En 20.598 mesas ubicadas en
535 localidades del país, el Frente Nacional contra la Pobreza
someterá a consulta popular la más definida propuesta para
atacar al mismo tiempo el deterioro social, la recesión económica
y la desilusión con la política. La votación, que
se extenderá por cuatro días, hasta el lunes 17, se pronunciará
a favor o en contra de la creación de tres instrumentos que en
conjunto constituyen un salario de ciudadanía: un denominado seguro
de empleo y formación, de 380 pesos mensuales para cada jefa o
jefe de familia desocupado, una asignación universal de 60 pesos
por mes por cada hija o hijo de hasta 18 años, y otra de 150 pesos
para los mayores de 65 años que no perciban jubilación o
pensión alguna.
La Junta Promotora Nacional del Frenapo espera que alrededor de un millón
y medio de hombres y mujeres mayores de 18 años se pronuncien en
favor de la propuesta, que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
fue declarada de interés por la Legislatura.
El objetivo declarado de la propuesta es que ningún hogar quede
por debajo de la línea estadística de la pobreza que, según
los cálculos oficiales del INDEC, es de 500 pesos mensuales para
una familia tipo de matrimonio con dos hijos menores. Se votará
en escuelas, lugares de trabajo, locales sindicales, iglesias, plazas,
estaciones de ómnibus, y también en urnas móviles
ubicadas en la vía pública. Es la primera vez que un instrumento
de democracia directa es utilizado por una iniciativa que no surge del
gobierno.
El Frenapo se constituyó el 14 de julio de éste año,
sobre la base de lo que hasta entonces había sido el Movimiento
por la Consulta Popular, que el año pasado presentó un petitorio
en apoyo de la propuesta con 700.000 firmas.
Pese a ello, ni el Poder Ejecutivo ni el Congreso convocaron a la consulta
popular prevista por la constitución reformada en 1994. En consecuencia,
el Frenapo decidió asumir la convocatoria por su cuenta. El Frente
Nacional contra la Pobreza es un movimiento político pero no partidario,
constituido por un alto número de organizaciones empresariales,
universitarias, de trabajadores, de derechos humanos, culturales, artísticas,
y por personalidades a título individual. Sus figuras más
conocidas son el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos
(CTA), Víctor De Gennaro, la presidenta de Abuelas de Plaza de
Mayo, Estela Carlotto, el presidente de la Federación Agraria Argentina,
Eduardo Buzzi, el de la Federación de Tierra, Habitat y Vivienda,
Luis DElía; el de la Federación Universitaria Argentina,
Manuel Terrades; el de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios,
Francisco Dos Reis; el del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos,
Edgardo Form; el del Centro de Estudios Legales y Sociales, Horacio Verbitsky;
el premio Nobel de la Paz de 1980 Adolfo Pérez Esquivel; el economista
y miembro de la conducción de la CTA, Claudio Lozano;el sacerdote
Luis Farinello; la religiosa Marta Pelloni; el rabino Daniel Goldman;
las diputadas nacionales Elisa Carrió, María América
González, Alicia Castro, Marcela Bordenave y Graciela Ocaña,
la senadora Vilma Ibarra, los diputados nacionales Alfredo Bravo, Eduardo
Macaluse y Jorge Rivas y el diputado porteño Patricio Echegaray,
entre otros.
También adhieren una serie de intelectuales y artistas, que el
martes organizaron un festival de respaldo a la propuesta en el Luna Park,
en el que intervinieron Mercedes Sosa y Adriana Varela, entre otros.
Macaluse es autor de un proyecto de ley instituyendo los tres instrumentos
de la propuesta del Frenapo, que cuenta con dictamen favorable de la comisión
de legislación laboral. Sin embargo, sólo fue debatido en
una sesión en minoría de la Cámara de Diputados a
la que asistieron más de 70 legisladores de todos los partidos,
ya que las conducciones radical y justicialista no le dieron quórum
suficiente.
Entre el 11 y el 21 de setiembre, siete caravanas que partieron de la
Plaza del Congreso llegaron a los puntos extremos del territorio nacional,
participaron en la realización de actos en cien localidades, dejaron
constituidas juntas provinciales y municipales y explicaron la propuesta
en forma directa a más de 50.000 personas. En uno de esos actos,
De Gennaro denunció el escándalo de un país hecho
de pan en el que mueren cien chicos al día por hambre. Verbitsky
sostuvo que la pobreza en la Argentina no es un fenómeno natural,
sino el resultado de decisiones políticas, que se pueden modificar
si hay voluntad de hacerlo. Por esos días el ministro de Economía
de los Estados Unidos, Paul ONeill, había dicho que le preocupaba
la situación argentina, pero también las de Pakistán
y Uganda. Esos países tienen ingresos per capita de 400 dólares,
mientras el ingreso necesario para que una persona supere la línea
de la pobreza es de 2.600. Su pobreza no tiene un remedio inmediato, así
redistribuyan el ingreso total por el número de habitantes y hagan
coincidir la estadística con la realidad. La Argentina, en cambio,
tiene un ingreso per capita de casi 9.000 dólares, lo cual indica
que con una moderada redistribución sería posible que nadie
quede por debajo de la línea de la pobreza, agregó
el presidente del CELS.
El costo de la propuesta asciende a 11.000 millones de pesos por año,
o un 4 por ciento del Producto Interno Bruto, y el Frenapo ha identificado
fuentes de recursos disponibles por el doble de ese monto. Ese dinero
se volcaría en forma inmediata y directa al consumo, porque iría
a un sector social que ni ahorra ni fuga recursos, afirma Lozano.
La reactivación del mercado interno que esto produciría
generaría una recaudación adicional de impuestos de 5.600
millones. La reasignación de los actuales planes sociales pondría
a disposición otros 3.700 millones. Los economistas del Frente
también enumeran la restitución de los aportes patronales
de bancos, hipermercados y empresas privatizadas, por otros 1.500 millones;
la eliminación de exenciones en los impuestos a las ganancias y
a los bienes personales, que produciría hasta 5.700 millones, anuales;
la reimplantación de gravámenes a consumos suntuarios, por
mil millones, y la reestatización de la Seguridad Social, un mercado
de 4.200 millones anuales.
La consulta había sido convocada para los días 13,14 y 15
de diciembre, pero la fecha se modificó a último momento,
cuando la Central de Trabajadores Argentinos resolvió declarar
un paro general para el jueves 13.
El consenso antiajuste debe ser transformado en un consenso organizado
y movilizado que proponga una salida distinta frente a la crisis. Esta
construcción requiere no sólo de más y mejores representantes,
sino de la posibilidad de que los representados se involucren y se hagan
presentes en la definición del rumbo del país y organizar
de una manera distinta el presente y el futuro de la sociedad argentina,
alega la Junta Nacional del Frenapo.
La escasez de recursos condicionó la forma de realización
de la consulta. No habrá dos boletas sino sólo una, que
describe la propuesta y ofrece dos casilleros, por Si y por No, para que
cada votante marque su preferencia. Tampoco habrá sobres, dado
que el Frenapo no podía comprarlos. La boleta se doblará
y se introducirá en las urnas. También el mecanismo de control
es elemental, pero según espera el Frenapo, eficiente. Para votar
es necesario presentar un documento de identidad con foto y en el que
conste el número del DNI o Libreta Cívica o de Enrolamiento.
El sexo y el número serán ingresados en computadora, mediante
un software que indicará si algún número se repite.
En ese caso, la persona que intentó votar dos veces será
expuesta a la consideración pública.
Al concluir cada jornada los delegados locales informarán cuántas
personas votaron, pero los resultados globales y porcentajes de votos
recién se darán a conocer después del cierre del
último día de los comicios.
Objeciones y respuestas
Estas son algunas objeciones que desde distintos sectores se han
formulado al Frenapo y su propuesta, y la contestación de
los frentistas:
¿Como se va a pagar 380 pesos a un desocupado cuando
mucha gente acepta trabajar por 200 pesos o menos?
Precisamente, se trata de poner un piso salarial, cosa que
con casi 20 por ciento de desocupación abierta no existe.
El seguro es el nuevo nombre del salario mínimo. Con el seguro
de 380 pesos, nadie aceptaría trabajar por menos.
Este es el partido de Lilita Carrió y se están
preparando para las elecciones de 2003.
No sólo hay representantes del ARI sino del Frepaso,
el PJ y la UCR, que a contramano de sus partidos coinciden en atacar
el punto central de la crisis, que es la pobreza y la pésima
distribución del ingreso. El Frenapo es un movimiento político
pero no partidario. Ni ofrece chapas o zapatillas ni pide votos
por candidatos. La consigna no es nosotros los vamos a representar
mejor que otros sino No deleguen, participen y
No se puede separar lo social de lo político.
¿Con esta crisis de dónde van a salir los recursos?
La crisis obedece a la concentración tremenda de la
última década. El seguro y las asignaciones cuestan
11.000 millones al año y se han identificado recursos disponibles
por el doble. La propuesta del Frenapo es la única que produciría
un shock de consumo y una reactivación inmediata de la economía.
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