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Mientras todos miran a los bancos, la industria se cae paso a paso

El indicador de producción industrial retrocedió en noviembre el 11,6 por ciento. Cierres de empresas, suspensiones de personal y un nivel bruto de actividad que es inferior al de 8 años atrás.

La caída de la actividad industrial entró en un período de aceleración. El Estimador Mensual Industrial (EMI) que elabora el Indec mostró una baja bruta del 11,1 en la comparación interanual y alcanzó el 11,6 en términos desestacionalizados. Es el tercer mes consecutivo con caída bruta de dos dígitos. Continuaron las suspensiones de personal, los cierres de empresas y los problemas en las cadenas de pago. Pero todavía no llegó lo peor. Se estima que en diciembre la baja podría llegar al 15 por ciento.
La recesión que ya lleva 42 meses impacta de lleno en la actividad de la industria. Y cada vez es mayor la vinculación entre la producción manufacturera y el comportamiento del consumo interno. Noviembre no cayó sólo en la comparación con igual mes del año anterior, sino también contra octubre, un 5,6 por ciento en términos brutos y un 2 por ciento si se desestacionaliza la cifra. De esta manera, en los 11 primeros del año, el producto industrial exhibió una baja del 5 por ciento. Pero el dato más relevante es la aceleración de la caída que se produce desde agosto.
La retracción prácticamente no reconoció diferencias entre los rubros vinculados al consumo masivo de aquellos más ligados al consumo suntuario. Alimentos y Bebidas, uno de los items con demanda más inelástica a la caída de ingresos, cayó el 5,8 por ciento en noviembre contra octubre y 4,1 en términos interanuales. En tanto, los productos farmacéuticos cayeron el 13,2 y el 5,7 respectivamente.
Por razones diferentes, se observo una fortísima baja en la industria automotriz, que cayó contra octubre el 43 por ciento (27,5 interanual). En ese resultado incidió la retracción motivada en la incertidumbre de los sectores de altos ingresos con respecto a la evolución inmediata de la economía. En tanto que las metalmecánica, excluida la industria automotriz, se retrajo en el mes el 28,1 por ciento (17,9 interanual).
Otros rubros mostraron también impactos significativos. Los textiles cayeron el 36,7 por ciento en el mes, y el 18,2 contra noviembre de 2000. El bloque de manufacturas ligadas a la actividad de la construcción -principalmente cemento y vidrio– se desplomó el 21,6 por ciento contra octubre y el 11,8 en la comparación interanual. La industria metalúrgica también mostró una impresionante caída mensual del 18,5 por ciento –sólo la producción de acero se retrajo en 22,2 por ciento– y del 5,4 por ciento interanual. Incluso la Refinación de petróleo, que no cae en la comparación interanual (+ 0,1 por ciento), descendió con respecto a octubre el 11 por ciento, lo que sumado a los datos anteriores, representa la aceleración del proceso recesivo.
La magnitud de la caída de los rubros vinculados al consumo interno contrasta con la estabilidad mostrada por los vinculados a las exportaciones o subordinados a la producción de escala y procesos continuos. En este último caso se encuentra la producción de aluminio primario (+1,5 por ciento durante noviembre), materias primas plásticas (+42,3 por ciento). En cuanto a los rubros que mostraron un buen desempeño por sus compromisos de exportaciones se destacaron Detergentes, jabones y productos personales (+17,7 contra octubre y 10,8 interanual) y papel y cartón (+0,9 y + 0,4 respectivamente).
La estrepitosa caída promedio de la industria dejó al EMI en 98,3 puntos en noviembre. Cabe recordar que el estimador medido por el Indec tiene base 100 en 1993, lo que significa que el número actual es menor al de hace 8 años. Anteriormente alcanzó picos de baja como consecuencia de la crisis mexicana, 93 puntos en abril de 1995 y 90 en enero del 1996. Los 98,3 puntos del mes pasado reflejan el peor mes de noviembre desde que se construye el indicador. Pero las expectativas señalan que el mes de diciembre arrojará, todavía, resultados más alarmantes. A las condiciones prevalecientes para la retracción del consumo –por baja de ingresos e incertidumbre– se suma ahora las restricciones para la disponibilidad de fondos bancarios.

 

 

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