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HUELGA
Por J. M. Pasquini Durán
Durante
años, una huelga dispuesta por los sindicatos era motivo de orgullo
y de entusiasmo para los trabajadores porque, al fin y al cabo, era el
modo más directo para hacer escuchar las reivindicaciones obreras
y para medir fuerzas con sus explotadores. Así fue hasta mediados
del siglo XX, cuando todo cambió. Los sindicatos modernos fueron
organizados desde el Estado en el primer gobierno peronista (1946/52),
y nunca más la mayoría de sus cúpulas quisieron perder
ese amparo estatal, así fuera con dictaduras de facto o con gobiernos
elegidos en las urnas. Hay que decir, también, que no hubo régimen
político, aun los antiperonistas declarados, que no buscara atar
a los sindicatos a su propio palenque. (Sigue en
contratapa.)
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