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Por Diego Fischerman Para algunos, las primeras
noticias llegaron con las últimas grabaciones de Stan Getz. Para
otros, con la aparición en las encuestas de Down Beat de un grupo
hasta el momento casi desconocido en Argentina, bautizado con el segundo
nombre de Thelonious Sphere Monk. Unos y otros, más los que habían
escuchado sus extraordinarios dúos con el contrabajista Buster
Williams (también integrante de Sphere junto al saxofonista Charlie
Rouse y el baterista Ben Riley), coincidían en que Kenny Barron
era un gran pianista. Esas mismas encuestas de Down Beat hoy lo posicionan
como mejor pianista de jazz y en pocos días el público
de Buenos Aires podrá comprobarlo en directo. Los próximos
sábado y domingo a las 21, dentro del ciclo Contemporánea
programado por Oliverio en el Hotel Sheraton, tocará aquí
acompañado por el guitarrista Romero Lubambo, el bajista Nelson
Matta y el baterista Duduka Da Fonseca.
EL
ESTUDIO CORAL CUMPLE 20 AÑOS Carlos López Puccio irrumpió, en los 70, con un coro de cámara que transformó definitivamente los estándares locales. El 9 de Cámara era el nombre y alcanzó para instalar, además de un repertorio que hasta el momento estaba virtualmente virgen, una manera distinta de hacer música. En paralelo a su carrera como integrante (y escritor de la mayoría de los pasajes y orquestaciones clásicos) de Les Luthiers, López Puccio continuó su tarea al frente de coros y fundó, en 1981, el Estudio Coral de Buenos Aires. Reconocido como uno de los mejores grupos en su clase, este coro festejará mañana a las 20.30 sus veinte años de vida. En la Iglesia de la Merced (Reconquista y Perón), el Estudio Coral presentará, tal como es habitual en ellos, un programa sumamente interesante: Figure Humaine, de Francis Poulenc (una obra célebre por incluir la nota más aguda escrita para coro), Stabat Mater de Penderecki, el Magnificat y Nunc Dimitis, de John Tavener, los Rechants I, II y III de Olivier Messiaen y la Missa brevis de Leonard Bernstein. Actualmente director, también, del Coro Polifónico Nacional, López Puccio defiende la especificidad de sus dos caras (la seria y la humorística). Aunque reconoce la paradoja de que muchas veces es más serio en los ensayos de Les Luthiers, donde encarna al personaje docto, que en los de su coro, donde todos son, en sus propias palabras, bastante amigotes y suelen hacer chistes. En un reportaje publicado por Revista Clásica, el director afirma que no descansa nunca.Lo único que me descansa es cambiar de actividad. Como hago cosas tan diferentes, si tengo un instante de reposo en una, me pongo a pensar en lo que va a pasar con la otra, y eso me divierte enormemente. Licenciado en Dirección Orquestal, López Puccio fue eligiendo, cada vez más, los coros: Se hace música con más nexos, es un trabajo más amoroso. Hacer música en coro es más cálido y profundo, asegura. |
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