la consultora Deloitte y Touche, ayer esbozó una explicación de este fenómeno. “El consumo es una cuestión de ánimo y no de baja de impuestos. Aunque se redujera a la mitad el precio de los autos, no se venderían más”. Verdad, aunque sólo a medias.

 


 

RESULTADOS DEL TRAMO LOCAL DEL CANJE DE BONOS
El 2002 cuesta 5000 millones menos

Según informó la Secretaría de Finanzas, las ofertas recibidas enel tramo local del canje de bonos de la deuda pública generarán un ahorro de 5209,5 millones de dólares en 2002, entre intereses y amortizaciones de capital. De acuerdo con los números distribuidos por la secretaría a cargo de Daniel Marx, la cifra corresponde a un ahorro de 2392,5 millones de dólares por intereses devengados y 2817 millones por amortización de capital. El tramo principal de la primera fase del canje sumó unos 51.000 millones de dólares, a los que se sumaron 1307 millones de dólares del sector minorista, mientras aún resta cerrar el segmento de las provincias.
En la fase internacional del canje, el Gobierno planea trocar bonos por unos 35.000 millones de dólares. Y según aseguró ayer Cavallo, el resultado global debería significar una ahorro en el pago de intereses, consolidado entre Nación y provincias de, al menos, 6500 millones de dólares.
Por otro lado, la calificadora internacional de riesgo crediticio Moody’s dio a conocer un informe en el que asegura que, debido a los mecanismos legales del canje de deuda de Argentina, los poseedores extranjeros de bonos pueden verse presionados por los acreedores domésticos para ingresar en la operación. De otro modo, Moody’s teme que el gobierno utilice la mayoría de bonos trocados por bancos y AFJP locales para cambiar las condiciones del canje internacional, exigiendo una tasa de interés máxima inferior al 7 por ciento y más plazo que los tres años de gracia que se ofreció para el canje local.
Moody’s considera que dadas las condiciones del canje local, “si los acreedores extranjeros se deciden por mejores términos, o litigar, los inversores domésticos reclamarán sus viejos derechos y aplicarán presiones para llevar a los inversores extranjeros a aceptar los términos de la oferta”. Moody’s advirtió que si los acreedores extranjeros son obligados a un canje que los deje disminuidos en sus posiciones, cabría aplicar la calificación de default o cesación de pagos.

 

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