Por
Matthew Engel
Desde Washington
Los dos ministros más importantes del gabinete norteamericano emitieron
ayer mensajes contradictorios acerca del tiempo que resta para finalizar
la guerra en Afganistán. En medio de señales confusas, la
única certeza fue que casi había concluido el bombardeo
sobre la región de Tora Bora mientras las milicias afganas buscaban
cuevas para limpiar la zona de las fuerzas de Al-Qaida y talibanas
que aún quedan. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se negó
a apoyar un comentario del secretario de Estado, Colin Powell, respecto
de que Al-Qaida había sido destruida en Afganistán,
y de que el país ya no era más un refugio para terroristas.
En conversación con la prensa en su viaje de Afganistán
a Bruselas, donde se encontraría con funcionarios de la OTAN, dijo:
La realidad es que, como bien sabe el secretario Powell, aún
hay un número de combatientes de AlQaida sueltos en el país.
Es por eso que estamos ahí, es por eso que los estamos persiguiendo
y que los estamos bombardeando.
A pesar de que Rumsfeld advirtió que los periodistas no deberían
yuxtaponer dos citas para resaltar las diferencias con su amigo,
fue evidente el énfasis que puso cada uno. Todavía
hay un montón de talibanes en el país, agregó,
y va a llevar tiempo, energía y esfuerzo, y va a haber gente
asesinada en el proceso de buscarlos y capturarlos o hasta que logremos
que se rindan. En Tora Bora, los líderes de la Alianza del
Este (el conjunto de comandantes mujaidines que combaten en la región)
parecen compartir la postura de Powell. Este es el último
día de Al-Qaida en Afganistán dijo el señor
de la guerra Hazrat Ali a la televisión norteamericana. Los
felicito. Ali dijo que él mismo había recolectado
pertenencias y libros que habían quedado en la cueva personal de
Bin Laden.
Todos los funcionarios norteamericanos continuaron diciendo que desconocían
el paradero de Bin Laden, a pesar de que un vocero dijo estar seguro de
que el saudita estaba en el área de Tora Bora al menos hasta hace
dos días. Somos bastante buenos para describir donde ha estado,
dijo el vocero, contraalmirante John Stufflebeem. Es muy difícil
saber con exactitud dónde se encuentra y, por supuesto, imposible
predecir a donde va a estar. Stufflebeem confirmó que el
bombardeo de las cuevas de Tora Bora había cesado para permitir
a las fuerzas afganas llevar adelante la búsqueda, con la ayuda
de las fuerzas especiales norteamericanas. Stufflebeem dijo que estaban
intentando localizar a cualquier miliciano que huya. Es como buscar
pulgas en un perro. Si se busca una y se focaliza en ella, uno no sabe
cuantas más se están escapando. Se cree que cientos
de fuerzas especiales están en el área, formando el escalón
más bajo de una operación de cuatro niveles, con aviones
espías sin piloto, aviones de ataque de alta altitud y satélites
que señalan lo que queda de las fuerzas talibanas. Sin embargo,
periodistas en la zona dijeron haber visto ayer bombardeos bastantes suaves,
todo en el complejo de cuevas del lado de Pakistán. En torno a
Tora Bora, los ataques aéreos de ayer fueron menos intensos que
en las semanas previas, pero las bombas continuaban en explotando en la
profundidad del bosque sobre las montañas nevadas hacia donde se
cree que escaparon las milicias de Al Qaida. La Alianza del Este dijo
que bombas norteamericanas mal dirigidas mataron a tres milicianos por
la noche, repitiendo que Estados Unidos no estaba teniendo demasiado cuidado
en evitar golpear a sus propios aliados. Mientras tanto, el Pentágono
dijo que John Walker, el talibán norteamericano, y otros cuatro
no afganos capturados, estaban siendo retenidos en un buque de guerra
a la espera de una decisión acerca de su futuro.
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De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.
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