Por Martín
Piqué
Los gobernadores del PJ no
quieren ayudar al Ejecutivo sin recibir nada a cambio. Los mandatarios
del Frente Federal creen que ha llegado el momento de hacer valer
el poderío del justicialismo, que controla las dos cámaras
del Congreso y gobierna 14 provincias del país. Por eso, piensan
que el peronismo tiene que presionar al oficialismo para ligar la discusión
del Presupuesto a la búsqueda de consenso que obsesiona al presidente
Fernando de la Rúa. O cambia De la Rúa o se lo cambia
a De la Rúa, argumentaba anoche ante Página/12 el
gobernador de una provincia chica que participó de la reunión
de ayer en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y que también
asistió al encuentro con el Presidente, el martes en la Cancillería.
La relación con el Gobierno divide las aguas entre los gobernadores
peronistas. La mayoría del Frente Federal sigue con alarma la evolución
de los acontecimientos (la Argentina está al borde del precipicio,
decía ayer a este diario uno de sus miembros) y piensa que el PJ
debe asumir un mayor protagonismo para conducir la crisis económica.
Otros, en cambio, sostienen que hay que manejarse con cautela para preservar
las instituciones. En ese grupo se encuentran los mandatarios proclives
a Carlos Menem, como el riojano Angel Maza y el pampeano Rubén
Marín.
De cualquier forma, la cuestión más inmediata y que
también divide las opiniones es cómo reaccionar ante
las urgencias del Ejecutivo: aprobar una nueva ley de coparticipación
y un presupuesto que prevé más ajustes. Estamos en
una encrucijada: si no votamos el presupuesto, van a decir que somos golpistas.
Y si lo votamos, que somos oficialistas, se lamentaba ante Página/12
un gobernador del PJ.
Este dilema fue uno de los temas que se discutió ayer al mediodía
en la sede del CFI. Allí se reunieron el bonaerense Carlos Ruckauf
y el cordobés José Manuel de la Sota, más varios
integrantes del Frente Federal, como Adolfo Rodríguez Saá
(San Luis), Néstor Kirchner (Santa Cruz), Gildo Insfrán
(Formosa) y Julio Miranda (Tucumán). También asistieron
el menemista Angel Maza (La Rioja), el titular de la Cámara de
Diputados, Eduardo Camaño, y el vice de Santa Fe, Marcelo Muniagurria,
en representación de Reutemann.
Los gobernadores discutieron sobre lo que escucharon antenoche del propio
De la Rúa en la Cancillería. Allí, el Presidente
habría admitido que necesitaba recortar 1500 millones del Presupuesto
del 2002, y para lograrlo sólo tenía dos opciones: no pagar
el aguinaldo o recortar el 21 por ciento del salario de los estatales.
A la salida de la reunión, Kir- chner señaló que
el Gobierno pretende traspasar la policía sin recursos a
la Capital Federal, bajar los salarios un 21 por ciento o retrasar el
pago del aguinaldo, que son 650 millones de pesos.
La conversación giró hacia otros asuntos, también
delicados y de mucho interés para varios gobernadores. Se habló
del PAMI, una de las dependencias que está en la mira del Ejecutivo
y que algunos quieren descentralizar. Ruckauf, por ejemplo, impulsa su
provincialización, que permitiría a las provincias administrar
en cada distrito los fondos de la obra social de los jubilados. Otros
mandatarios insistieron con la superposición de funciones, y pusieron
como ejemplo las carteras de Desarrollo Social y Seguridad Social. También
se notaba el enojo por el trato preferencial que el Gobierno le está
dando a Menem: No representa a nadie, remarcaba un gobernador.
Más sutil, el cordobés De la Sota envió su mensaje
al salir del encuentro: Los que gobernamos antes decimos que todo
lo hicimos bien, cosa que no es cierto.
Menem fue a un acto
de su ex edecán
Carlos Menem volvió a machacar con su idea de incorporar
a las Fuerzas Armadas a su Acuerdo Patriótico
para combatir la crisis, como si éstas fuesen un partido
político más. Menem insistió, una vez más,
con la necesidad de dolarizar la economía como solución
a la actual situación, en el marco de lo que el gobierno
de Fernando de la Rúa definió como Concertación
Nacional. El titular del PJ asistió al acto de asunción
del nuevo jefe del Regimiento de Infantería Patricios, coronel
Gustavo Gorriz, quien fuera su edecán entre 1996 y 1999.
La ceremonia estuvo copada por el menemismo, ya que salvo
la vicejefa del Gobierno porteño, Cecilia Felgueras
no se vieron radicales por el Regimiento.
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