Por
John Hooper
y David Teather
Desde Tora Bora, Afganistán,
y Nueva York
La campaña norteamericana para matar o capturar a Osama bin Laden
y exterminar su organización parecía haber entrado en la
confusión anoche después de que señores de la guerra
afganos que estaban combatiendo a Al-Qaida en las montañas del
este de Afganistán anunciaran que estaban abandonando la cacería,
mientras Washington admitía que el terrorista de origen saudita
podría haber escapado a Pakistán. Altos combatientes afganos
a cargo de la campaña para forzar a las guerrillas de Al-Qaida
fuera de sus cavernas y hacia una muerte helada en las Montañas
Blancas atiborradas de nieve dijeron ayer que la tarea había terminado.
Este es el último día de Al-Qaida en Afganistán
declaró Mohammad Zaman, uno de los tres comandantes en Tora-Bora.
Hicimos el trabajo que era nuestro deber hacer: limpiar esta tierra de
Al-Qaida. Otro comandante, Hazerat Ali, afirmó: No
hay una caverna que no se encuentre bajo control de los mujaidines. Ali
describió cómo un último bolsón de resistencia
de seis hombres había sido expulsado de su escondite, con cinco
de los leales a Bin Laden muertos y un sexto capturado. El detenido, según
dijo el señor de la guerra, está entre 25 guerrilleros que
están bajo su poder. Los comandantes afirmaron que Al-Qaida había
sufrido 200 muertes ayer.
El tono de euforia de los comandantes afganos brillaba por su ausencia
en Washington, sin embargo, donde la aparente victoria militar sobre AlQaida
suscitó inmediatamente dudas sobre la capacidad de Estados Unidos
para capturar a su enemigo público número uno. Interrogada
ayer sobre si Bin Laden podría haber huido a Pakistán, Condoleezza
Rice, la asesora de Seguridad Nacional, declaró: Todo es
posible. Funcionarios del Pentágono también se retractaron
de afirmaciones previas de que Estados Unidos había detectado a
Bin Laden en las montañas de Tora Bora interceptando sus llamadas
por radio. Ayer, funcionarios norteamericanos dijeron que estaban tratando
de establecer si las llamadas podrían haber sido hechas desde fuera
de Afganistán. Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense,
que pasó el día con las tropas norteamericanas en el aeródromo
de Bagram en el norte de Kabul, dijo que hasta 2000 combatientes de Al-Qaida
estaban fugándose, tratando de escapar dentro de las colinas
y otros lugares. Tanto combatientes afganos como fuerzas especiales norteamericanas
estaban buscándolos, agregó. El secretario de Estado Colin
Powell sumó al ambiente de confusión en torno al principal
objetivo de la guerra norteamericana en Afganistán, diciendo simplemente:
No sabemos dónde está (Bin Laden). No tenemos ninguna
razón para suponer que ha sido muerto o capturado. La aparente
expulsión de Al Qaida, y la elusividad de su líder, presenta
al presidente George Bush con una difícil opción entre el
despliegue de tropas norteamericanas en el terreno en cantidades inéditas
con los consecuentes riesgos de bajas y aceptar que por el
momento Bin Laden ha escapado a sus garras.
Abdul Zahir, tercero de los señores de la guerra a cargo de la
campaña de Tora Bora, parecía menos confiado que sus pares
en que se haya ganado la guerra contra la última plaza fuerte de
Bin Laden. Seguimos combatiendo dijo. De ahora en adelante,
no habrá más negociaciones hasta que todo haya terminado.
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