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�Llegó el momento de exorcizar
el fantasma del brutal pasado�

Human Rights Watch presentó un informe especial sobre los juicios realizados en la Argentina a raíz de
los crímenes de la última dictadura. Calificó al gobierno de De la Rúa como �renuente�.

Sebastián Brett; el director de HRW,
José Miguel Vivanco, y Horacio Verbitsky, titular del CELS.

Victoria Ginzberg

“Ha llegado el momento de exorcizar el fantasma del trágico y brutal pasado argentino”, aseguró Human Rights Watch (HRW) en un informe especial sobre el avance de los juicios de los crímenes cometidos durante la última dictadura militar. El organismo, que se ocupa de la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, celebró los esfuerzos de los tribunales por exigir responsabilidades a “los autores de las terribles violaciones a los derechos humanos en la década del 70”, pero calificó al Poder Ejecutivo como un “socio renuente”. “El gobierno de Fernando de la Rúa carece, desgraciadamente, de una política clara de apoyo a los enormes esfuerzos que se están haciendo para esclarecer la verdad e impartir justicia. Además, se ha negado a cooperar con cualquier tribunal extranjero, lo que resulta igualmente perjudicial”, expresó.
El director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, el investigador Sebastián Brett y el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, Horacio Verbitsky, ofrecieron ayer una conferencia de prensa en la que se dio a conocer el informe. La subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, estuvo presente. Vivanco sostuvo que el progreso judicial en los juicios sobre los crímenes de la última dictadura “es resultado del trabajo constante y el gran tezón de los organismos de derechos humanos, los familiares de las víctimas y algunos miembros del Poder Judicial que se han tomado muy en serio estos temas”.
Vivanco y Brett se reunieron el martes con el presidente Fernando de la Rúa. Allí le plantearon que, ya que Argentina defiende el principio de territorialidad –con el que no acuerdan– se deje en manos de la justicia la decisión de extraditar a los represores que son reclamados para ser juzgados por los tribunales de otros países. Los representantes de HRW esperaban mantener también una entrevista con miembros de la Comisión de Acuerdos del Senado para rechazar el ascenso de militares que participaron en la represión ilegal, pero la coyuntura argentina lo impidió. Tampoco se reunieron con los ministros de la Corte Suprema, aunque en gran parte, el informe presentado ayer es un llamado a que el máximo tribunal no desande el camino hecho por los jueces de menor jerarquía y anule definitivamente las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Verbitsky destacó la pertinencia de la presentación de HRW, “en un contexto en el que hay un intento descarado del ex presidente Menem de aprovechar la crisis económica para, dentro de la denominada concertación, incluir la impunidad de las violaciones a los derechos humanos”.
El organismo de derechos humanos –uno de los más importantes del mundo- recomendó al Gobierno argentino “enviar las demandas de extradición a los tribunales, donde las decisiones deberían sustentarse únicamente en razones jurídicas e impartir órdenes claras a los jefes del Estado Mayor de los distintos cuerpos de las Fuerzas Armadas para evitar que se efectúen declaraciones públicas sobre las decisiones de los tribunales y las circunstancias que las rodean y dar claras instrucciones para garantizar la total cooperación de los militares”.

 


 

EL POLICIA MIGUEL FERREYRO FUE DETENIDO EN LA PLATA
Con esposas como primer castigo

El suboficial mayor de la Policía Bonaerense Miguel Angel Ferreyro salió ayer esposado de la Cámara Federal de La Plata, donde fue indagado por su participación en la represión ilegal durante la última dictadura. Después de una confusa declaración, en la que alegó no recordar bien los hechos debido a una enfermedad cerebrovascular, Ferreyro fue detenido y luego, en el pasillo de los tribunales platenses, fue sorprendido por una lluvia de huevos. Su caso quedará a cargo del juez Arnaldo Corazza.
Hace dos semanas Ferreyro fue citado como testigo por el caso de un desaparecido e intentó desvincularse de la represión, pero al finalizar su testimonio la ex detenida Nilda Eloy se acercó llorando a los jueces y les dijo que quien estaba sentado en el estrado había sido, al menos entre noviembre y diciembre de 1976, cabo de guardia en El Infierno, centro clandestino que funcionó en la Brigada de Avellaneda. Durante su cautiverio en ese lugar, la mujer estuvo todo el tiempo encapuchada, pero el sonido de la voz le permitió identificar al represor. Ante la acusación de Eloy, los jueces decidieron citarlo para tomarle declaración indagatoria, la primera que fijaba la Cámara dentro del Juicio por la Verdad, abierto para determinar el destino de más de dos mil desaparecidos. Ayer se supo que la ex desaparecida había acusado al policía de haber cometido “un delito de índole sexual”.
Durante su testimonio, Ferreyro negó haber “trabajado” en El Infierno, centro clandestino que funcionó en la Brigada de Lanús con asiento en Avellaneda. Alegó en cambio que a fines de 1976 se encontraba en Caseros. Pero debió aceptar la realidad –o argumentar que no recordaba bien– ya que su legajo indicaba claramente que había estado en Avellaneda. El policía argumentó que estaba a cargo de “leyes especiales” relacionadas con “el juego clandestino y la prostitución”. Aseguró que en Avellaneda no había detenidos ilegales y que prácticamente no había tenido contacto con los prisioneros.
Luego del testimonio del represor, Eloy debió ratificar la denuncia hecha hace quince días. Sentada en una silla y tratando de esquivar la presencia del policía, repitió que lo había reconocido por la voz. Agregó que, estando detenida, le había llamado la atención un anillo muy grande que llevaba el hombre y que también lo tenía puesto cuando se presentó la vez anterior en la Cámara.
Los jueces Julio Reboredo, Ramón Durán y Leopoldo Schiffrin ordenaron el arresto del policía y los aplausos aprobatorios hicieron que la sala tuviera que ser desalojada. Entre gritos y huevos, Ferreyro quedó detenido y su denuncia quedó a cargo de Corazza. “Es una alegría que se haya empezado a desmoronar el muro de impunidad y que se tomen estas medidas con rapidez y eficiencia. Ahora vamos a seguir de cerca la causa en el juzgado de instrucción”, aseguró Mónica González Vivero, abogada de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.
El arresto de Ferreyro, y antes su llamado a indagatoria, marcó un cambio en la actitud del tribunal. Hasta ahora, la Cámara citaba a militares y policías como testigos o recurría a una figura intermedia –la declaración informativa– cuando se sospechaba que habían participado de secuestros, desapariciones o torturas. En 1999 el juez Leopoldo Schiffrin solicitó que el ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz fuera citado a indagatoria pero el pedido fue girado a un juez federal de primera instancia y finalmente a la Capital.

 

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