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COMO CAMBIARA LA RECOLECCION DE RESIDUOS EN LA CIUDAD
Nuevas reglas para la basura porteña

Los pliegos de la próxima licitación definen �áreas limpias�, donde la recolección se hará siete días a la semana. Además, los grandes generadores de residuos tendrán que pagar. También hay un plan para que los cartoneros puedan recoger basura en forma legal.

Por Alejandra Dandan

Es uno de los negocios más difíciles, no sólo por los olores. La basura recibe anualmente el diez por ciento del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires. Es el contrato más importante y después de cuatro años empieza a proyectarse el cambio. La Secretaría de Medio Ambiente acaba de terminar el pliego de licitación que replantea de modo estructural las reglas del juego. Sólo una de las disposiciones ya desató fuertes críticas entre los grandes generadores de residuos, las empresas que producen más de 500 kg de basura por día y que a partir de ahora deberán pagar la recolección. En buena parte de la urbe –sobre todo en zonas de gran afluencia– se adoptará una modalidad llamada “área limpia”. Allí, los camiones recogerán la basura dos veces al día, los siete días de la semana. El cambio es fundamental porque el concepto modifica el sistema de pago: no se cobrará la basura por kilo, como sucede ahora, sino que habrá un canon por zona. Además da lugar a otro cambio: abre la puerta al trabajo “legal” de los cirujas, ahora prohibido.
La basura es uno de los temas más polémicos en la ciudad. En este momento, se está proyectando ya la próxima licitación. Las cuatro empresas que ahora están funcionando tendrían que desvincularse de la Ciudad en febrero, cuando vence el contrato bajo el que están funcionando, pero no lo harán, ya que una cláusula de la concesión habilita al gobierno para prorrogar hasta dos años los convenios. Según pudo saber Página/12, habrá extensión del contrato aunque no alcanzará los dos años. Si todo marcha como está previsto, la licitación arrancará en febrero y los nuevos camiones recolectores estarían trabajando en diciembre del 2002.
Con este fondo de marco, los protagonistas del universo de la basura tienen en la mira cada uno de los pasos que va siguiendo esta negociación que se lleva ahora hasta 300 millones anuales. Ese presupuesto incluye el servicio de cuatro empresas, los adicionales, el traslado de la basura hasta los centros de transferencia y un pago cercano a los 60 millones destinados al Ceamse por los kilos enterrados.
El pliego definitivo está sobre el escritorio de Eduardo Riciutti, el secretario de Medio Ambiente de la Ciudad y quien ha heredado el tema de la basura hace cuatro meses, cuando el área de Obras Públicas dejó de manejarlo. El pliego en términos generales aumenta el trabajo para las empresas y elimina los controvertidos pagos adicionales. Además contiene dos puntos fuertes y calientes. Uno de ellos es el cambio al sistema de “área limpia” para una parte de la Capital y el otro es de los grandes generadores.
El área limpia se planteó como una recolección V.I.P., pero en realidad es uno de los sistemas más usados en el mundo porque facilita el trabajo de los recuperadores urbanos de basura. Este sistema reemplazará en algunos barrios (ver aparte) el viejo criterio de pago por kilo recolectado. En este momento, la Ciudad le paga a las empresas y al Ceamse por kilo recogido y enterrado. Esto ha disparado varias veces una guerra urbana entre los recolectores y los cirujas que se llevan una parte de la basura. En el nuevo contrato, las empresas tendrán asignadas algunas regiones dentro de las zonas de trabajo a las que deberán prestarle más atención: esas son las “áreas limpias”. De acuerdo al pliego los límites se trazan según un criterio que contempla “la particularidad de ciertos sectores de la ciudad con actividades comerciales, bancarias, afluencia peatonal, tránsito vehicular”.
En estos circuitos la basura se recogerá dos veces por día los siete días de la semana, con camiones a gas o eléctricos. Los concesionarias tendrán que disponer, además, de otros métodos para garantizar la limpieza durante todo el día. Y de ningún modo –dice– esto implicará “costos adicionales”. En estas zonas, se hará barrido manual tres veces al día en calles y veredas, lavado de vereda dos veces a la semana y, entre otros puntos, las empresas quedarán obligadas a quitar las pegatinas de los frentes. Las recolectoras que ahora trabajan con la basura dan algunos de estos servicios –no todos–, pero cobran adicionales. Tal vez por las exigencias que implica y por el cambio en la lógica de pagos que impondrá en partes de la ciudad, este aspecto del pliego se ha vuelto polémico. Para varios legisladores no está claro qué significa “área limpia”. Por eso le exigieron a Medio Ambiente el pliego de la licitación antes de aprobar una ley que está estudiándose en este momento y que actúa como marco de la convocatoria.
Esa ley es esencial para la licitación. La convocatoria se hará en febrero sólo si la Legislatura aprueba el marco legal al llamado. Para esto debería bastar el consenso entre los distintos bloques. Sin embargo no es suficiente. Existen fuertes presiones del sector empresario, comercial, pero además de las actuales empresas recolectoras para conservar el statu quo. Las cuatro recolectoras temen quedar afuera de un negocio que además de exigirle más, tendrá más costos. En off, algunos diputados indican que estos sectores estarían presionando incluso para retrasar la sanción de la ley marco.
El otro gran polo crítico es el de los comerciantes. En la ciudad hay unas 400 empresas o asociaciones comerciales, industriales o institucionales consideradas grandes generadores de basura. De acuerdo al pliego, producen más de 500 kilos o un metro cúbico de basura por recogida. Hasta ahora, la ciudad –a excepción de algunos casos– se encargaba de recolectar y pagar el entierro de sus desechos. Esta es otra de las cosas que cambiará. Con el próximo contrato, las empresas deberán pagar recolección, traslado y disposición final en el Ceamse.
No hay números claros acerca del impacto de este sector sobre el total de residuos. Algunas estimaciones indican que sería unas 1500 toneladas diarias. Ahora deberán contratar ahora sus propios servicios urbanos de recolección y hacerse cargo del resto.

 

Todos los cambios

Area limpia: es el nuevo sistema del servicio , que se implementará en algunas zonas. La ciudad pagará un canon fijo por la recolección y limpieza. El servicio será 2 veces por día y todos los días de la semana. Se hará barrido manual 3 veces por día y recolección diaria de restos de obras y “verdes”. Habrá lavado de veredas y calzadas 2 veces por semana, lavado a vapor de las veredas una vez al mes y limpieza del mobiliario urbano y de pegatinas en contravención.
El sistema de “área limpia” incluirá: Once, Micro y Macro Centro, Constitución, Puente Rocha, Caminito, San Telmo, Tribunales, Puerto Madero y Retiro. También en Recoleta, en las áreas de Santa Fe, Libertador y Las Heras, Cabildo, Córdoba entre Julián Alvarez y Humboldt. Otras zonas son Parque Chass, Nazca y Parque Centenario.
Grandes Generadores: las empresas, industrias, comercios o instituciones con producción mayor a los 500 kilos o un metro cúbico de basura diaria se harán cargo de su recolección, traslado y depósito.
Adicionales: el pliego elimina los pagos adicionales para todas las áreas y en todos los servicios.
Cirujeo: en marzo o abril, cuatro ONGs de cartoneros y cirujas participarán de un programa de recolección diferenciada en distintos barrios de la ciudad.

 

UNA EXPERIENCIA PILOTO EN CUATRO AREAS DE LA CAPITAL
Los cartoneros tendrán su propia zona

“Los de Solurban se jactan porque recuperaron 1250 kilos de vidrios en un mes, nosotros juntamos 10 mil kilos en dos semanas.” El dato es de Pepe Córdoba, uno de los cartoneros que en poco tiempo tendrá finalmente un lugar “oficial” para trabajar en Buenos Aires. La idea es una de las apuestas más fuertes del gobierno porteño. En marzo o en abril, y por un acuerdo con las empresas de residuos, los cartoneros desarrollarán en cuatro áreas de la Capital una experiencia piloto de recuperación de residuos.
El tema es complicado, incluso para uno de sus impulsores. “No puedo convalidar el trabajo informal pero también tengo que tener en cuenta que esto es una realidad”, dice Eduardo Riciutti, secretario de Medio Ambiente de la Ciudad. Desde la Secretaría estuvieron trabajando con el diputado Eduardo Valdez y miembros del Ministerio de Trabajo, del Fondo de Inversiones Cooperativas y con grupos de cartoneros y cirujas para resolver una de las situaciones más críticas de la ciudad. Este año la cantidad de personas que recorre las calles en busca de materiales para recuperar o simplemente de comida, se ha contado en 25 mil, y esta es sólo la punta de una estructura que mueve a otros 75 mil cartoneros trabajando alrededor de ellos.
Hasta ahora la recolección informal no estaba organizada y ni siquiera permitida. La basura urbana es de la Ciudad y, por delegación y contratos, de las empresas recolectoras. Ellas cobran en función de lo que recogen y pierden kilos y rentabilidad en manos de los cartoneros. Ahora la crisis y la explosión de familias enteras en las calles obliga a buscar alguna opción para articular los intereses de las empresas, de los cartoneros e incluso de los porteños: “Para mí –dice Riciutti– todo esto es un tema de salubridad pública pero además una problemática social que no podemos dejar de mirar”.
En ese marco se inició una serie de reuniones con interlocutores de cuatro organizaciones de cirujas. Y con esa se base se emprendieron negociaciones con las empresas recolectoras. Finalmente las compañías los aceptaron en algunos de los tramos de sus recorridos.
De acuerdo con lo que pudo saber Página/12, la primera prueba comenzará con El Ceibo, el único grupo que nuclea exclusivamente a cartoneros habitantes de la urbe. En etapas sucesivas se sumarán los otros. Para poner el programa en marcha, la Ciudad entregará bolsas de basura verdes y negras al barrio donde los cartoneros empiecen a trabajar. Los vecinos deberán sacar la basura dividida entre orgánica e inorgánica antes de la hora de la recolección manual. Cuando comience el plan piloto, los cartoneros sólo podrán trabajar en las zonas designadas.
Los detalles del borrador se están discutiendo con cada uno los grupos. A lo largo de las reuniones de acuerdo, los cartoneros se comprometieron a organizar a sus compañeros y evitar, por ejemplo, el tránsito de los chicos entre la basura. Para facilitarlo, el gobierno está buscando guarderías para alojar a los más chicos. Esta alternativa sirvió en San Martín. Los cartoneros que salían desde allí hacia la Capital dejaron de entrar con sus hijos cuando la comuna les dio albergue.
El trabajo contará con un marco formal que aún debe ordenarse. Estará prohibida la recolección a tracción a sangre y la apertura indiscriminada de bolsas. Este es uno de los puntos acordado con los cartoneros. Para asegurarlo, el área de Seguridad e Higiene hará inspecciones de rutina así como también lo harán los inspectores de otras áreas en las entradas a la Ciudad.

 

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