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ISRAEL GOLPEO iNSTALACIONES POLITICAS, POLICIALES Y MILITARES PALESTINAS
Adiós a la paz, prepárense a caer

�Arafat ya no existe. Punto.� Después de los atentados del miércoles, el primer ministro israelí Ariel Sharon fue más claro que nunca, mientras sus fuerzas militares
en Cisjordania y Gaza avanzaban contra posiciones palestinas y bloqueaban militarmente los principales pasos.

Comienzo: Tal como sugiere la segunda ronda de ataques con misiles de anoche,
las operaciones militares israelíes en Ramalá recién comienzan.

Así cayó la antena de transmisión de la radio y televisión La Voz de Palestina, ayer.

Por Suzanne Goldenberg *
Desde Ramalá

Tanques israelíes apuntaron su artillería sobre la asediada sede de Yasser Arafat ayer pero retuvieron el fuego, dudando si dar el paso fatídico que haría desaparecer al líder palestino tanto política como físicamente. Horas después de que el gabinete de seguridad israelí desestimara a Arafat al considerarlo “no más relevante”, la primera ronda de ataques militares contra su asiento de poder en Ramalá tenía un aire de golpe teatral. Mientras Arafat permanecía refugiado a sólo 100 metros del ejército israelí, las gigantes topadoras estilo Mad Max atacaban la estación desde donde se emite la radio y TV Voz de Palestina, los tanques se pasearon por un suburbio rico y los soldados ocuparon el departamento de Cisjordania del segundo de Arafat, Marwan Barghouti, reteniendo a su esposa y sus cuatro hijos.
Ninguna de las primeras operaciones apuntó a más que emblemas y lugares simbólicos de la aspiración nacional palestina, y los palestinos parecieron reconocer el elemento de teatralidad de la represalia al abstenerse de ofrecer siquiera una resistencia simbólica a las invasiones de tanques. Pero funcionarios de seguridad israelíes dijeron que los ataques fueron sólo el primer paso en “operaciones en marcha” para cazar a los militantes responsables del ataque contra un ómnibus anteayer, que causó la muerte de 10 colonos judíos. Después del anochecer, helicópteros israelíes atacaron una estación de policía palestina a pocos cientos de metros de la sede de Arafat y un edificio de seguridad en la ciudad cisjordana de Jenín. También atacaron las instalaciones de seguridad en la ciudad de Gaza por segunda noche consecutiva, así como su aeropuerto.
Los ataques podrían marcar el comienzo del fin de la intifada de 14 meses –y posiblemente del liderazgo de Arafat– como represalia al atentado contra el ómnibus. El atentado, de estilo comando, fue reivindicado conjuntamente por el grupo islámico Hamas y por el ala armada del movimiento Al Fatah de Arafat. Previamente ayer, el primer ministro israelí Ariel Sharon pareció haber cerrado la puerta a los ocho años de relación entre Israel y el líder de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat. “Desde nuestro punto de vista, Arafat ya no existe más. Punto”, dijo a su gabinete de seguridad. Pero por la tarde, sus asesores le decían a Radio Israel que los funcionarios estarían preparados para reanudar el contacto con los palestinos si Arafat hace un esfuerzo genuino para atrapar a los suicidas y a los atacantes de Hamas y de Jihad Islámica. “Arafat no es un blanco. No tenemos intención de lastimarlo personalmente o atacarlo físicamente o expulsarlo de los territorios”, dijo un vocero a Radio Israel.
Luego de los ataques de los aviones F-16, la invasión de ciudades palestinas por parte de tanques israelíes, el asesinato de activistas palestinos y las ocupaciones militares en las ciudades de Cisjordania, no quedaba claro ayer cuantos recursos más tenía Sharon para seguir golpeando al liderazgo palestino. A pesar de expresar frustración frente al fracaso de Arafat para controlar a los atacantes que han arruinado la misión norteamericana que pretende lograr el alto el fuego, Washington dejó en claro que no tenía intención de considerar a Arafat totalmente fuera de juego. “Consideramos al presidente Arafat como el líder del pueblo palestino y vamos a continuar trabajando con el liderazgo palestino”, dijo el asistente del secretario de Estado, William Burns. Hubo un mensaje similar de la Unión Europea.
Con misiles explotando sólo a metros de su sede de Ramalá, Arafat parece haber superado sus primeras horas como persona no grata. “Pasé toda la noche de ayer con el presidente Arafat y estuve ahí durante los bombardeos y él estaba de buen humor”, dijo Barghouti. “No se preocupa por la decisión o por las bombas. Durante los últimos 35 años él ha visto todo esto y más también.” En el departamento de Barghouti en el barrio al-Tira de Ramalá, la esposa y cuatro hijos del hombre considerado por Israel como cabecilla de la Intifada estaban poniendo en escena su propio espectáculo de desafío. Al mediodía, siete soldados israelíes entraron en el departamento y retuvieron a la familia y a los parientes en sus habitaciones. Dos tanques y cuatro APC`s bloqueaban el edificio, con la familia atrapada adentro.
Tal como sugiere la segunda ronda de ataques con misiles de anoche, las operaciones militares en Ramalá recién comienzan. A pesar de que Estados Unidos y Europa no quieren ver a Arafat destruido, seguían firmes en su demanda de que debe actuar seriamente contra Hamas. Sin embargo, ayer no había señales de que Arafat estuviera preparado para hacerlo. Figuras políticas palestinas repitieron su predicción de que Arafat no se arriesgaría a una guerra civil a partir de una represión a gran escala de militantes palestinos, y había signos de que se estaba retractando de su promesa de cerrar las oficinas de Hamas y de Jihad Islámica. “Algunas instituciones de Hamas pueden haber recibido la orden de cerrar pero hasta ahora no se ha implementado”, dijo el líder local Hasan Yosef.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen

 

Claves

Tras declarar a Yasser Arafat como “irrelevante”, el gobierno israelí lanzó nuevos ataques aéreos sobre Ramalá y Jenín (Cisjordania) y Gaza.
Funcionarios de seguridad israelíes dijeron que los ataques eran tan sólo el comienzo de las “operaciones puestas en marcha” para cazar a los responsables de los ataques contra un ómnibus el miércoles.
Tanques israelíes se estacionaron a sólo metros de la sede en que se refugia Arafat en Ramalá, mientras que un comando del ejército israelí penetró en la casa del segundo del líder palestino, Marwan Barghouti, y retuvo a su familia.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

Final del juego

La reocupación militar israelí de Cisjordania y Gaza ha comenzado. El desconocimiento público por Jerusalén de Yasser Arafat y su Autoridad Palestina, la partición de la Franja de Gaza en tres, los ataques contra la antena de radio y televisión palestina y los bombardeos contra cuarteles de la seguridad palestina y el Aeropuerto Internacional de Gaza son hechos que coinciden todos en el arrollamiento de los símbolos y simientes de soberanía entregados bajo los hoy difuntos acuerdos de Oslo. A la vez, estos hechos son precedentes que indican la dirección futura de los acontecimientos: el montaje de una vasta operación de extirpación de las redes de las organizaciones Hamas, Jihad Islámica y Al Fatah responsables de la ola de atentados crecientes desde el lanzamiento de la segunda Intifada en setiembre de 2000. El objetivo determina los medios: el general retirado y actual primer ministro Ariel Sharon calcula que esa operación será mucho más fácil sin el obstáculo intermediario de la AP y con condiciones de ocupación militar total o semitotal.
La libanización de Cisjordania y Gaza es otra cosa que también ha comenzado. Se va hacia la creación de una zona de seguridad y un “cordón sanitario” bastante similares a los que Israel impuso en Líbano con la invasión –piloteada por Sharon, entonces ministro de Defensa– en 1982. La diferencia es que en los territorios ocupados no existe un equivalente a una fuerza militar extranjera de contrapeso, como la representó Siria en Líbano en 1982, y lo que sí existe –las mentadas organizaciones palestinas– puede ser rápidamente borrado del mapa por las fuerzas militares israelíes: cuando no había proceso de paz –es el discurso de Sharon– no había atentados, y lo único que había eran enfrentamientos con palestinos armados con piedras. La destrucción de las fuerzas policiales de la Autoridad Palestina es así un primer paso hacia el desarme unilateral forzado de todas las facciones palestinas, respondan públicamente a Arafat o no.
Las operaciones iniciadas ayer tienen un ingrediente adicional: las líneas de interposición en que han sido fracturadas Cisjordania y Gaza son el inicio de un bloqueo caminero contra las represalias terroristas, y desde esas líneas es que van a avanzar o retroceder las posiciones terrestres israelíes según corresponda a los intereses de la contraofensiva de Sharon. Hasta el momento, no hay ningún indicio de que una comunidad internacional dominada por el antiterrorismo de EE.UU. pueda detener la acción.

 

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