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Después de la campaña afgana,
la tensión vuelve entre India y Pakistán

Activistas separatistas islámicos de Kashmir asociados a Al-Qaida serían responsables de un ataque que causó 12 muertos en India.

Comandos paramilitares
indios llegan al Parlamento.
Detrás, el Bloque del Sur, las oficinas del primer ministro.

La guerra de Afganistán podría estar extendiéndose al subcontinente indio. Doce personas murieron y más de 20 resultaron heridas ayer tras un atentado que incluyó tiroteos en el interior del Parlamento indio de Nueva Delhi. Si bien ningún grupo reivindicó el ataque –que se produjo cuando un hombre detonó explosivos adheridos a su cuerpo, y los otros lanzaron granadas y a tiros a la policía–, todo hace suponer que se trataría de activistas separatistas islámicos de Kashmir. Algo después, la policía hizo estallar en detonación controlada una bomba que uno de los extremistas había logrado hacer entrar al recinto. El primer ministro Atal Behari Vajpayee dijo que la batalla de la India contra el terrorismo había llegado a su fase final, mientras que los ministros de Defensa, y del Interior L. K. Advani prometieron una dura respuesta: “Liquidaremos a los terroristas y a sus patrocinadores, a quienes sean, dondequiera que estén”.
Poco antes del mediodía un comando de cinco hombres entró en el recinto del Parlamento en un auto idéntico a un vehículo oficial, por una puerta reservada a las autoridades. De este modo, los atacantes pudieron atravesar sin problemas los controles de seguridad de la sede gubernamental. En el interior del edificio de dos pisos, situado en el centro de Nueva Delhi, el auto de los asaltantes chocó contra otro vehículo oficial, salieron del vehículo y comenzaron a disparar contra el edificio. Los testigos explicaron que el grupo, que llevaba ropas de civil y enormes mochilas, disparó en dirección a la entrada número uno, usada por los parlamentarios. Según Ghulam Nabi Azad, un parlamentario que pertenece al partido del Congreso (oposición), los atacantes intentaron alcanzar la entrada número 11, que está reservada a los políticos de más importancia. Uno de los asaltantes murió cuando los explosivos que llevaba estallaron a consecuencia de varios disparos, y los otros cuatro murieron en enfrentamientos con la fuerza de seguridad del establecimiento. “Corrían de una entrada a otra del edificio principal pero las fuerzas de seguridad les impedían entrar por cada una de estas puertas para evitar que pudieran cometer una masacre dentro del edificio”, declaró un responsable de seguridad. Además, los asaltantes también dispararon contra un grupo de periodistas que cubren habitualmente las sesiones en el Parlamento.
El ministro indio del Interior L.K Advani consideró que el objetivo de este grupo armado era “perjudicar a todo el sistema político del país para acabar con la estabilidad de India”. Los legisladores indios pidieron acciones de represalia contra los responsables, similares a las que efectuó Estados Unidos contra Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington o como los ataques que desata Israel contra los palestinos cada vez que se registra un ataque suicida.
Pakistán e India están enfrentados desde 1947 por la región de Kashmir, que ya fue objeto de tres guerras. La especulación inicial apuntó a militantes islámicos que luchan contra el dominio de la India en el estado de Jammu y Kashmir, donde 38 personas murieron en un ataque suicida en la asamblea estatal hace dos meses. Si se confirman esas sospechas, podrían crecer seriamente las tensiones con Pakistán, al que Nueva Delhi acusa de patrocinar a los separatistas kashmiris, y que fue el principal patrocinante de los talibanes en Afganistán y particularmente de la “Legión Extranjera” de Osama bin Laden allí: la red de extremistas Al- Qaida, integrada por militantes fundamentalistas árabes, paquistaníes y chechenos.

 

Claves

Doce personas murieron y 20 resultaron heridas en un atentado kamikaze contra el Parlamento indio. Las pistas apuntan a los separatistas musulmanes de Kashmir, patrocinados por Pakistán y ligados a la red AlQaida de Osama bin Laden.
Otra conexión extrarregional fue descubierta en Indonesia, paísarchipiélago de 210 millones de habitantes –la mayoría musulmanes–, donde se encontró un campo de entrenamiento de la red Al-Qaida. Se sospecha también que la organización de Osama bin Laden tiene relación con los separatistas musulmanes de la rica provincia de Aceh.

 

ENCUENTRAN UN CAMPO DE ENTRENAMIENTO DE AL-QAIDA
Surge la conexión indonesia

Indonesia descubrió la existencia de un campamento secreto que entrenaba a miembros de la célula española de la red terrorista más buscada por Estados Unidos, Al-Qaida. El campamento fue hallado en el distrito de Poso, en la provincia de Sulawesi Central, según lo confirmó ayer el Servicio de Inteligencia indonesio, y lo reconfirmó el ministro de Asuntos Políticos y Seguridad, Susilo Bambang, quien agregó que “el campamento estaba vacío cuando fue descubierto y no había sido utilizado durante mucho tiempo”. Se especuló que los grupos terroristas internacionales tuvieran relación con el reciente estallido de violencia entre las comunidades musulmana y cristiana en Poso.
Indonesia, el mayor país musulmán del mundo, tiene un historial de conflictos de separatismos religiosos y de prédica de un Islam no tan suave en algunas circunstancias. Recientemente el gobierno de Jakarta, su capital, ha enviado batallones del ejército y la policía a la región de Poso –a 1700 kilómetros al oeste de Yakarta– para reestablecer la paz, luego que estalló la violencia entre las comunidades musulmana y cristiana. Con el hallazgo del campamento de la red Al-Qaida se relacionó estos incidentes con los terroristas extranjeros, así como la existencia de un movimiento separatista musulmán en la rica zona de Aceh: el movimiento Aceh Libre. Cuatro separatistas fueron muertos esta semana por tropas indonesias en el marco de la lucha antiguerrillera en esa provincia.
La actual presidenta de Indonesia Megawati Sukarnoputri ha logrado acomodarse bien hasta hoy en el escenario mundial creado tras los atentados del 11 de septiembre, manifestando su apoyo a Estados Unidos pero sin ganarse la enemistad de los partidos musulmanes. No obstante, existe en lo tácito el temor a una radicalización religiosa de un gigantesco país-archipiélago. que alberga a un frágil mosaico de 300 etnias, que amenaza su integración, y con un elevado número de desplazados. La visita de Sukarnoputri a Washington fue una de las primeras de un jefe de gobierno después de los atentados de Washington y Nueva York, para ser seguida rápidamente por la de otra presidenta de la zona: Gloria Arroyo de Filipinas, otro país-archipiélago donde operan dos guerrillas fundamentalistas y separatistas afiliadas a Al-Qaida, en la isla de Mindanao.

 

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