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“(OTROS)DESLENGUAJES”, DE ORIA PUPPO
El sentido del arte

La escenógrafa está al frente de un espectáculo multidisciplinario que grupos pequeños de espectadores pueden ver en el Centro Cultural Recoleta. �Apuntamos a lo simple, que no siempre es fácil de lograr.�

El espectáculo es un trabajo de
equipo, capitaneado por Oria Puppo.

Por Cecilia Hopkins

Aunque todavía no cumplió los 30, la escenógrafa y vestuarista Oria Puppo ya cuenta con diez años de carrera. Hija de arquitectos y precoz espectadora teatral, Oria dice que supo que quería ser escenógrafa antes de conocer el significado cabal de esa palabra. Sin duda, tan temprana elección estuvo directamente relacionada con el contacto cotidiano que tuvo en su infancia con la profesión de sus padres, quienes tenían instalado el estudio de arquitectura en la propia casa. Por otra parte, según cuenta en una entrevista con Página/12, desde chica disfrutó acompañándolos a las obras que estaban dirigiendo, ingeniándoselas para llevarse muestras de materiales para hacer sus proyectos a solas. De modo que, apenas terminado el secundario, comenzó a estudiar con Gastón Breyer. Poco después tuvo la oportunidad de asistir a Graciela Galán, con quien colaboró durante cinco años, hasta que empezó a firmar trabajos de manera independiente. Entre muchos otros, figuran las escenografías y vestuarios diseñados para las premiadas Criminal y Martha Stutz, de Javier Daulte, y más recientemente, para El juego del bebé y Amanda y Eduardo.
Según aclara Puppo, lo suyo nunca fue ilustrar el texto teatral desde los códigos de la escenografía o el vestuario. Según explica, su trabajo consiste en enriquecer la puesta en escena con el aporte específico de colores, texturas y volúmenes que van incorporándose al conjunto como un lenguaje más de la escena, a la par que se desarrollan los ensayos. Así, del análisis del texto en cuestión, “surge el concepto, la idea, pero después, de lo racional se pasa a lo metaconsciente, a lo intuitivo”. Con la idea de reafirmar el carácter creativo del modo de entender la propia tarea, Puppo acaba de estrenar en el Centro Cultural Recoleta un espectáculo muy poco ortodoxo llamado (Otros)deslenguajes (va los viernes a las 19 y 20.30, los sábados a las 16, 17.30, 19 y 20.30 y los domingos a las 17.30, 19 y 20.30).
Se trata de un trabajo de equipo en el que participan Edgardo Rudnitzky (autor de innumerables bandas de sonido para teatro), Gonzalo Córdova (en el diseño de luces) y Luciano Suardi, al frente de la dirección actoral del evento. Este proyecto, que ganó el subsidio a la creación artística de la Fundación Antorchas que cuenta, además, con la coproducción del Complejo Teatral de Buenos Aires, es la continuación de una muestra anterior que se llamó Deslenguajes: de la palabra a la imagen, presentada hace tres años en Babilonia, junto al mismo Rudnitzky. Esta vez, la experiencia se presenta en formato de espectáculo, de modo que además de emparentarse con la instalación plástica, tiene características de performance, pensada para no más de 35 espectadores.
Los cuatro artistas seleccionaron textos teatrales y narrativos como punto de partida para su reescritura, utilizando las posibilidades de la luz y la imagen, el sonido y la actuación. Se trata de “fragmentar e investigar sus posibilidades para desarmar un lenguaje y transformarlo en otra realidad”. Entre las obras elegidas se encuentran El escorial, de Michel de Guelderode, El malentendido, de Albert Camus, La cruzada de los niños, de Marcel Schwob, y Justine o los infortunios de la virtud, novela del Marqués de Sade. Para esta última, por ejemplo, se eligió una interpretación exclusivamente sonora, de modo que las palabras llegan al espectador fragmentadas o superpuestas, como salidas directamente del cerebro de la protagonista. En cambio, otros textos incluyen objetos y actores, además de elementos sonoros y lumínicos, formando un recorrido básico dentro del cual cada espectador podrá optar por un itinerario personal que podrá formar en base a los estímulos que reciba. “Nuestra propuesta es netamente sensorial –aclara Puppo–, no tenemos la intención de contar o explicar una historia sino que buscamos condensar las sensaciones que nos suscitaron los textos que elegimos.” (Otros)deslenguajes, según subraya, es una experiencia que “apunta a lo simple, que no siempre es precisamente lo más sencillo de lograr”.

 

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