Por Ian Black *
Desde Bruselas
El primer ministro de Italia,
Silvio Berlusconi, cedió anoche a una enorme presión de
sus socios de la Unión Europea, despejando el camino para una orden
de arresto paneuropea para combatir el terrorismo y otros delitos tras
los atentados del 11 de setiembre. Guy Verhofstadt, el premier belga y
a cargo de la presidencia rotativa de la UE, anunció el desbloqueo
tras las reñidas conversaciones reñidas en Roma, unos días
antes del último encuentro del año de la UE en Bruselas.
Estoy muy conforme con que hayamos encontrado una solución
a un asunto de esta envergadura, afirmó el premier belga,
evidentemente aliviado de haber evitado un fracaso lastimoso sobre uno
de los asuntos más importantes en la agenda de antiterrorismo de
la Unión Europea.
Berlusconi había sido criticado ampliamente por ser el único
que se pronunció en contra del acuerdo la semana pasada, aparentemente
a causa de los temores de que la orden pudiera ser aplicada en caso de
investigaciones contra su corporación Fininvest por evasión
impositiva en España. Los diplomáticos habían reaccionado
con furia e incredulidad ante la postura del multimillonario magnate de
los medios y predijeron una confrontación que podría ser
desastrosa para la imagen de la Unión luego de dos
meses de intensas negociaciones. Los 14 países restantes, galvanizados
por Gran Bretaña, habían acordado una orden de arresto por
32 delitos serios, incluidos desde terrorismo hasta lavado de dinero y
pornografía infantil. Pero Italia quiso excluir fraude y corrupción.
Berlusconi, quien causara controversia en los comienzos de la crisis al
atacar al Islam, calificó de malentendido su desacuerdo
con los socios europeos. Mientras tanto, funcionarios italianos afirmaron
que él no tenía motivos personales para rechazar el acuerdo,
pero que temía que la orden pudiera permitir a los magistrados
extranjeros inmiscuirse en asuntos domésticos sin ningún
tipo de seguro contra un abuso judicial.
La orden de la UE reemplazará a los engorrosos procedimientos de
extradición bilateral que en el pasado permitían a los sospechosos
de terroristas iniciar extensas apelaciones antes de ser entregados. El
acuerdo significa que la UE abolió el pedido de que las 32 ofensas
deben ser reconocidas por todos los estados miembros. No obstante, los
delitos inscriptos en la lista deben llevar una sentencia mínima
de tres años. Crucialmente, los países de la UE no podrán
más rehusarse a extraditar a sus propios ciudadanos, un cambio
que requiere enmiendas constitucionales en Austria, Portugal, Grecia y
Alemania. Los ministros ya se pusieron de acuerdo en una definición
común de terrorismo y de las penas mínimas del mismo, y
la semana pasada firmaron un acuerdo con Estados Unidos para acelerar
una orden pública de cooperación transatlántica.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Mercedes López San Miguel.
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