Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Teléfono cortado y rutas clausuradas para Arafat

El jefe palestino quedó ayer en una virtual prisión domiciliaria, con tanques israelíes a 100 metros
de su oficina y sin medios de desplazamiento propio. E Israel reafirmó su ruptura con él.

Yasser Arafat habla por teléfono con sus lugartenientes desde su oficina de Ramalá, Cisjordania.

Por Ewen MacAskill
Desde Londres

Ariel Sharon dio ayer el drástico paso de romper todos sus vínculos con Yasser Arafat, en un acto que acerca la culminación de la puja de 20 años de duración entre los dos. Con los palestinos e israelíes en una actitud de pesimismo total tras los hechos de las últimas 48 horas, Sharon describió a Arafat como alguien que ya no es relevante en lo que concierne a Israel, y dijo: “No va a haber más contacto con él. Arafat dejó de existir. Punto”.
El corte de relaciones es un hecho peligroso. La Cancillería israelí dijo que se aplicaría no sólo a Arafat sino también a todos los funcionarios de la Autoridad Palestina. Incluso conversaciones limitadas, como las negociaciones reiniciadas hace poco bajo la conducción norteamericana para encontrar maneras de reducir la violencia, ahora pueden considerarse difuntas. El enviado estadounidense a la región, el general retirado Anthony Zinni, podría estar de vuelta en Washington bien antes de Navidad; si Sharon mantiene su política, no va a haber nada que Zinni pueda hacer en el futuro cercano.
El debate sobre el futuro de Arafat, que ha sido mantenido en su mayor parte en privado entre funcionarios israelíes, está ahora planteado en forma abierta. En una visita a Londres ayer, Gideon Meyer, portavoz de la Cancillería israelí, declaró que “los palestinos tienen que decidir cuál va a ser el verdadero punto de contacto. Arafat no está en control de sus fuerzas ni persiguiendo a los terroristas”. ¿Con quién quiere tratar entonces Israel? “No es una cuestión que nosotros podamos decidir. Es para los palestinos”, dijo.
La posición de la Cancillería israelí es que Sharon todavía está comprometido a asegurar la paz con los palestinos y a la futura creación de un Estado Palestino. Pero las acciones de Arafat desde que se convirtió en primer ministro han seguido una estrategia distinta: debilitar a los palestinos cortando la ya delgada Franja de Gaza en dos y Cisjordania en tres y restar sustento a la autoridad de Arafat. Gran parte de esta estrategia se encuentra ya en posición. Puestos de control israelíes en Gaza vuelven precarios los viajes norte-sur, como lo es en Cisjordania, donde más aldeas palestinas fueron agregadas esta semana a la lista de las que ya fueron cerradas por topadoras y tanques israelíes. Ayer, tanques israelíes se encontraban a unos 100 metros de la sede central de Arafat en la ciudad cisjordana de Ramalá, que se supone que está en Area Palestina A.
La primera plana del diario israelí Yediot Ahronot ofreció ayer un análisis de cuáles serán los próximos pasos de Israel. “Desde la perspectiva de Israel –dijo el artículo– la comenzado la era de señalar que Arafat ha terminado y que la era de ataques masivos desde aire y tierra a blancos de la Autoridad Palestina ha comenzado. El plan militar incluye ataques contra docenas de blancos de la AP, incluyendo operaciones terrestres definidas como ‘la reducción de la zona A’. En otras palabras: tomar control de secciones de territorio bajo control de la Autoridad Palestina por un largo período de tiempo y limpiarlas de elementos armados, incluyendo los de la AP. Este es un plan militar que efectivamente dice: ‘No existe más Autoridad Palestina’”.
En una reunión especial de gabinete ayer por la mañana después de la emboscada palestina contra un ómnibus israelí que llevaba a colonos judíos en Cisjordania, la discusión se concentró en las alternativas a Arafat. Las opciones para Arafat incluyen enviarlo al exilio en su lugar de residencia previo, Túnez –lo que fue defendido ayer por el ministro de Seguridad Pública Uzi Landau– o ponerlo bajo arresto domiciliario, lo que ya casi ocurre desde la destrucción por Israel de sus helicópteros la semana pasada. Pero el ministro de Justicia Meir Sheetrit dijo en una conferencia de prensa ayer que “no es nuestra intención dañar físicamente a Arafat”.

Traducción: G.C.

 


 

ULTRAORTODOXOS TRAS EL ULTIMO ATENTADO PALESTINO
“Meir Kahane tenía razón”

Por Ferrán Sales
Desde Emanuel

”El ejército nos ha abandonado, pero El nos continua protegiendo”, asegura la comunidad ultraortodoxa judía Haredim –los Temerosos de Dios– del asentamiento de Emanuel, a poco menos de 70 kilómetros al norte de Tel Aviv. Ayer, tras haber sufrido el miércoles el embate de la guerrilla radical palestina, las 700 familias de esta colectividad se aprestaban a participar en el entierro de sus 10 víctimas: la más joven Yar Amar de 13 años, la mayor Israel Shteinberg de 46, padre de nueve hijos.
“Lo peor no es que estuviéramos desprotegidos, lo más grave es que además nos han engañado”, repetía con ira el responsable del consejo local, Issachar Frankenthal, mientras explicaba, por ejemplo, que la compañía de transporte público, propietaria del autobús de servicio habitual atacado por el comando palestino en el que murieron los 10 vecinos, les había asegurado que el vehículo estaba perfectamente blindado y podía resistir a cualquier asalto terrorista.
El sentimiento de vulnerabilidad se mezclaba con el de indignación en las calles de Emanuel a medida que la prensa local e internacional iba confluyendo a las puertas del asentamiento. Solo así se explica que algunos reporteros fueran recibidos con pedradas por parte de los más jóvenes de la comunidad o que los responsables de los asentamientos de la región, en reunión extraordinaria en la sede del ayuntamiento, acordaran de manera unánime pedir la expulsión a un país extranjero del presidente Yasser Arafat y el desmantelamiento de la Autoridad Nacional Palestina.
El asentamiento de Emanuel es un crisol de la religión. Fue construido en 1983, recibiendo desde de el primer momento de su apertura una tropa de fieles ultraortodoxos judíos provenientes de todos los rincones del mundo: sefarditas de Túnez, miembros de la comunidad del Bronx neoyorquino, originarios de Tel Aviv o de otras centros religiosos como los de Safet a orillas del Tiberíades. Pero el gran impulso que ha permitido a este enclave convertirse en la catedral de los Temerosos de Dios –Haredim– se lo dio el propio Estado en 1990, cuando el titular del Ministerio de la Vivienda era el actual jefe de gobierno israelí, Ariel Sharon, quien volcó en el proyecto un caudal de ayudas.
La pasión religiosa de sus vidas hizo olvidar a los colonos durante cerca de un año que vivían en el corazón de los territorios palestinos, en medio de una Intifada, a poco menos de veinte minutos de la ciudad autónoma de Nablus, uno de los núcleos más radicales de la guerra santa -Yihad– contra Israel, punta de lanza de Hamas y Jihad Islámica, de donde partieron sus atacantes. El jueves por la mañana, como si el estallido de las explosiones los hubiera devuelto a la realidad, un grupo de jóvenes de Emanuel colocaba un gran cartel a las puertas de su asentamiento: “Kahane tenía razón”, en evocación de las doctrinas radicales del rabino Meir Kahanne, gran propagandista de la expulsión de los árabes a los países vecinos que en noviembre de 1990 murió tiroteado en un hotel de Nueva York.

 

PRINCIPAL