Por Horacio Verbitsky
Las especulaciones sobre el
alejamiento prematuro del presidente Fernando De la Rúa de su cargo
comenzaron en septiembre de 2000, cuando se cerró el acceso de
la Argentina al mercado internacional de capitales y arreciaron al mes
siguiente luego de la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez. La hipótesis
de la crisis institucional fue concebida por un tipo audaz, el gobernador
de la provincia de Buenos Aires Carlos Rückauf, abrumado por el déficit
de su provincia y las dificultades para conducirla, y alentado por la
ilusión de que estaría en condiciones de ganar una elección
presidencial adelantada. Rückauf tenía por entonces una buena
imagen pública, construida sobre una acción asistencialista
en la que cada donación llevaba su firma y sobre una serie de consignas
simplistas machacadas hasta el hartazgo por una descomunal inversión
publicitaria. La asistencia social en manos de su mujer y la propaganda
a cargo de su hijo, para que todo quedara en familia. Cuando la recesión
económica entra en su cuarto año y la sequía financiera
en su segundo, agravada ahora por la abstención también
de los organismos financieros internacionales, ya no se trata de especulaciones
ni de hipótesis, sino de planes concretos que se discuten en forma
abierta. Tan abierta, que el tema ha llegado también a la sobremesa
de la familia presidencial. La señora Inés Pertiné
ha comenzado a indagar si es seguro que aún se desempeñará
como primera dama el 2 de febrero, fecha que le interesa sobremanera.
Ese día se consagrará la boda entre el heredero de la corona
de Holanda y la ciudadana argentina Máxima Zorreguieta. La fiesta
congregará a todas las testas coronadas y nobles de Europa y a
las demás personas que aparecen en las páginas de dos publicaciones
de cabecera, el Hola y la Lecturas. Los vestidos y, sobre todo, sombreros
para la ocasión, ocupan un lugar destacado en la agenda del Polideportivo
de Olivos.
Si bien nadie puede contestar a la inquietud de la esposa presidencial,
es posible repasar el estado de la discusión en las distintas regiones
de la política. En primer lugar, sólo Rückauf anhela
ese desenlace. Pero a diferencia de lo que sucedía el año
pasado, ahora nadie lo descarta. Hasta el Episcopado católico se
permitió hablar de renunciamientos, un eufemismo transparente.
Como es obvio, la designación del senador justicialista Ramón
Puerta como cabeza del Senado y primero en la nómina de la sucesión
presidencial indica que los preparativos ya están en marcha y que
el peronismo no será tomado de sorpresa, como sí lo fue
el radicalismo cuando el ex gobernador misionero ascendió al sillón
del Hermano Eduardo (ver Puertas adentro).
Los gatos
Con el gobierno de catorce provincias, mayoría en las dos cámaras
del Congreso y en la Corte Suprema de Justicia, el justicialismo cree
que sólo debe decidir de qué modo y en qué plazo
regresará a la Casa Rosada. El obstáculo no es la difunta
Alianza por el Trabajo (18,3 por ciento de desocupación abierta
en octubre), la Justicia (con la Corte Suprema como un actor político
más) y la Educación (sin el incentivo docente), sino la
ausencia de un liderazgo dentro del propio justicialismo. No habría
que exagerar esta dificultad, de todos modos.
Los peronistas somos como los gatos. Cuando nos oyen gritar creen
que nos estamos peleando, pero en realidad nos estamos reproduciendo,
chanceaba Juan D. Perón. Claro que estas crías son mutantes
y sólo pueden identificarse con aquel movimiento creado por Perón
en la agudización de los instintos que les produce la cercanía
del poder, o su ilusión. Al mismo tiempo, no es menor la avidez
de las distintas fracciones del capital que disputan sobre la próxima
etapa del proceso económico. Para recordar que eso es lo que está
en juego, el ex presidente Carlos Menemreiteró el jueves su apuesta
por la dolarización, que es la de los capitales extranjeros que
adquirieron activos físicos en el último lustro y temen
su desvalorización y consiguió colocar en el equipo económico
a un funcionario de su propia administración, Miguel Kiguel, que
deberá ejecutar esa política.
Las negociaciones posteriores a los comicios de octubre reprodujeron el
clima de junio de 1989, cuando delegados de Menem y de Raúl Alfonsín
discutían las condiciones de una entrega anticipada del poder.
El radicalismo unificaba personería y cada vez que creía
haber llegado a un acuerdo descubría que no había elegido
bien a su interlocutor. Si cerraba con Alberto Kohan, esto no obligaba
a Eduardo Bauzá. Ceder a los reclamos de José Luis Manzano
sólo estimulaba el apetito del Hermano Eduardo. Desde La Rioja,
Menem se reservaba la última palabra, y la cambiaba con una facilidad
a la que el país aún no se había habituado. Eso sí,
ninguno retrocedía de ninguna posición ya conquistada, que
se convertía en piso para la próxima exigencia, al rugir
de los saqueos. Por lo menos en una provincia, Santa Fe, quedó
demostrado que el justicialismo los estimulaba, a través del apóstol
menemista Antonio El Trucha Vanrell, mientras pedía al Ejecutivo
Nacional que enviara al Ejército para contenerlos. Menem se reunía
de modo abierto con la conducción castrense, pero al mismo tiempo
sellaba compromisos secretos con el bando carapintada, que quedaron a
la vista cuando Mohamed Alí Seineldín denunció haber
sido traicionado. Su conducta no es distinta ahora.
Juego de corporaciones
Luego de su temporada de descanso en Don Torcuato, Menem se ha lanzado
a la búsqueda del tiempo perdido, con la audacia y la ausencia
de escrúpulos que lo caracterizan. El artículo 90º
de la Constitución reformada en 1994 lo convierte en el mejor aliado
de la señora Pertiné y su marido. Ese texto dice que si
el presidente o el vicepresidente han sido reelectos (como Menem en 1995)
no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con el
intervalo de un período, que el mismo artículo fija
en cuatro años. De modo que su primer objetivo consiste en asegurar
la continuidad de De la Rúa hasta 2003, cuando pueda presentar
su propia candidatura.
Con plumas, garras y pico nuevos, Menem ha ofrecido extender a los militares
acusados por violaciones a los derechos humanos el Pacto de Impunidad
que le permitió volver a la circulación. El general Ricardo
Brinzoni ha vuelto a introducir en combinaciones políticas al Ejército,
no siempre con el éxito que tuvo con Menem. Dentro de su política
de repolitización castrense, Brinzoni invitó a los economistas
del Plan Fénix a exponer sus lineamientos ante el generalato. Los
investigadores, convocados por la Universidad Nacional de Buenos Aires
para elaborar un programa alternativo, rechazaron la invitación
porque no reconocen al Ejército el carácter de interlocutor
político que sí le asignaron Menem y la CGT de Hugo Moyano.
Brinzoni también visitó en su lugar de detención
a Seineldín y reclamó que el Ejército ocupe el lugar
que él cree que le corresponde en la solución de los problemas
argentinos. Su hiperactivismo se explica por el avance de la causa por
la masacre de Margarita Belén, producida hace 25 años en
el Chaco, mientras Brinzoni era ministro de la intervención castrense
en la provincia. Esta semana el juez federal de Resistencia Carlos Skidelsky
se declaró competente para entender en la denuncia penal iniciada
por el Centro de Estudios Legales y Sociales. Menem no sólo invita
a las Fuerzas Armadas, los sindicatos y la Iglesia a sumarse a la denominada
concertación, en un desaforado regreso a la anacrónica concepción
corporativa. También ofrece su influencia para que el cardumen
de jueces adictos en el más alto tribunal revoque la nulidad de
las leyes de punto final y de obediencia debida declarada por una fiscal
federal deCórdoba, dos jueces de primera instancia de la Capital
y la Cámara Federal de la Capital. A Menem le tiene sin cuidado
que al cabo de un par de años, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos declare la incompatibilidad de una decisión semejante con
la Convención Americana que obliga a la Argentina, como ya hizo
este año con Perú, cuya amnistía declaró nula,
con fundamentos similares a los del juez Gabriel Cavallo. El aprecio de
Menem por la calidad institucional no es mayor que el que tiene por el
destino de los jueces que se prestaran a firmar el nuevo punto final y
cargar con el bochorno, nacional e internacional. Lo que no está
claro es por qué ellos deberían sacrificarse de ese modo.
La operación también sería santificada por el Episcopado
católico, donde todas las líneas internas prescinden de
sus diferencias cuando se trata de acudir con la cruz en rescate de la
espada. El cardenal Jorge Bergoglio analizó con el ex jefe de Montoneros
Fernando Vaca Narvaja cómo detener el avance de las investigaciones
judiciales. Su hermano Jorge Casaretto presionó a la madre de dos
detenidos desaparecidos para que omitiera la suerte desdichada que corrieron,
en la placa colocada con motivo de una donación al obispado de
San Isidro, que la familia efectuó con parte del dinero cobrado
como indemnización. Así como Domingo Cavallo contrabandeó
en el decreto de emergencia bancaria la licuación de deudas de
empresas amigas por cinco mil millones de dólares, los obispos
pretenden incluir en la mesa de consenso que promueven para recuperar
los valores morales la denominada reconciliación.
Ese objetivo solapado no podrá contar con la asistencia del delegado
de Naciones Unidas, Carmelo Angulo Barturen, quien en octubre acompañó
en todas sus audiencias a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos,
Mary Robinson, quien enfatizó que las leyes de impunidad contradecían
normas básicas del derecho internacional. Esta semana Human Rights
Watch difundió los resultados de una investigación realizada
en Buenos Aires. Las conspiraciones de silencio e impunidad corroen
la legitimidad de los gobiernos sucesores y la credibilidad de las instituciones
democráticas. Muchas medidas propuestas en nombre de la reconciliación
han ocultado una verdadera intención de encubrir los hechos con
un manto de olvido o de impunidad. El único antídoto eficaz
a largo plazo reside en los tribunales de justicia, sostiene.
Torneos bonaerenses
Aquellos que, a diferencia de Menem, no harán ningún esfuerzo
por evitar el desplome del gobierno, carecen de propuestas comunes para
lo que vendrá luego. Eduardo Duhalde afirma que no hay condiciones
sociales para convocar a una nueva elección presidencial, de modo
que el mandato de De la Rúa debería ser completado por un
funcionario designado por la Asamblea Legislativa, tal como plantea la
vigente ley de Acefalía 20.972, promulgada el 21 de julio de 1975.
Su texto establece que el Presidente Provisional del Senado (es decir
Puerta) deberá convocar a la Asamblea Legislativa, que a su vez
elegirá a quien completará el período. El proyecto
concebido por José López Rega en los días del rodrigazo,
establecía que serían elegibles los senadores, diputados
y ministros del Poder Ejecutivo, lo cual lo incluía. Pero Italo
Luder y Vicente Saadi frustraron su propósito al reemplazar ministro
por gobernador, es decir siempre funcionarios electivos. Duhalde afirma
que esta lectura de los hechos no encubre ambiciones personales, y para
completar el período de De la Rúa sugiere el nombre del
gobernador chaqueño y flamante presidente de la UCR, Angel Rozas,
que es uno de los principales interesados en esta salida. Tanto Rückauf
cuanto el gobernador de Córdoba José De la Sota se inclinan
por la convocatoria a elecciones porque entienden que de otro modo el
nuevo presidente carecería de la legitimidad y de la fuerza necesarias.
Pero mientras De la Sota prefiere convocarlas bajo el régimen de
la ley de lemas, en el que cada partido puede presentar varioscandidatos
y el más votado acumula los votos de todos, Rückauf propone
celebrar internas en todos los partidos 30 días después
de producida la acefalía y elecciones presidenciales dos meses
después. Para ello bastaría con volver a la ley 252, promulgada
por Bartolomé Mitre en setiembre de 1868. Establecía que
en caso de acefalía asumirían el Presidente Provisional
del Senado quien, a los 30 días de instalado en el cargo, tendría
que convocar a nuevas elecciones. El desinterés de Duhalde por
cualquier convocatoria electoral se fundamenta en una encuesta que prefiere
mantener en reserva. ¿Qué piensa de Menem? es una de las
preguntas. Un alto porcentaje respondió que era un ladrón.
Otra pregunta fue ¿Qué piensa de los colaboradores de Menem?
Unos bandidos, respondió el mismo porcentaje. Pero un número
mayor respondió que lo votaría como presidente. Este resultado
es congruente con el de la encuesta nacional de Julio Aurelio que Carlos
Corach difundió el viernes en el programa de Nelson Castro. Menem
aparece segundo en intención de voto, entre Rückauf y Elisa
Carrió.
Puertas
adentro
Por H. V.
¿Quién es el hombre
que podría concluir el mandato presidencial de Fernando De la Rúa
o encabezar la transición hasta que se designe o se elija al sucesor?
Ramón Puerta no era conocido fuera de Misiones. Sin embargo, su
entronización como virtual vicepresidente no fue una sorpresa para
quienes siguen con algún interés los asuntos internos del
justicialismo. Propietario de un importante molino yerbatero y de una
finca cuyas fotografías en la revista Caras hicieron exclamar a
un corresponsal estadounidense que era digna de Pablo Escobar, Puerta
ha sabido tejer relaciones políticas y económicas por encima
de alineamientos y enconos, que no son su especialidad.
En 1988 apoyó la candidatura presidencial de Antonio Cafiero, pero
luego se reacomodó sin dificultades con el menemismo. En 1989 una
denominada Brigada de Demolición lo intimó a
renunciar a su cargo de diputado nacional y dejar el país. Un servicio
del Ejército que había participado en los alzamientos de
Aldo Rico (Omar Andrés Hernández) colocó trece panes
de gelamón y dos de trotyl frente al domicilio de los padres de
Puerta, en Apóstoles. Hernández fue detenido mientras merodeaba
el molino de Puerta, en una camioneta en la que conducía un Fusil
Ametrallador Liviano, FAL. Un vocero del Ejército dijo que se trató
de un problema entre yerbateros o traficantes de armas. Puerta
replicó: Fue un atentado político. Junto con
Hernández había sido detenido Miguel Angel Glinka, sobrino
y chofer de Juan Esteban Glynca, un ex interventor en la Comisión
Reguladora de la Yerba Mate, que pocos meses después fue condenado
a cuatro años y medio de cárcel por tráfico de dólares
falsos.
Puerta fue elegido gobernador de Misiones en 1991. Ganó su reelección,
en 1995, por mínima diferencia en comicios en los que hubo graves
denuncias de fraude. Su antecesor, el caudillo tradicional Julio Humada,
que controlaba la legislatura y la justicia, lo amenazó con el
juicio político, por haber otorgado subsidios a Organizaciones
No Gubernamentales vinculadas con Organismos Sí Gubernamentales
y lo forzó a una negociación de espacios de poder. Puerta
privatizó los casinos y el banco provincial, que fue adquirido
por el Banco Macro, de Jorge Brito, entre cuyos directivos principales
estaba el jefe de gabinete Chrystian Colombo. El Banco Macro es la contracara
económica del Pacto de Olivos, que estasemana volvió a ser
evocado cuando De la Rúa recibió en la casa de gobierno
a Carlos Menem. La Comisión Investigadora sobre el Lavado de Dinero
consideró al menos, sospechoso el fulminante proceso
por el cual en un par de años el Macro pasó de sostenerse
mediante las ventas de cartera activa y los redescuentos otorgados por
el Banco Central a convertirse en un importante banco del norte
del país. La caída de depósitos lo había desahuciado,
pero con la compra de los bancos provinciales de Misiones, Salta y Jujuy
se recuperó rápidamente. Inmune a la grave crisis
de la economía regional, sus negocios y sus ganancias no han cesado
de crecer.
En 1996 los obispos de Posadas, Alfonso Delgado y de Puerto Iguazú
Joaquín Piña pasaron por encima de las diferencias entre
el Opus Dei y la Compañía de Jesús para denunciar
la situación provincial: La inseguridad jurídica es
el primer paso hacia la corrupción económica y la impunidad
que señaló el Papa, dijo Delgado, quien viste y habla
como un hombre de negocios. En Misiones la gente está en
el camino de Chiapas, dijo Piña. Juntos solicitaron al gobierno
nacional la intervención de la justicia de la provincia. Puerta
superó la crisis negociando con la UCR misionera, donde Enrique
Nosiglia y Mario Lozada tienen capacidad de decisión, un loteo
similar al que Menem y Raúl Alfonsín pactaron para la Corte
Suprema de Justicia de la Nación. Brito ha actuado en los últimos
meses como operador de Puerta, cuyo ascenso a la pole position en la sucesión
presidencial consiguió así la simpatía de algunos
fuertes bancos (HSBC, Galicia, Río y Citi, entre otros).
El 30 de setiembre de 1997 el gobierno de Puerta objetó ante la
Corte Suprema la constitucionalidad de tres decretos de necesidad y urgencia
por los que Menem había subsidiado a las empresas de Emir Yoma,
el íntimo amigo de Brito. El recurso argumentaba que la Constitución
impedía la modificación unilateral de la masa coparticipable
y su reglamentación por el Poder Ejecutivo, sin una ley convenio
concertada entre la Nación y las provincias. El tema no ha perdido
actualidad, sino todo lo contrario. No había pasado una semana
cuando Menem lo invitó a acompañarlo en su visita al Vaticano
y le dijo que él podría ser el candidato a sucederlo en
la presidencia. Esto bastó para que apenas tres meses después,
en enero de 1998, Puerta tuviera un papel fundamental en la reunión
de gobernadores que Menem convocó en Olivos para aislar a Eduardo
Duhalde y Néstor Kirchner, que hacían campaña pregonando
aversión al neoliberalismo. Puerta dijo esa noche que Menem había
hecho el mejor gobierno de la historia argentina y propuso que se quitara
a la provincia de Buenos Aires el Fondo del Conurbano, dado que el
hombre al que le di la plata ahora se quiere diferenciar del modelo.
Este alineamiento precipitó la ruptura de Puerta con Humada, quien
respaldaba a Duhalde. Puerta frustró la intención de Humada
de volver a la gobernación y lo derrotó apoyando al intendente
de Posadas, el actual gobernador Carlos Rovira. Menem hizo campaña
en Misiones por Rovira y por Puerta, que encabezó la lista de diputados
nacionales.
En enero de 2000, el senador liberal paraguayo Francisco de Vargas denunció
que el prófugo general golpista Lino Oviedo condenado por homicidio,
había pasado la Navidad en Misiones. Estuvo en la residencia
del ex gobernador misionero Ramón Puerta el 23 de diciembre a las
23 horas y 15 minutos exactamente, dijo. Agregó que esto
obedecía a los negocios que vinculan a Oviedo con Puerta
y la bendición del socio mayor de Oviedo en la Argentina, que es
Carlos Menem, con quien dijo que compartían el lavado de
dinero en Yacyretá. Según de Vargas, luego de desaparecer
de Buenos Aires Oviedo también habría recalado en otra finca
de Puerta, en Guarupá. Cuando este diario le preguntó qué
negocios unirían a Oviedo y Puerta, de Vargas dijo que son
socios en los negocios de frontera, o sea, el contrabando. El pragmatismo
de Puerta no tiene límite. Su candidaturaa la presidencia del Senado
no fue impulsada por Menem sino por su peor adversario en la interna justicialista,
Carlos Rückauf.
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