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El canciller tendrá una reunión con Colin Powell

Ratificará el envío de tropas a Afganistán y pedirá apoyo para remontar la crisis.
Agenda: Harán un esbozo de los próximos pasos en Afganistán y, sobre todo, en América latina de la lucha contra el terrorismo. También estará Condoleeza Rice.

El canciller Adalberto Rodríguez Giavarini se entrevistará el miércoles próximo, en Washington, con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, y con la todopoderosa asesora de George Bush en materia de seguridad, Condoleeza Rice. Supuestamente el tema a tratar será la participación de tropas argentinas para mantener la seguridad en Afganistán, pero es obvio que Rodríguez Giavarini intentará conseguir un nuevo apoyo de la Casa Blanca para remontar la hipercrisis económica del país.
El Gobierno vio desde el principio que Estados Unidos no se asentaría en tropas extranjeras para combatir en Afganistán y en el último de los casos únicamente recurriría a fuerzas de su aliado incondicional: Gran Bretaña. El diagnóstico era que Washington repetiría la estrategia utilizada, por ejemplo, en Nicaragua: respaldar una fuerza de “contras” y no sólo poner a su disposición armas, información y diseño de la ofensiva, sino también bombardeos incesantes, desgastantes, al estilo de lo hecho en Yugoslavia. En este caso, la Alianza del Norte y en general las fuerzas anti-talibanes fueron usadas como los “contras” modernos.
El papel –casi simbólico– de la Argentina se jugaría una vez concluidas las acciones y siempre quedó claro que lo que se iba a enviar era una fuerza de la Gendarmería o del Ejército que actuaría casi en un papel policial: mantener el orden, garantizar la seguridad de los ciudadanos. Ni siquiera sería una fuerza de paz, que usualmente se pone en el medio de dos bandos enfrentados que han firmado un acuerdo, sino que patrullarían ciudades en las que una de las partes –los talibanes– ya fueron arrasados.
El otro papel que debía jugar Argentina –siempre desde la óptica del Gobierno— era el de respaldar la acción antiterrorista de Estados Unidos en todo el mundo. Debido a los dos atentados ocurridos en Buenos Aires, el país se ubica entre las víctimas del terrorismo y es uno de los pocos que ha tenido que tomar medidas concretas de prevención frente a eventuales atentados. En este terreno, la Casa Rosada se alineó sin fisuras detrás de Bush, revivió un par de organismos interamericanos de seguridad que hasta los propios estadounidenses tenían olvidados, permitió ejercicios con tropas norteamericanas simulando en provincias del norte argentino un escenario parecido al colombiano y votó internacionalmente cualquier resolución que tuviera el visto bueno de la Casa Blanca. A diferencia de lo que han hecho algunos países europeos, no hubo hasta ahora ningún disenso respecto de la grosera violación de derechos humanos con los que se han detenido y se preparan a juzgar a supuestos sospechosos de terrorismo en Estados Unidos.
En el encuentro del miércoles, Powell y Rodríguez Giavarini harán un esbozo de los próximos pasos en Afganistán y, sobre todo, en América latina de la lucha contra el terrorismo. Desde hace años, la Casa Blanca viene presionando para que la Argentina juegue un papel más activo en la crisis colombiana, donde la guerrilla domina una parte importante del territorio y no ha podido ser derrotada. Estados Unidos puso en marcha el Plan Colombia, que es un gigantesco apoyo en entrenamiento, armas y logística para la lucha contra lo que llaman la narcoguerrilla, pero la administración De la Rúa siempre mantuvo la postura que los propios colombianos deben resolver sus problemas internos. Después del 11 de septiembre, las presiones se multiplican y le reclaman a la Argentina que dé apoyo en materia de información y entrenamiento, aunque obviamente lo más importante es el gesto político de mayor involucramiento en el conflicto colombiano.
Es muy probable que también se hable de la Triple Frontera, un tema en el que los norteamericanos vienen insistiendo bastante, básicamente porque residían allí algunos simpatizantes y recaudadores de Hezbollah, la organización libanesa que ha sido responsable de numerosos atentados en Israel y a la que se acusa de estar vinculada con el ataque contra la AMIA. Todo indica que en el encuentro con Powell –virtual canciller norteamericano–, Rodríguez Giavarini volverá a poner sobre el tapete la situación económica argentina. No sólo está la cuestión del FMI sino también la tumultuosa etapa en la que se tratará de renegociar el tramo externo de la deuda en medio de amenazas de los acreedores y fondos buitres. Ante tanta buena letra en el terreno de la guerra contra el terrorismo, en la Casa Rosada mantienen la expectativa de que Washington haga algún gesto más fuerte que los hechos hasta ahora. Al fin y al cabo, como siempre dicen, las relaciones son inmejorables.

 

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