Por
Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén
El
líder palestino Yasser Arafat llamó anoche a poner fin a
los ataques suicidas de palestinos contra israelíes y buscó
retomar el contacto con el Estado judío y la comunidad internacional
desde sus acosados cuarteles generales de Ramalá. Reitero
el llamado al cese completo e inmediato de todas las acciones militares.
Renuevo el pedido de que se interrumpa cualquier actividad y, especialmente,
los atentados suicidas, señaló Arafat a la televisión
palestina en un discurso inusual. Y agregó: Castigaremos
a todos los autores intelectuales y materiales... y capturaremos a los
transgresores.
El discurso. preparado para coincidir con el festival musulmán
de Eid al-Fitr, fue la más clara desmarcación de Arafat
hasta la fecha respecto de los atentados con bomba y ataques armados contra
Israel. El mensaje se realizó al mismo tiempo que tanques israelíes
se asomaban sobre Ramalá, atrapando a Arafat en sus cuarteles generales
y sustentado la declaración israelí de la semana pasada
de que Arafat ya no es relevante. Pero Arafat también
le estaba hablando a Washington, que repetidamente lo culpó por
su flojera a la hora de castigar a los militantes extremistas que estropearon
la misión diplomática estadounidense para lograr un alto
el fuego. Estados Unidos llamó a consultas a su enviado a la región,
el general Anthony Zinni, y había rumores de que no volvería
después de Navidad.
Entendemos los cambios en el mundo, repitió Arafat
en referencia a los hechos del 11 de setiembre. Y reafirmó su apoyo
al deseo de Estados Unidos de alcanzar el cese del fuego que le permita
a Washington seguir su guerra contra Osama Bin Laden sin distracciones.
El discurso de Arafat, que se había filtrado previamente a algunos
funcionarios israelíes, fue un artificio inteligente: ofreció
las medidas enérgicas que reclama la comunidad internacional, mientras
culpaba a Israel de la violencia de los últimos 14 meses frente
a su propio pueblo. Arafat también trató de trasladar la
atención de la diplomacia internacional hacia la dureza del premier
israelí Ariel Sharon, llamando a reanudar las negociaciones. Sin
embargo, el impacto del mensaje de Arafat se debilitó frente al
hecho de que ninguno de sus llamados anteriores a terminar con los atentados
contra israelíes ha sido acompañado por esfuerzos en castigar
a los militantes suicidas. Debo ser un poco escéptico,
declaró a Radio Israel Raanan Gissin, un vocero de Sharon. Y siguió:
Quiero juzgar a Arafat por sus hechos y no por sus palabras. Necesita
convencer a quines han dejado de creerle en los últimos 14 meses,
es decir, al público israelí.
El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que Arafat habló
de palabras constructivas, pero lo más importantes es que sean
seguidas por acciones concretas, que son las que el presidente esperará
y observará. Arafat aislado internacionalmente por
los atentados del grupo extremista Hamas, que mató a 35 israelíes
en los últimos quince días anoche fue más lejos
que en sus anteriores condenas a la violencia: declaró que la prohibición
de los atentados era total. Esto significa que ningún golpe contra
los colonos judíos en Cisjordania y Gaza será visto como
un objetivo legítimo. También ordenó a los militantes
palestinos que no tomen represalias por el asesinato de sus líderes
ni por los bombardeos de F-16 que realiza Israel.
Sé lo que los israelíes están tramando: una
creciente agresión militar... usando estos ataques contra civiles
israelíes como pretexto, señaló Arafat. No
debemos darle a Sharon y a sus organismos militares ninguna excusa para
aumentar su agresión contra nuestra gente ni para permitirle calificar
nuestra legítima defensa como terrorista.
Traducción:
Verónica Gago
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