Por Pablo Feldman
Desde
Santa Fe
Horas después del avance
sobre algunos supermercados de Rosario, el gobernador santafesino Carlos
Reutemann trazó un cuadro de situación: Pasa en Rosario
por las cifras de desocupación y por la falta de efectivo.
Aun así, rescató el funcionamiento de la red de contención
social, destacando que me tranquilizó hablar con el
intendente Hermes Binner que me dijo que la situación social no
era la del 89. En cuanto a la medidas para paliar la crisis,
confirmó a Página/12 que habló con el presidente
Fernando de la Rúa. Pero no se mostró optimista: Dijo
que en la semana viajarán funcionarios de la Nación, y nada
más. El gobernador confirmó que la policía
tiene orden de disuadir hasta donde se pueda, porque más
lejos no se puede ir y descartó la presencia de Gendarmería
porque la Nación no tiene plata para movilizarla. En
relación con las versiones de una posible convocatoria a la Asamblea
Legislativa, Lole fue terminante: Yo creo que De la Rúa tiene
que llegar como sea a 2003, salvo que él no quiera y levante la
bandera de rendición.
Este es el diálogo con Página/12.
¿Qué evaluación hace de los episodios del viernes
en Rosario?
Es evidente que la crisis económica tiene especial impacto
en Rosario, basta ver los índices de desocupación. Pero
no creo que la situación sea muy diferente en otros lugares, porque
en Mendoza sucedió algo parecido.
El tema es que Rosario tiene una connotación especial en
el tema de saqueos: allí empezaron en 1989.
Sí, es evidente que cuando se habla de Rosario se enciende
una luz roja. Apenas tuve noticias de lo que estaba pasando hablé
con el intendente Hermes Binner que me dijo que esto no tenía mucho
que ver con los sucesos de 1989. Y Binner es un hombre que tuvo participación
en aquellos días a diferencia de mí que los leí en
los diarios o lo vi por televisión. Pero ahora la red de asistencia
funciona a pesar de que la Nación no cumple. Lo que sucede es que
hay otro fenómeno: la falta de efectivo. Esta vez sabemos que hubo
changarines y cirujas que estaban acostumbrados a vender lo que juntaban
sacando 4 o 5 pesos por día, y ahora desde hace dos semanas no
ven ni una moneda. Son muchos y, además, acostumbrados a pelear
en la calle...
¿Binner le dijo que podía haber algo armado?
No, pero me dijo que el contexto social era diferente al del 89
y que las características eran otras, que por entonces a diferencia
de ahora no había prácticamente ninguna contención
social. Eso me tranquilizó bastante porque me lo dice una persona
de experiencia, que vivió en carne propia los dos momentos.
¿Y cómo funcionó la asistencia de la provincia
y el municipio?
Le diría que como se pudo, ya que la nación no envía
alimentos ni paga los planes Trabajar, ni cumple con la remisión
de fondos.
¿Habló con alguien del gobierno nacional?
Sí, hoy a la tardecita (por ayer) hablé con el Presidente
y me dijo que en la semana viajarán a Santa Fe funcionarios del
gobierno nacional y también se comprometieron a mandar las cajas
que debieron haberse recibido el 10 de diciembre y nunca llegaron...
¿No le mencionó informes de inteligencia sobre Rosario?
Nada, no me dijo más nada. Además los que saben realmente
lo que pasa no son los servicios sino la gente que trabaja en el lugar,
las organizaciones barriales, las vecinales, las parroquias, nosotros
tampoco hacemos demasiada inteligencia.
A la hora en que se producían los incidentes, en Buenos Aires
corría el rumor de una posible convocatoria a la Asamblea Legislativa.
¿Hablóalgo de eso con el Presidente?
No, pero le digo una vez más lo que dije siempre, yo creo
que hay que hacer todo lo posible para que De la Rúa llegue a 2003,
como sea, salvo que él no quiera o no pueda y pida su relevo. Pero
no lo veo, porque sería sacrificar la Unión Cívica
Radical y si bien el Gobierno no acierta, no lo veo a De la Rúa
levantando una bandera de rendición.
¿Y la continuidad de Cavallo?
Eso es otra cosa, pero Cavallo siempre sale hacia adelante, aun
en el medio del incendio el hombre pega un manotazo y sale, pero crea
muchas rispideces. Lo que también hay que decir, es que el que
está en el centro del ring es Cavallo, y en el rincón no
hay nadie, así que no sé qué pasaría si se
va Cavallo.
¿No cree que tenga nada que ver la interna de su partido
en el hecho de que los disturbios ocurran en su provincia?
Yo no creo en la política conspirativa, no me levanto cada
mañana a ver a quién puedo joder o quién me quiere
cagar, más aún si se trata de un tema como éste en
que está en el medio la gente más necesitada.
Pero no todos piensan así, si ir más lejos pasó
en el 89...
Sí puede ser, me dijeron que algunos de los detenidos tenían
billetes de diez pesos y que tenían números corridos y que
hubo gente en los barrios que los vecinalistas y las organizaciones del
lugar no conocían. También escuché la versión
que decía: Vemos que todos tienen problemas y este tipo no
tiene ningún problema, vamos a embarrarle la cancha pero
prefiero no entrar en el terreno de las especulaciones, y menos en el
de las mentes malditas.
¿Cómo imagina los próximos días, se
acerca la Navidad?
Y van a ser días muy difíciles, pero nosotros estamos
trabajando con la Municipalidad, sin mezquindades y esperamos que la nación
cumpla. La idea es reforzar la red de contención social, hacer
un entramado más seguro con instituciones intermedias, la Iglesia,
las vecinales y la gente que está en cada barrio.
¿Qué orden tiene la policía?
Básicamente de disuadir, de proteger a la gente de los barrios,
a los pequeños comerciantes y también a los supermercados.
De ninguna manera la policía tiene la orden de impedir hasta las
últimas consecuencias. Una cosa es la disuasión y otra cosa
es cuando se pone en peligro a las personas. Así que la idea es
disuadir hasta donde se pueda, más lejos no se puede llegar.
¿Va a haber refuerzos y desplazamientos de policía
en Rosario?
Vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance. El viernes se
movilizaron más de 2500 efectivos y ese mismo día hablamos
con el gobierno nacional para averiguar la posibilidad de refuerzos de
Gendarmería y nos dijeron que no podían desplazar efectivos.
¿Están afectados a otras zonas?
No, me dijeron que no tenían recursos para moverlos, la verdad
es que no lo podíamos creer pero es así: el gobierno nacional
no puede pagar el desplazamiento de la Gendarmería. Esperemos que
no haga falta nada de eso y que con la asistencia social alcance, sobre
todo porque a Rosario le colgaron el cartelito de los saqueos hace diez
años, y si pasara otra vez sería muy difícil de remontar.
OPINION
Por Susana Viau
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Tenía que ser
el trece
Tenía que ser 13 para que se cumpliera la más horrenda
de las pesadillas: Carlos Menem, ayudado por una grosera componenda
judicial, más delgado y más viejo, volvió a
pisar la alfombra roja de la Casa Rosada. Lo hizo en compañía
de un gobernador (Rubén Marín), de un ex senador (Eduardo
Bauzá), de su secretario personal (Federico Azzarini) y de
dos amigos (Alberto Kohan y Jorge Castro). No está de más
preguntarse a santo de qué Fernando de la Rúa se sentó
a discutir la agonizante situación del país con esos
dos últimos caballeros cuya incidencia social no es mayor
que la de un cuatro de copas. ¿Acaso Kohan un hombre
que pasó por la función pública rodeado de
sospechas o Castro (un periodista investigado por la SIGEN,
convertido en demiurgo de la dolarización) pueden competir
en representatividad con un dirigente de los desocupados, con un
líder piquetero, con un delegado de fábrica? Entre
esas sombras chinescas que proyecta el menemismo para simular vigencia
sólo faltaba Cecilia Bolocco.
Se caía de maduro para todos, menos para los mariscales
de la derrota que diseñan la estrategia presidencial
que el único beneficiario de la situación había
sido el propio Menem: ido del poder con el estigma de haber encabezado
el gobierno más corrupto de la historia argentina, con más
de un 60 por ciento de la ciudadanía convencido de que el
riojano se ganó a pulso la prisión preventiva, los
consejeros delarruistas le agrandaron la cancha, le hicieron reanimación
a un muerto. Aunque ya se sabe que por frío que sea el abrazo,
el de Menem siempre es el abrazo del oso. Quedó probado a
las pocas horas, cuando después de una conferencia de prensa
moderada en Balcarce 50, fustigó a su anfitrión por
su incapacidad y su inoperancia. En verdad, a estas alturas poco
importa lo que el Presidente quiera hacer en beneficio o en perjuicio
de su presente y de su futuro, pero podía haber elegido otra
ocasión que no fuera la de un paro nacional para ese encuentro
irritante que se convirtió casi en un acto de provocación.
Antes había hecho algo peor: permitir que un Carlos Menem
en operaciones visitara al comandante en Jefe del Ejército;
desentenderse de que un Menem en campaña concretara una entrevista
con el almirante Joaquín Stella para charlar, no se sabe
de qué, en el Edificio Libertad ¿Qué tiene
que hablar este hombre a quien no le responde ni su propio partido
con los jefes militares? ¿Les está haciendo el coco
con la necesidad de dolarizar? ¿Los está incitando
a la presión? ¿Los está convocando a una rosca
que incline la balanza? El señor Presidente, en su calidad
de comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, debería exigir
explicaciones por estos hechos. No a Menem, por supuesto, sino a
sus subordinados. A menos que tampoco se dé cuenta de que
el conejo, la paloma y el perro que no existen, sino en la pared
le quieren montar un gobierno paralelo.
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