Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


CONFUSO “DESENLACE” EN LAS MONTAÑAS DE TORA BORA
¿Quién dijo que todo terminó?

Dos de los tres comandantes mujaidines en Tora Bora dieron por terminada la campaña contra Al-Qaida, pero Osama bin Laden sigue sin aparecer y habría 2000 combatientes árabes en fuga.

Por John Hooper
y David Teather
Desde Tora Bora, Afganistán,
y Nueva York

La campaña norteamericana para matar o capturar a Osama bin Laden y exterminar su organización parecía haber entrado en la confusión anoche después de que señores de la guerra afganos que estaban combatiendo a Al-Qaida en las montañas del este de Afganistán anunciaran que estaban abandonando la cacería, mientras Washington admitía que el terrorista de origen saudita podría haber escapado a Pakistán. Altos combatientes afganos a cargo de la campaña para forzar a las guerrillas de Al-Qaida fuera de sus cavernas y hacia una muerte helada en las Montañas Blancas atiborradas de nieve dijeron ayer que la tarea había terminado. “Este es el último día de Al-Qaida en Afganistán –declaró Mohammad Zaman, uno de los tres comandantes en Tora-Bora–. Hicimos el trabajo que era nuestro deber hacer: limpiar esta tierra de Al-Qaida”. Otro comandante, Hazerat Ali, afirmó: “No hay una caverna que no se encuentre bajo control de los mujaidines. Ali describió cómo un último bolsón de resistencia de seis hombres había sido expulsado de su escondite, con cinco de los leales a Bin Laden muertos y un sexto capturado. El detenido, según dijo el señor de la guerra, está entre 25 guerrilleros que están bajo su poder. Los comandantes afirmaron que Al-Qaida había sufrido 200 muertes ayer.
El tono de euforia de los comandantes afganos brillaba por su ausencia en Washington, sin embargo, donde la aparente victoria militar sobre AlQaida suscitó inmediatamente dudas sobre la capacidad de Estados Unidos para capturar a su enemigo público número uno. Interrogada ayer sobre si Bin Laden podría haber huido a Pakistán, Condoleezza Rice, la asesora de Seguridad Nacional, declaró: “Todo es posible”. Funcionarios del Pentágono también se retractaron de afirmaciones previas de que Estados Unidos había detectado a Bin Laden en las montañas de Tora Bora interceptando sus llamadas por radio. Ayer, funcionarios norteamericanos dijeron que estaban tratando de establecer si las llamadas podrían haber sido hechas desde fuera de Afganistán. Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense, que pasó el día con las tropas norteamericanas en el aeródromo de Bagram en el norte de Kabul, dijo que hasta 2000 combatientes de Al-Qaida estaban fugándose, “tratando de escapar dentro de las colinas y otros lugares. Tanto combatientes afganos como fuerzas especiales norteamericanas estaban buscándolos, agregó. El secretario de Estado Colin Powell sumó al ambiente de confusión en torno al principal objetivo de la guerra norteamericana en Afganistán, diciendo simplemente: “No sabemos dónde está (Bin Laden). No tenemos ninguna razón para suponer que ha sido muerto o capturado”. La aparente expulsión de Al Qaida, y la elusividad de su líder, presenta al presidente George Bush con una difícil opción entre el despliegue de tropas norteamericanas en el terreno en cantidades inéditas –con los consecuentes riesgos de bajas– y aceptar que por el momento Bin Laden ha escapado a sus garras.
Abdul Zahir, tercero de los señores de la guerra a cargo de la campaña de Tora Bora, parecía menos confiado que sus pares en que se haya ganado la guerra contra la última plaza fuerte de Bin Laden. “Seguimos combatiendo –dijo–. De ahora en adelante, no habrá más negociaciones hasta que todo haya terminado”.

 

 

PRINCIPAL